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Una ciudad planificada

Una de las claves para que una ciudad se desarrolle de manera adecuada y que funcione de una manera fluida es la planificación urbana, un atributo que no solo está faltando en la Ciudad de Buenos Aires, sino que también está ausente en la mayor parte de las metrópolis mundiales.

La planificación ayuda a ordenar temas como la movilidad dentro de la urbe, pero depende de una decisión legislativa y de la buena voluntad que se tenga para no dar crédito a los intereses privados y dejarse tentar por las posibles corrupciones.

El ideal marca que lo mejor para la ciudad y sus habitantes sería poder pensarla a largo plazo, con un ferviente compromiso entre quienes tocan los temas públicos de continuar el camino de quien los antecedió sumando las nuevas y buenas propuestas. A veces por la falta de ideas, por responder a grandes negocios o por no invertir las acciones correctas quedan a un lado abandonadas y deteriorándose.

Entonces, esa planificación que necesita tiempo se diluye. Una ciudad necesita tener ciertos aspectos básicos muy bien pensados: educación, salud, vivienda, recreación y los medios para concretarlos. Luego, hay que encontrar la manera de distribuir esos elementos en el espacio y cada uno con sus requerimientos específicos.

Lo sabemos, en la ciudad conviven todas esas realidades, pero no siempre son tenidas en cuenta. Planificar es “tener una visión conjunta, una visión panorámica global, y poder presentarla”.

Porque hay que aclarar que el planificador no necesariamente es una actividad solo de la autoridad, son equipos técnicos multidisciplinarios que encaran su trabajo de una determinada manera que después debe ser implementado por los representantes.

Otro ítem importante es que al pensar a largo plazo hay que tener en cuenta cómo irá avanzando la tecnología. Si bien es difícil de saber qué vendrá, hay que dejar espacio para poder adaptarla a lo que ya se tiene. Incluso, en el contexto actual, el cuidado del medio ambiente ya es un aspecto que no puede faltar, como las bicisendas para aligerar el tránsito de los vehículos que emiten dióxido de carbono.

En este último caso, por ejemplo, hay que pensar no solo el trazado de la ciclovía, también se debe desarrollar una jerarquización vial y peatonalización urbana para que cada actor se encuentre con un ambiente amigable. Planificar calles peatonales, avenidas más fluidas y alternativas de movilidad es un factor importante a solucionar.

Los arquitectos son actores importantes en la planificación urbana, pues la arquitectura marcará pautas en el desarrollo de la ciudad.

Construir torres o casas, los espacios verdes, qué estilo predomina y hasta diseñar los recorridos del tránsito son tareas que nos corresponden e influyen en la vida cotidiana de todos.

Por todo esto, planificar mirando al futuro y con conciencia es clave para mejorar los días de cada uno de los habitantes.