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El sector automotriz chocó de frente con la crisis y sus daños son peores a los de los bancos

El sector automotor vive en la actualidad una de sus horas más dramáticas, pues algunos de los más emblemáticos gigantes industriales corren peligro de desaparecer.

La desaceleración económica global, la caída de la confianza de los consumidores y el cierre del mercado de crédito son algunas de las causas que explican el sombrío panorama que hunde a las compañías automovilísticas.

“La sangría se ha extendido por completo”. Esta es la frase empleada por un director de General Motors (GM) de los EE.UU. al conocer los últimos datos de ventas y que describe, de forma breve, la actual situación que vive el sector.

El reflejo en la bolsa
En lo que va de año, el 73% de las principales firmas mundiales han perdido más de un 50% de su capitalización bursátil. Sólo Volkswagen se salva del desastre, pues acumula un repunte del 167%, auspiciado por las compras de Porsche.

Los temores sobre el mundo automotor han provocado que los descensos superen incluso al maltrecho negocio financiero. Tal es así que los números rojos de las firmas automovilísticas que cotizan en bolsa superan por lejos a las pérdidas de, por ejemplo, Merrill Lynch.

Así, el índice S&P 500 Financial ha cedido un 50%, frente al 69,5% de pérdidas registradas por el indicador S&P automobile. Igual signo registran las cotizaciones individuales de cada empresa. General Motors copa el mayor retroceso con un descalabro superior al 80 por ciento.

Un porcentaje superior al de Goldman Sachs o Citigroup que caen cerca de un 60% en lo que va del año. En línea con estos descensos se mueven otras firmas automovilísticas:

-Ford pierde un 70% hasta noviembre
-Renault, un 77%
-Fiat, un 70%
-Peugeot, el 64%
– Daimler, en torno al 60%.

Ni siquiera el mayor fabricante de la India, Tata Motors, logra despegar (-77 por ciento).

El caso General Motors
El tiempo corre en contra de General Motors mientras busca, desesperadamente, un rescate que le permita salir a flote. El viernes pasado, la compañía aseguró que podría no contar con el dinero suficiente para seguir con su actividad este año tras anunciar pérdidas por u$s4.200 millones.

El banco de inversiones Goldman Sachs dijo este viernes que GM podría necesitar hasta u$s22.000 millones para seguir funcionando.

La decisión de Goldman Sachs de suspender la calificación de GM, la rebaja de JP Morgan y la incertidumbre sobre las posibles ayudas federales que el sector del automóvil podría recibir empujaron un día más a la baja las acciones del fabricante.

Poco antes del cierre de Nueva York, los títulos de GM se habían depreciado un 4,26% y se cotizaban a u$s2,95 por acción, con lo que su valor es el nivel más bajo desde 1946. Goldman Sachs justificó su decisión porque “no hay suficiente base para determinar la calificación de inversión o el objetivo de precio de esta compañía”.

En este contexto, la empresa presentó ante la Comisión del Mercado Valores (SEC) de Estados Unidos documentos en los que señala que planea reducir su nómina de personal en alrededor de 5.500 empleados.

Analistas de Barclays Capital y Deutsche Bank redujeron sus cálculos sobre el precio objetivo de los títulos de GM hasta 1 y cero dólares, respectivamente, y advirtieron que en los próximos meses la compañía podría verse obligada a discontinuar sus operaciones, por lo que estaría cerca de la bancarrota, a no ser que reciba una inyección de fondos proveniente del sector público.

La crisis también se extiende a Ford y Chrysler
De no mediar un rescate a manos del gobierno de EE.UU., el colapso de los tres fabricantes estadounidenses en 2009 podría provocar la destrucción de 3 millones de empleos durante el primer año y reducir en unos u$s150.700 millones los ingresos personales de los estadounidenses, según datos del Centro de Investigación Automovilística de EE UU.

En los últimos días las empresas lanzaron varios pedidos para sumar a las firmas del motor en el plan de rescate del Gobierno de EE.UU. Pero para acceder al mismo las empresas deben ser financieras, es decir, deben estar bajo la órbita de los reguladores federales.

