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El mercado cree que el dólar crecerá menos y mientras apuesta a los plazos fijos

Con mucho dinero para prestar, tasas de interés en baja y crédito estancado, la dinámica del sistema bancario argentino se asimila bastante a lo que ocurre en el resto del mundo.

Según el último informe del Banco Ciudad, “los bancos centrales de países desarrollados y muchos de países emergentes están inyectando fuertes dosis de liquidez y empujando a reducciones agresivas en sus objetivos de tasas de interés para intentar amortiguar la desaceleración de la demanda y el crédito”.

Todo ello, en un contexto en que los riesgos inflacionarios han pasado a un segundo plano. Así, los bancos centrales han conseguido que las tasas de interés que se pagan por los depósitos se mantengan significativamente bajas pero –por el aumento de la percepción de riesgo crediticio- no han logrado reducir sustancialmente las tasas que se cobran por los préstamos, ni recuperar el crecimiento del crédito.

Con algunos matices, esta es una buena síntesis del escenario monetario-bancario en Argentina. La estrategia del Banco Central de la República Argentina (BCRA) es menos lineal que en el resto del mundo pero apunta en la misma dirección.

A diferencia de sus colegas, el BCRA no ha impulsado un recorte explícito en las tasas de interés de referencia (básicamente, las tasas de pases activos y pasivos) pero ha impulsado una batería de medidas para ampliar la liquidez del sistema y empujarlas hacia abajo.

Depósitos
La baja de tasas, en muchas economías emergentes, fue acompañada por una combinación de:

* depreciación de sus monedas (en contextos de menor inflación)

* utilización de las reservas para evitar saltos excesivos del tipo de cambio

En la Argentina, el ajuste cambiario ocurrió pero fue necesariamente menor para no darle impulso a una inflación todavía elevada. Esto obligó a centrar la estrategia oficial en “cuidar la moneda”, aplicando mayores controles a la salida de capitales para así no erosionar excesivamente las reservas.

Tras el shock de desconfianza, generado por la estatización de los fondos de las AFJP y la consecuente salida de depósitos, el sistema logró estabilizarse y por primera vez desde octubre pasado se verificó una recuperación de los depósitos a plazo.

A lo largo de enero, confirma el informe de la entidad bancaria porteña, se observó (punta a punta contra diciembre de 2008) un incremento superior a los $ 2.000 millones en los depósitos del sector privado, que implicó una suba del 1,2% mes contra mes.

Por su parte y según un informe del IAE, “el mayor crecimiento correspondió a las cajas de ahorro, en buena medida por el incremento de las cuentas sueldo ante el pago de aguinaldos y vacaciones”.

Se destaca además la recuperación de los depósitos a plazo, que vienen mostrando una tendencia alcista, con una suba promedio de 3,4% mensual en enero.

De acuerdo al Centro de Economía y Finanzas para el desarrollo de la Argentina (Cefidiar), los depósitos a plazo en dólares del sector privado se incrementaron un 2% en el primer mes, por lo que en el último año, crecieron u$s1.470 millones, ganando así mayor participación sobre el total de los depósitos.

El reporte del IAE, y que lleva la firma de Martín López Amorós, confirma las cifras pero resalta el hecho que buena parte de las “variaciones respondieron principalmente a las habituales operaciones de la Nación y sus organismos descentralizados”.

Abundante liquidez
En particular, agrega el informe, “se registró una recomposición de los saldos de balance de los depósitos del sector privado, en línea con las medidas instrumentadas por el BCRA para reestablecer el equilibrio en el mercado monetario”.

Con depósitos en ascenso y crédito estancado mejoró sustancialmente el índice de liquidez del sistema: a fines de enero alcanzó un 30%, subiendo desde 28% a fines de 2008 y 24% en enero de ese año. (dicho índice viene definido como el efectivo en bancos, las cuentas corrientes de los bancos en el BCRA y los pases pasivos con el BCRA en porcentaje de los depósitos).

Dólar y plazo fijo
La abundante liquidez y cierta descompresión de las expectativas devaluatorias ayudan a explicar una baja significativa en las tasas de interés.

Un aspecto clave, del que diera cuenta iProfesional.com, está vinculado al derrumbe en el volumen de compras en el mercado cambiario y a la menor demanda de divisas por parte de los grandes jugadores que intentan, de este modo, salir de la lupa oficial y no ser detectados por los mayores controles. Esa menor demanda también ayudó a descomprimir tales expectativas devaluatorias.

De acuerdo con los futuros del peso, mientras que a principios de enero el mercado esperaba para los próximos 6 meses un tipo de cambio en $4,40 por dólar, para igual plazo en la actualidad se prevé un nivel de 3,95 pesos.

Esto permite explicar la recuperación de los depósitos en pesos y la convalidación de menores tasas de interés por parte del público.

* La tasa Badlar (aquella que paga las entidades para plazos fijos mayores a un millón de pesos) cayó aproximadamente 7 puntos porcentuales durante enero, y bajó de 19% a 12.5 por ciento.

* La tasa Prime a 30 días (aquella que pagan las entidades a empresas de primera línea) bajó 5 puntos porcentuales, y así pasó de 28 a 23 por ciento.

