Según estimaciones realizadas por el Departamento de Estudios Económicos de ADIMRA, la producción de los principales rubros de la maquinaria agrícola (cosechadoras, tractores, sembradoras e implementos) superó las 90.000 unidades, registrando un alza promedio anual superior al 10%. Todo ello en el marco de un fuerte proceso de inversión.
Este crecimiento en los rubros metalúrgicos más ligados al sector agrícola implicó asimismo consecuencias muy positivas en otros eslabones de la cadena, como ser, metalúrgica básica, fundiciones de metal, forjados, elaboración de partes, piezas, conjuntos y subconjuntos metalmecánicos y eléctricos, etc.
La vinculación e interdependencia de estos sectores permiten diseñar una estrategia de expansión coordinada, con fuerte impacto en las cadenas de valor locales. Aportando una mayor generación de valor, la industria metalúrgica provee de prensas, calderas, hornos, cintas transportadoras, equipos de refrigeración, tanques y depósitos de metal, tuberías, generadores, compresores y diversos productos electro-metalmecánicos para la molienda de cereales, el procesamiento de cultivos oleaginosos, la industria cárnica y la lechera, entre otras.
“Las actividades productivas requieren desarrollarse en forma articulada, adoptando una lógica endógena de crecimiento. En este marco, el potencial que tiene la Argentina como productor de bienes primarios y alimentos se encuentra estrictamente ligado al de los procesos industriales presentes en todas sus fases. Sin dudas, la industria metalúrgica tiene un rol central en dichos procesos y ello plantea el desafío de seguir creciendo, de seguir invirtiendo para mejorar el perfil productivo de la Argentina y la competitividad de sus productos.”, comentó al respecto Juan Carlos Lascurain, presidente de ADIMRA.
