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Crece el interés de empresas por tomar deudas en dólares

La combinación entre un tipo de cambio “cuasi fijo” (en un año y medio el tipo vendedor mayorista nunca bajó de $ 3,03 ni subió de $ 3,10) y una inflación que no se desacelera -favoreciendo por esta vía la apreciación del peso- con un diferencial de tasas favorable parece estar convenciendo a los empresarios de buscar financiamiento en dólares, aun cuando su facturación no esté vinculada con esa moneda.

Según la encuesta entre empresas sobre “financiación para el crecimiento”, que desde hace unos años repite la consultora Ernst & Young (E&Y) -junto con el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF)-, cada vez más compañías evalúan la posibilidad de endeudarse en dólares.

“En 2006 un 37% de los consultados mostraba interés por captar fondos en dólares, pero este año vimos que la proporción creció al 49%, con una porción aceptando incluso la posibilidad de hacerlo a una tasa de interés variable”, explicó Ernesto San Gil, socio director de E&Y Argentina, al presentar el estudio.

En los bancos detectan la misma actitud que midió el relevamiento. “En el primer cuatrimestre del año nuestra cartera de créditos de operaciones superiores a 30 días de plazo creció 15,47% en dólares y disminuyó 2,81% en pesos. Esto indica la creciente preferencia de los dólares”, admitieron en el BBVA-Banco Francés, donde adjudican la reacción de los tomadores de crédito a “la perspectiva de un dólar estable a mediano plazo con respecto al peso, que no justifica asumir la diferencia de tasa que existe en el financiamiento entre ambas monedas”, explicaron ante una consulta de LA NACION.

El cálculo es que, con un dólar estabilizado, la posterior cancelación de los créditos terminará demandando un menor esfuerzo en pesos, porque la moneda local seguirá recuperando terreno frente a la divisa, básicamente de la mano de la inflación.

Para el economista Nadin Argañaraz, director del instituto de investigaciones económicas de la Fundación Mediterránea, esta conducta de los empresarios “tiene que ver con la expectativa de un tipo de cambio nominal aumentando menos o, en el peor de los casos, lo mismo que la inflación” y una búsqueda de ganancia extra lógica, especialmente para los que tienen buena parte de su facturación en dólares.

“Si vendo en dólares y puedo endeudarme en esa moneda a menor tasa que en pesos, no lo dudaría. Pero si facturo mucho en pesos tengo que estar atento al riesgo de descalce, más allá de las expectativas que tenga”, recomendó.

Al presentar los resultados de la encuesta, San Gil relacionó el fenómeno con “la ventana de oportunidad que las empresas detectaron en el mercado de créditos del exterior para proyectos de repago más largo” y la necesidad que las compañías muestran de obtener recursos que les permitan ampliar su capacidad instalada, en su intención de seguirle el ritmo a la demanda. Un 51 por ciento reconoce que necesita fondos con ese fin e igual proporción admite que busca conseguir más de 50 millones de pesos para concretarlo. Y el alto uso de la capacidad instalada es, en la mayoría de los casos, el factor que obliga a esas empresas a invertir en la expansión de sus posibilidades de producción.

La muestra recabó opiniones de representantes de compañías que, en conjunto, facturan aproximadamente 100.000 millones de pesos anuales. “El 36% de las firmas consultadas son de origen europeo; el 33% son argentinas; el 18%, norteamericanas; el 9%, latinoamericanas, y el 4%, de otros orígenes. Comprenden todas las áreas de la actividad económica (energía, retail y consumo masivo, agrobusiness, manufacturas y productos industriales, tecnología, comunicaciones y entretenimiento, servicios financieros, construcción e inmobiliaria), y el 43% de ellas emplea a más de 1000 trabajadores”, aclaró E&Y.

Preferencia en expansión
La preferencia por los dólares se activó entre empresas que tuvieron la posibilidad de volver a endeudarse en el exterior y, por estar ligadas a la exportación o a cadenas de valor relacionadas con el mercado externo, no asumen como riesgo el descalce de monedas. Después de todo, gran parte de su operatoria está dolarizada. Sin embargo, según coinciden en el mercado, se extendió progresivamente al resto de las compañías, aun aquellas para las que las exportaciones representan una parte marginal de su actividad.

“De tener la posibilidad, toman en bancos locales líneas para prefinanciar la mayor proporción posible de sus ventas al exterior, sólo a los efectos de liberar el resto de la caja de la empresa para financiar el resto de sus actividades. Sus ejecutivos de finanzas saben muy bien que a esa líneas acceden a un costo del 6% anual o menos, mientras que por cualquiera de las otras suelen pagarse del 13 al 15% anual en adelante”, confiaron en otro banco extranjero líder.

Según datos del Banco Central, los préstamos al sector privado en dólares aumentan a un ritmo del 40% anual (llegan a US$ 4230 millones), más aceleradamente que el del stock de financiaciones contra documentos (38%), los adelantos mediante cuenta bancaria (37%) o los préstamos contra una garantía hipotecaria (27%), pese a que parte de esas variaciones en los libramientos en pesos están “contaminadas” por el empuje de la inflación.

La encuesta dejó otra llamativa pero razonable comprobación: los empresarios estiman que el financiamiento menos apetecible es en pesos y a tasa variable (sólo 11% lo admite como opción), algo lógico cuando se observa que el crédito que más buscan tiene un horizonte de repago superior a los 3 años (60%) y la sostenibilidad del crecimiento económico no logra dejar atrás la zona de dudas.