Inicio Empresas y Negocios 4 comportamientos tóxicos con los que los jefes envenenan a sus empleados

4 comportamientos tóxicos con los que los jefes envenenan a sus empleados

4 comportamientos tóxicos con los que los jefes envenenan a sus empleados

Los jefes a quienes sus empleados endosan (con todo merecimiento) el calificativo de tóxicos despliegan los ponzoñosos comportamientos que desmenuzamos a continuación.

Jefes hay muchísimos y la inmensa mayoría deja bastante que desear (quizás porque el liderazgo es un arte extraordinariamente difícil de dominar). No en vano, según un reciente estudio de Monster.com, el 76% de los empleados confiesa haberse topado de bruces en alguna ocasión con un jefe de tipo tóxico.

Los comportamientos a través de los cuales los jefes liberan la toxicidad que hay agazapada en sus entrañas son muchos y muy variados, pero los más comunes, los que más sacan de sus casillas a los trabajadores son los que enumera a continuación Inc.:

1. Los jefes que están hambrientos de poder

El hambre de poder el comportamiento más citado (26%) por quienes han tenido que lidiar en algún momento de su vida con un jefe tóxico.

Liberar a un liderar de este ponzoñoso comportamiento es una tarea harto complicada, puesto que la sed de poder no es necesariamente mala (cuando no se lleva al paroxismo al menos).

La única manera de contener la malsana hambre de poder de algunos líderes es quizás recordarles que la influencia real no emana del poder derivado del cargo sino del poder personal. Las personas siguen (porque así lo desean, no porque se lo imponen) a aquellos que exudan carácter a través de su personalidad, no de su cargo (por mucho que éste sea altísimo).

3. Los jefes que practican el “micromanaging”

El “micromanaging”, el que ponen en práctica los líderes que se empeñan en seguir todos y cada uno de los pasos de sus empleados hasta el punto de asfixiarlos, es un hábito terriblemente odiado por los subordinados.

En lugar de enarbolar la bandera de “micromanaging” los jefes deberían apostar decididamente por la autonomía, la que deberían instigar con todas sus fuerzas en los trabajadores. Cuanto más autónomos son los empleados, de más felicidad son también estos portadores.

3. Los jefes que están siempre ausentes

Hay en realidad dos tipos de jefes ausentes: aquellos que pasan de verdad olímpicamente de sus empleados y aquellos que se preocupan por sus subordinados pero sólo de cara a la galería.

Adscritos a la segunda tipología están, por ejemplo, los líderes que agasajan a sus empleados con elevadas dosis de autonomía, pero simultáneamente se “evaporan” y se lavan las manos cuando emergen los problemas.

La autonomía que no se guía por ningún tipo de parámetro está condenada a fracasar. Por eso los buenos líderes hacen suyos la denominada “autonomía inteligente”, que hace tándem con la comunicación (absolutamente imprescindible) con el empleado.

4. Los jefes que se ponen la incompetencia por montera

La incompetencia tiene múltiples tonalidades, pero entre ellas sobresale particularmente la renuencia de algunos líderes a solicitar su “feedback” a los empleados.

Los líderes que se toman la molestia de recabar el “feedback” de sus subordinados son más hábiles ganándose la confianza. Y cuando los empleados confían en su líder están también mucho más predispuestos a ayudarle.

Quien se jacta de ser omnisciente y omnipotente corre en realidad el riesgo de incurrir en la incompetencia más absoluta.

Fuente: Marketing Directo