* En enero, la tasa de interés promedio que abonaron las entidades financieras para los plazos fijos de 30 a 44 días fue del 14,3% (implicó una reducción de más de dos puntos porcentuales, frente al promedio de diciembre). Aunque en este contexto, existe una marcada dispersión entre las entidades. El relevamiento efecvtuado por Notibancos.com es ilustrativo al respecto:

Crédito estancado
El volúmen de crédito permanece estancado por factores de oferta (bancos más cautelosos a la hora de prestar) y de demanda (menor apetito por endeudarse de empresas y particulares).

Al finalizar enero, explica el informe firmado por Luciano Laspina, el stock de préstamos al sector privado alcanzó un promedio de $129.464 millones, prácticamente el mismo nivel de diciembre pasado ($129.681 millones).

Este freno abrupto implicó una baja en el crecimiento del crédito desde el 40% anual en 2007 (3% mensual en promedio), al 23% anual en 2008 (1.7% mensual) y 19% anual en enero de 2009.

Entre las razones de una oferta menos generosa de crédito se encuentra una mayor preferencia por la liquidez en los bancos, en respuesta a un escenario más incierto en lo financiero y de mayores riesgos crediticios por las perspectivas de desaceleración económica.

Según López Amorós, “la pérdida de dinamismo de los préstamos es el reflejo de una actividad económica menos pujante y el temor de los consumidores a endeudarse, pero también puede ser parte de un comportamiento más cuidadoso por parte de los bancos ante la difícil coyuntura”.

El Cefidiar por su parte, agrega que “la menor colocación de fondos corresponde con una desaceleración en la tasa de crecimiento del nivel de actividad industrial. En diciembre de 2008, el índice industrial registró un crecimiento del 2,3% en relación a igual mes del año anterior”, lo cual implica una sustancial reducción frente a la suba de los meses precedentes.

Por el lado de la demanda, el menor nivel de actividad redujo la demanda de capital de trabajo y fondos para inversión en las empresas y, en el caso de las familias, las perspectivas más inciertas para los salarios y el empleo y un mercado inmobiliario más frío lograron moderar la demanda de crédito.

Hipotecarios y prendarios, en caída libre
Todas las líneas de préstamos (a individuos y empresas) registran una desaceleración marcada. En el caso de hipotecarios y personales, desde mayo de 2008 las tasas de crecimiento no dejan de deteriorarse.

Para hipotecarios el deterioro es más suave a lo largo del tiempo (caída del 1.8% al 0.8% mensual). El frenazo es más abrupto para los préstamos personales: mientras en enero de 2008 crecían a un ritmo del 3.4% mensual, en enero de 2009 cayeron un 0.2% frente a los niveles de diciembre.

Esta desaceleración, según Guillermo Wierzba, refleja un comportamiento de menores tasas de expansión del segmento de consumo minorista, pero con signo positivo, donde se destacan las ventas de Supermercados. “Las mismas registraron una variación negativa en diciembre de 2008 del 3,1% respecto a noviembre, pero positiva en 12,9% respecto al mismo mes del 2007”.

Los préstamos a empresas no son una excepción. Los adelantos en cuenta corriente, que en enero de 2008 crecían al 4.6% mensual se ubican actualmente en tasas de crecimiento del 1.3 por ciento. También esto está asociado al mayor costo y a las mayores restricciones impuestas por las entidades.

En el caso de Documentos, se pasó de un crecimiento de 1.7% en enero de 2008 a una contracción de 2.3% en lo que va de 2009.

Perspectivas
Como se ve, el equilibrio del mercado monetario-bancario presenta luces y sombras.

* La buena noticia es que los depósitos se estabilizaron y las tasas de interés bajaron.

* La mala noticia es que la baja de tasas es un reflejo del freno abrupto en el crecimiento del crédito, tanto por razones de oferta como de demanda.

En el frente cambiario, los últimos dos meses se caracterizaron por una fuerte liquidación de exportaciones en un marco de mayores controles de facto a la salida de capitales. Esto permitió aumentar la oferta neta de dólares, recuperar parte de las reservas internacionales (aumentaron USD 2.000 millones desde el piso de octubre) y oxigenar la liquidez sistémica.

Pero 2009 se presenta como un año en que la oferta de divisas será menos abundante (por la caída proyectada de las exportaciones) y la capacidad de sostener controles cambiarios efectivos es dudosa en este año electoral. Esto le resta certidumbre y estabilidad al actual equilibrio dólar-tasas y podría depositar la carga del ajuste externo en las importaciones.

“Los equilibrios en los mercados monetario y cambiario se han repuesto, pero a costa de un fuerte ajuste en el nivel de actividad. Por el lado monetario, las tasas bajaron gracias a la paralización del crédito, con fuertes impactos en el consumo y la inversión”, agrega el informe del Ciudad.

Por el lado cambiario, la caída de las importaciones en los últimos meses junto a los mayores controles a la salida de capitales achicaron la demanda de dólares (respecto a los picos de octubre) y son un espejo de la desconfianza inversora que todavía prevalece y la contracción de la demanda que la mayoría de los indicadores confirman.