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A la hora de reclutar, las empresas prestan cada vez más atención a la firma y escritura de los candidatos

Dar con la persona que reúna el perfil perfecto para un posición vacante puede ser todo un dolor de cabeza.

Las gerenecias de Recursos Humanos no escatiman en esfuerzos para hilar lo más fino posible. A la vista están las numerosas pruebas y entrevistas que se exigen en la mayoría de empleos.

Una de las cosas a la que se le está prestando cada vez más atención es a la firma (y a la escritura) de los candidatos, asgeura un artículo publicado por el diario Cinco Días.

“La firma es como una biografía abreviada de cada persona”, señala María Teresa Graells Nonell, grafóloga y autora del libro Llegir la signatura (Leer la firma), publicado en España por Editorial Viena.

“A través del análisis de los signos gráficos podemos conocer las aptitudes intelectuales del sujeto y tener información sobre su nivel cultural e inteligencia, su forma de razonar y la habilidad que tiene para aportar opiniones, hacer juicios, emitir críticas, etc. También nos dice mucho de su grado de creatividad y de su habilidad para argumentar, comunicar y negociar”, explica a Cinco Días.

Grandes empresas, consultorías de RRHH y coaching, entidades financieras y bufetes de abogados son el tipo de clientes que más solicitan los servicios de grafólogos, apunta Graells.

“En todo proceso de selección de personal se lleva a cabo una o dos entrevistas personales. A partir de aquí solicitamos las firmas y las analizamos. Tras el resto de pruebas que imponga la empresa (tests psicotécnicos, proyectivos, dinámicas de grupo, etcétera) reuniremos todas nuestras impresiones junto con los resultados del análisis grafológico de la firma y la rúbrica y obtendremos un perfil personal muy completo de los candidatos finalistas”, resume Graells.

¿En qué elementos de la escritura se fija un grafólogo para sacar sus conclusiones? Son múltiples las señales que hay que seguir a lo largo del análisis. “Valoramos si se unen las letras y, en caso afirmativo, de qué forma están ligadas; también nos fijamos en el tamaño de las letras de la firma, su dirección (si es ascendente, descendente o vertical), la forma y la inclinación”, enumera Graells.

Al margen de las cuestiones más técnicas, en el análisis entran también elementos más psicológicos. Así, se presta especial atención a cómo se identifica el sujeto (si el autor firma con el nombre o apellidos) y a cómo se ordenan los elementos que figuran en la firma, concluye Cinco Días.

El gran valor de la firma y la rúbrica es que es algo personal y se hace en el momento, dice Graells. “La información que de ahí se saque, a diferencia de la de otros tests, está actualizada al máximo”.