Recientemente el ex secretario del Tesoro estadounidense y actual presidente del fondo de inversión Cerberus – que posee el 51% de GMAC y la totalidad de Chrysler Financial- John Snow, ha reclamado la ayuda del Gobierno para estas compañías dada la importancia y peso que tiene este sector dentro de la economía del país.

Pero GMAC, el brazo financiero de GM, podría enfrentar dificultades para beneficiarse de una eventual ayuda, pues según los requisitos del Gobierno de EE.UU., una empresa comercial no puede ser dueña de más de un 24,9% de un banco y General Motors posee un 49% de GMAC.

Mientras se termina de perfilar el posible rescate, los representantes de GM, Ford y Chrysler han solicitado otro préstamo al Gobierno, después de recibir u$s25.000 millones destinados al desarrollo de coches con bajas emisiones de carbono.

El reclamo de Obama y la respuesta de Bush
Ante la gravedad de la situación, el portavoz de la Casa Blanca dijo el martes que la administración del presidente George W. Bush está dispuesta a acelerar la concesión de ayudas económicas ya aprobadas por el Congreso estadounidense.

Tony Fratto, su portavoz, dijo que la administración Bush considerará “las ideas del Congreso para acelerar fondos que ya han sido apropiados en el programa de préstamos” para la industria del automóvil.

Durante la reunión entre Bush y Obama, se trató la crítica situación del sector del automóvil estadounidense. También, el presidente de General Motors, Rick Wagoner, declaró que los fabricantes estadounidenses -sumidos en perdidas financieras históricas- necesitan las ayudas federales antes de que Obama asuma la presidencia del país el próximo 20 de enero.

Pero la respuesta del secretario del Tesoro de EEUU, Henry Paulson, fue contundente. Dejó en claro que no extenderá el plan de rescate al sector automovilístico, si bien reconoció que la industria “necesita una solución”, porque es muy “importante” y “crucial” para el país.

“Necesitamos una solución, pero ésta tiene que ser viable” dijo, para añadir que “el plan de rescate fue diseñado para el sector financiero”.

Paulson explicó que “una idea” para una posible solución al problema del sector automovilístico es modificar la ley aprobada en septiembre por el Congreso para facilitar 25.000 millones de dólares en préstamos a la industria bajo un programa de incentivos para producir vehículos menos contaminantes. “Este programa podría ser modificado para liberar más fondos”, dijo el secretario del Tesoro.

“Este es un asunto que necesita ser confrontado de forma urgente”, declaró Wagoner a la revista “Automotive News”. Y no es para menos dado que, según las proyecciones, la producción automovilística en EE.UU. registrará en 2009 su nivel más bajo en 18 años.

La situación no se limita a EE.UU.
“Hay una falta total de confianza en la evolución económica”, señala a Bloomberg, Jesse Toprak, director de la firma Edmund.com dedicada al análisis de este negocio.

“Los consumidores están esperando una caída en picada de los precios para comprar coches”, indica Toprak. La venta de vehículos en EE.UU. bajó un 32% hasta las 838.156 unidades durante el mes de octubre, un desplome que no se veía desde 1991.

Pero esta situación no es privativa de la principal potencia del mundo, ya que en todos los países se repite la misma escena: caídas a pique de la facturación. La ola recesiva se extiende también a India, donde las ventas cayeron un 14% en el último mes, el mayor desplome en ocho años.

Otros gigantes asiáticos sufren dramas parecidos. Toyota cede un 34% en los mercados, mientras que Nissan y Suzuki restan el 59 y el 54%, respectivamente. Más aliviada se encuentra la surcoreana Honda con un retroceso del 20 por ciento.

España
Los presidentes de Renault y Ford en España, Juan Antonio Fernández de Sevilla y José Manuel Machado, respectivamente, exigieron el miércoles al Gobierno “acciones” concretas para apoyar al sector de la automoción y apostaron por ayudas como las que ha recibido la banca, si es necesario.

Fernández de Sevilla recordó que España, que tiene todas sus factorías en manos de grupos extranjeros, es el país que afronta en una posición “más débil” la previsible caída de la producción de vehículos no sólo este año sino también el próximo.

