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Hay 2 tipos de jefes que odiará hasta el infinito y más allá: los oscuros y los disfuncionales

Pese a que los malos jefes se caracterizan todos por hacer la vida imposible a sus empleados, no todos son perversos de la misma manera.

Si hacemos caso de un reciente estudio publicado por Research in Occupational Stress and Well-Being, hay en realidad dos tipos básicos de malos jefes: los disfuncionales y los oscuros.

Los malos jefes a los que este informe endilga la etiqueta de disfuncionales son aquellos que, como el personaje que interpreta Steve Carell en The Office, no hacen daño de manera deliberada a sus subordinados.

A estos jefes no les mueve en absoluto la perfidia. Son jerarcas que, bien por falta de habilidades o bien por su personalidad (que no se presta en absoluto a mandar), no hacen bien su trabajo.

La otra cara de la moneda son los jefes oscuros, cuyo ejemplo quizás más paradigmático es Gordon Gekko (Michael Douglas) en la película Wall Street.

Los jefes oscuros son destructivos de manera deliberada y su último objetivo es herir a los demás para sentirse por encima de las personas a su cargo.

“Son personas que disfrutan infligiendo dolor y sufrimiento a los demás. Y son mezquinos, ofensivos y hostigadores en su vida diaria”, explica Seth Spain, uno de los autores del estudio.

De todos modos, y aunque la mayor parte de los malos jefes se encuadran en una u otra categoría (la de los oscuros o la de los disfuncionales), pocos se ajustan al 100% a una de estas dos jerarquías. Y muchos se mueven entre dos aguas.

Lo que sí es cierto es que tanto los jefes oscuros como los disfuncionales provocan altísimos niveles de estrés en sus subalternos.

“Los jefes directos son la lente a través de la cual las trabajadores observan su experiencia laboral”, señala Spain. Y cuando no hacen bien su trabajo o muestran comportamientos inadecuados, causan inevitablemente ansiedad en sus subordinados.

¿La buena noticia? Que una mejor comprensión de los dos tipos de malos jefes que hacen de las suyas en las oficinas es clave para lidiar con el estrés que estos provocan en sus subordinados.