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¿Cómo hacer para que el financiamiento al sector privado sea más abundante?

¿Cómo hacer para que el financiamiento al sector privado sea más abundante y accesible? Es el desafío a enfrentar en los próximos años si se pretende que la economía argentina tenga un desarrollo sustentable.

Hoy el sector privado obtiene un 13% del Producto Bruto Interno (PBI) en financiación. El consenso habla de mejorar el marco institucional, ocuparse del nivel de inflación, tomar medidas para reducir el riesgo país y para canalizar el ahorro privado en el sistema financiero.

Estos son los pasos a tomar según indicó el presidente de la Asociación de Bancos Argentinos (ABA), Mario Vicens, en el seminario organizado por el Centro para la Estabilidad Financiera (CEF) sobre el financiamiento al sector privado en Argentina en la post crisis financiera.

El economista Daniel Marx, socio de Quantum Finanzas y ex secretario de Finanzas de la Nación, agregó la posibilidad de prestar fondos en dólares a la cadena de valor agregado del sector internacional.

Y el consultor económico Luis Secco enfatizó la necesidad de un marco institucional razonable y de una unidad de cuenta para poder firmar contratos en forma confiable.

Secco descontó las condiciones macroeconómicas necesarias para lograr la profundidad del sistema financiero: estabilidad nominal del tipo de cambio, solvencia fiscal, un buen sector externo y una buena regulación del sector financiero.

Y explicó que la posibilidad de tener un sistema financiero profundo, eficiente y confiable “está fuertemente condicionado por la capacidad de crear un marco institucional razonable que proteja el ahorro y los derechos de propiedad”.

Pero además, Secco dijo que el sistema no cuenta con “una unidad de cuenta confiable”. Calificó de fundamental contar con ella por cuanto hoy “no se puede firmar contratos en forma segura”. Explicó que la Justicia no avala los acuerdos en dólares y ante la existencia de inflación no se cuenta con un índice contra el cual indexar.

Después de haber crecido por cinco años, Vicens explicó que el crecimiento del crédito se desaceleró por el impacto de la crisis internacional en el país y por el rol de los factores internos, tales como las altas expectativas de inflación; la alta tasa de remuneración del ahorro, que proviene de la alta tasa de riesgo país, y el debilitamiento del nivel de la actividad económica, que desincentivó la demanda de crédito.

A pesar de todas estas condiciones, el banquero señaló que no hubo un “colapso del crédito” y esto abre la “posibilidad de comenzar un nuevo período donde las crisis económicas no sean potenciadas por crisis bancarias”. Secco había mostrado que en la historia del país, tres de cuatro crisis económicas estuvieron asociadas a crisis bancarias.

Obstáculos y desafíos
En tanto, Vicens dijo que “por la actitud con que se ha comportado el sistema financiero, puede dar lugar a un nuevo ciclo de crecimiento rápido [del crédito] con el marco institucional vigente”.

Según mostró el presidente de ABA, las entidades “no han actuado como expansores sino como contenedores de la crisis”. Se basó en que no cayó la participación del crédito al sector privado sobre el activo de las entidades durante esta crisis y en que los bancos muestran una situación de liquidez y solvencia que les permitió mantener un ritmo de desaceleración del crecimiento del crédito a pesar de la volatilidad de los depósitos.

Además, resaltó que con los niveles de capitalización se pudo absorber el aumento de la morosidad, lo que actuó a favor de la estabilidad del sistema. Y las medidas preventivas que tomó el Banco Central.

Vicens advirtió, sin embargo, sobre los problemas de costos, que permanecen por encima de los registrados antes de la crisis, y sobre las tasas activas, que se redujeron pero han quedado por arriba de los períodos precrisis y no estimulan el crédito.

Ambos problemas se “sintetizan en la prima de riesgo país, superior a la de Brasil, Perú o Chile”, resumió Vicens, hoy en torno a los 800 puntos básicos. Y agregó que al nivel de tasa se le suma la inflación y la carga tributaria que soporta el sector financiero.

En ese sentido, Marx mostró el fuerte spread entre la tasa pasiva y activa. La tasa promedio que pagaban los bancos por los depósitos en 2008 era del 5%, en tanto, la que cobraban por los créditos era del 17,9 por ciento.

Un mercado de capitales más desarrollado permitiría a los bancos complementar sus inversiones y extender los plazos de los préstamos. Si no, “es difícil salir de la financiación de corto plazo”, dijo Vicens.

Y los expertos coincidieron en la necesidad de medidas que canalicen el ahorro privado en el mercado financiero, hoy dirigido a activos en dólares.

Respecto del fuerte stock de depósitos a plazo fijo en dólares que están acumulando las entidades, Marx sugirió la posibilidad de que se pueda flexibilizar la norma que impide que los bancos puedan prestar fondos en moneda dura para incluir además del importador y exportador también a la cadena de valor agregado a ellos.

Factores a favor
Vicens dijo que los bajos niveles de endeudamiento de las familias y empresas cuentan a favor para incrementar la demanda y oferta de crédito.

La oportunidad de profundizar el crédito se abre de la mano del nuevo contexto internacional, donde, según dijo Vicens, los precios de los commodities están creciendo, los países emergentes son revalorizados por los inversores en el mundo y donde los países vecinos han “demostrado que si se hacen cosas de forma ordenada y sostenida se puede crear empleo y reducir la exclusión en el corto plazo”.

En la salida de la crisis internacional, el economista Guillermo Calvo había dicho en una exposición anterior que las economías emergentes tienen la posibilidad de crecer de la mano del alza del precio de los commodities. Pero a su vez sugirió que “no habría que luchar” contra la inflación que sufran gracias a ello porque se trata “de un alza de los precios relativos y no de verdadera inflación”.

Dado que se trata de inflación importada, el profesor de la Universidad de Columbia recomendó no aplicar una política monetaria contractiva y, por el contrario, dijo que “es hora de usar una política fiscal contractiva”. También se aplica a Argentina, dijo a iProfesional.com.