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Los empresarios, eufóricos con el cambio del paradigma económico, pero vacilantes a la hora de anunciar inversiones

La caída del consumo interno y la negativa confianza de los consumidores, la baja demanda de Brasil y el arrollador avance de la manufactura china plantean interrogantes, principalmente para los oferentes industriales y de servicios en esta nueva etapa liberal


Los empresarios elogian eufóricos el plan oficial de “reacomodamiento” de la macroeconomía, pero les preocupa la conflictividad social y pretenden una reducción de los costos productivos y laborales antes de abandonar el corto plazo y lanzarse a invertir.

Dicen confiar en lo que está haciendo el Gobierno, aunque se muestran inquietos con los traspiés cometidos por el equipo económico de Mauricio Macri como el abrupto ajuste de tarifas sin contemplación del impacto en la actividad, que está en recesión y aún no muestra señales sólidas de recuperación.

La caída del consumo interno y la negativa confianza de los consumidores (-24,7 anual en agosto), la baja demanda de Brasil -el principal comprador de productos argentinos- y arrollador avance de la manufactura china también plantean interrogantes, principalmente para los oferentes industriales y de servicios en esta nueva etapa liberal.

Ese fue el espíritu observado este jueves en el Consejo de las Américas, un congreso al que asistieron algunos de los hombres de negocios más importantes de la Argentina, convocados por la Cámara de Comercio y Servicios, en un lujoso hotel porteño, al que sólo falto el ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren.

Empresarios como Alfredo Coto, Miguel Etchevehere y Cristiano Ratazzi se fundieron en abrazos con el embajador de los Estados Unidos, Noah Mamet, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal.

Aunque llegó tarde por quedar atrapado en un embotellamiento vehicular, también fue recibido con elogios y sonrisas el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, a quien los empresarios ponen fichas como contenedor del peronismo, aún concentrado en su reorganización.

Urtubey entró apurado al hotel, saludó con un beso a Vidal y se sentó en el panel para llenar de elogios a la administración Macri por su decisión de solucionar problemas como el del acceso al capital internacional, tanto para las empresas como para los gobiernos provinciales.

Instó el salteño al Gobierno a “dejar de castigar” a los sectores más competitivos en pos de colaborar con los rubros económicos más vulnerables, en una velada crítica al plan económico que llevó adelante el kirchnerismo en los últimos doce años.

Vidal destacó que llegaron al país inversiones por u$s35.000 millones en lo que va de 2016 y luego los empresarios reconocieron que si bien hubo un “claro cambio de expectativas”, muchas de esas inversiones ya habían sido anunciadas en años anteriores durante el gobierno de Cristina Kirchner.

“Imiten al campo e inviertan”

Peña, Vidal y el ministro de la Producción, Francisco Cabrera, fueron ovacionados por un auditorio repleto de CEOs de las más diversas empresas y corporaciones, para quienes incluso tuvieron que agregar sillas hasta el límite de la sala dispuesta para la prensa porque no cabían.

Con discursos amigables y echando sobre el kirchnerismo todos los males de la República, los referentes de Cambiemos en el evento remarcaron una y otra vez que está faltando decisión inversora en los empresarios para acompañar las medidas con las que el Gobierno está propiciando un clima de “reglas claras y previsibilidad”.

“Imiten al campo e inviertan”, dijo Peña mirando a la cara a unos 500 empresarios, quienes lejos de los micrófonos afirman confiar en las intenciones oficiales aunque se muestran preocupados por la apática sagacidad política de la gestión en pos de reducir la conflictividad social y alcanzar los “consensos” que fueron eje discursivo de la campaña electoral del macrismo en 2015.

También la reunificación de la CGT genera impaciencia entre los “dueños del dinero”, por el reciente juramento del triunvirato que integran Juan Carlos Schmid, Carlos Acuña y Héctor Daer de no permitir que avance una eventual reforma laboral que flexibilice las condiciones de trabajo.

Los CEOs apoyan las iniciativas oficiales para bajar el costo laboral, pero advierten que no habrá crecimiento posible si la clase trabajadora estalla y toma las calles contra ese ajuste que ellos mismos piden, por lo que -murmuran- el Gobierno deberá ser hábil y blindarse con los gobernadores.

“Lo dice el Presidente: no hay que poner palos en la rueda”, afirmó un CEO de una multinacional agrícola en diálogo con NA tras implorar que el Gobierno siga bajando la presión tributaria después de haber eliminado las retenciones a las exportaciones industriales y agropecuarias.

Muchas ambigüedades se desprenden de las expresiones corporativas dado que por un lado piden una mayor infraestructura energética pero a la vez se quejan del “brutal aumento de tarifas” y admiten, por lo bajo, su responsabilidad en la escandalosa fuga de capitales que no cesó tras la llegada de Cambiemos al poder.

Admiten los hombres de negocios que con poner coto a la corrupción no alcanza y se sonrojan al ser consultados sobre el rol de los empresarios en el entramado de generación de distorsiones económicas, como la inflación y la dispersión de precios.

Ven los empresarios con mucho optimismo el bajo nivel de endeudamiento del país y del sector privado, que desde inicios de 2016 -por el levantamiento del cepo cambiario- pudo regularizar unos u$s20.000 millones de deudas financieras o por importaciones, y giro de utilidades a casas matrices.

La Argentina está recién entrando a una posibilidad de generar financiamiento para proyectos productivos, pero aún faltan medidas concretas que reduzcan la carga tributaria y propicien contención social, coincidieron los hombres de negocios en un auditorio en el que no se habló de los trabajadores sino del “capital humano”.

A casi nueves meses de gestión Macri y de cambio en el paradigma económico, en el mundo empresario hay un fuerte optimismo, pero también cautela y algunas incertidumbres que restan despejar para comenzar a mirar el largo plazo.