Para ambos directivos las voluntades del gobierno español deben llevarse a la práctica con celeridad y aseguraron que, además de las industrias –cuya producción cae un 10% este año– debe tenerse en cuenta a toda la red de concesionarios. “Ninguna empresa aguanta con caídas del 40%”, insistió Fernández de Sevilla.

Italia
En Italia la cosa no está mucho mejor. El fabricante de automóviles Fiat tiene previsto suspender la producción de sus plantas entre cuatro y seis semanas el próximo mes de diciembre, como una acción orientada a amoldar su capacidad de producción a la caída de las ventas, informó el representante del sindicato FIOM, Vittorio De Martino.

De Martino señaló que la suspensión temporal de la actividad productiva en las seis fábricas que posee en ese país (cinco de ellas se dedican a la producción de automóviles y una a la fabricación de vehículos comerciales) oscilará en función de la instalación. Esta medida de paralización de la producción de forma temporal incluye a la fábrica que tiene la empresa en Mirafiori, en la ciudad de Turín, y que es la planta más grande que posee la empresa.

La compañía que preside Luca Cordero di Montezemolo ha llevado a cabo un programa de paros temporales de actividad en sus plantas italianas entre agosto y noviembre, aunque ha decidido ampliar estas acciones, a causa de las dificultades económicas.

Esta acción es similar a la que han llevado a cabo otras marcas del sector en Europa, como el grupo PSA Peugeot-Citroën, que anunció recientemente que cerrará sus plantas por periodo de hasta 20 días antes de finales del presente ejercicio.

El impacto en la Argentina
Uno de los sectores más afectados en estos días por la crisis global es el automotor. Luego de haber sido durante los últimos años el motor del vigoroso crecimiento industrial posterior a la crisis de 2002, en 2007 la actividad registró un récord histórico de producción, con 544.600 unidades, la mayor cifra desde 1959, cuando las automotrices se instalaron en la Argentina.

Pero la crisis global vino a dar por tierra con las estimaciones del sector, que en enero pasado pronosticaban un crecimiento continuo hasta alcanzar en 2010 una producción de 750.000 unidades.

“Se frenaron totalmente las ventas a Brasil y a México, nuestros dos principales mercados externos, y para nosotros la exportación es un 27% de las ventas”, dijo una fuente de la francesa Renault, cuya fábrica está ubicada en la localidad de Santa Isabel, en la provincia de Córdoba.

Renault, que cuenta con unos 1.400 empleados, anunció el viernes la suspensión de mil operarios por diez días, luego de haber rescindido unos 350 contratos transitorios semanas atrás.

Las automotrices Volkswagen, que exporta un 95% de sus productos, e Iveco, del grupo Fiat, en Córdoba, también anunciaron suspensiones o adelanto de vacaciones, lo que es imitado por autopartistas.

En la provincia de Buenos Aires, Peugeot aplicó recortes de horarios a sus 4.000 operarios, mientras que en Mercedes Benz, con unos 2000 trabajadores, hay suspensiones rotativas.

General Motors, cuya planta está en Santa Fe, despidió a 435 empleados, pero el gobierno provincial dictó conciliación obligatoria.

El presidente de Fiat Argentina, Cristiano Ratazzi, indicó el martes que el problema que afecta a la industria automotriz “es una cuestión mundial, no solo de Argentina”, y se mostró confiado en que “Brasil se recupere más rápido que otros países”, lo cual favorecerá a la industria local fuertemente dependiente de las exportaciones al principal socio del Mercosur.

“La industria automotriz mundial tiene un problema”, señaló Ratazzi, al tiempo que precisó que “si uno mira la situación de las empresas norteamericanas, el mercado está por debajo de 20 ó 30 por ciento desde hace muchos meses; y en Europa, el mercado italiano está 20 por ciento abajo, y el español, 40% abajo”.

“La situación es bastante complicada. La crisis está instalada”, advirtió Leonardo Almada, secretario de prensa del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA), que nuclea a los trabajadores de la industria automotriz.

“La única forma en que se podría revertir la situación, es que haya recuperación a nivel global”, lamentó Almada. Seguramente debe ser uno de los únicos puntos en los que existe un acuerdo entre las partes.