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Aconsejan cambiarle el nombre al clásico Torrontés y se desata un intenso debate

Más allá de la explosión del Malbec que desde hace años se vive en la Argentina y que explica el 45% de las ventas de vino al mundo, la cepa insignia con sello nacional es, sin dudas, el Torrontés.

Tal como destacan desde Wines of Argentina, esta variedad “se produce únicamente en la Argentina y posee un sabor inigualable. Se encuentra a lo largo de todas las regiones del país, desde Salta hasta Río Negro y se está afirmando como la firma del vino blanco argentino”.

“En la Argentina hay tres tipos de Torrontés: el mendocino y el sanjuanino que poseen más aptitudes para el consumo en fresco y el Riojano que es el más cultivado y el que expresa las mejores cualidades para la elaboración de vinos finos, muy frutados y a la vez secos. Este último ha valido varios galardones internacionales”, agregan, para luego recalcar que son los producidos en el Valle de Cafayate, Salta, donde desde hace tiempo los productores están logrando algunos de los mejores ejemplares del país.

En una reciente columna reproducida por WineSur, el experto estadounidense Fred Tasker destacó que “el Torrontés tiene un pasado misterioso, quizás sea autóctono de Argentina, o quizás haya sido importado hace un siglo por inmigrantes españoles de la región Vasca. Quizás esté relacionado a la variedad de uva Gewürztraminer de Alsacia o Alemania, quizás no. La descripción del ADN de la escuela de vino de la Universidad de California en Davis sugiere que puede estar relacionado a la uva con aroma a naranja Moscatel de Alejandría”.

Más allá de los misterios sobre sus orígenes, en la industria está creciendo un debate en torno a la performance del Torrontés a la hora de captar mercados internacionales y su verdadero potencial.

Sucede que algunos bodegueros ven el vaso medio lleno y otros lo ven medio vacío.

En efecto: están los que consideran que este vino insignia de la Argentina, complejo, elegante y distinto en relación a otros blancos que se producen, no está siendo explotado en la medida de sus posibilidades, ya que explica apenas el 3% de las exportaciones totales de embotellados y es superado ampliamente por el Chardonnay

Como contrapartida, están los “optimistas”, que destacan el crecimiento exponencial que tuvo la cepa, dado que al salir de la crisis la Argentina exportaba poco más de 70.000 cajas anuales y este año se encamina a superar la barrera de las 500.000.

Se abre el debate
En el marco del último Foro Vitivinícola, organizado por Bodegas de Argentina y Area del Vino, la experta estadounidense en marketing del vino, Liz Thach pateó el tablero al sugerirles a los cerca de 600 asistentes, entre los que se encontraban directivos de bodegas y enólogos que el Torrontés, en los mercados internacionales, cambie su nombre.

“¡Torrontés es un nombre muy difícil para el consumidor! Hay que buscarle un apodo. Los austríacos ya lo hicieron con uno de sus vinos”, disparó la especialista.

En la misma línea, Susana Balbo, ex presidenta de Wines of Argentina y directora bodega Dominios del Plata, aseguró a Vinos & Bodegas iProfesional.com que “el Torrontés está claramente bien orientado a lo que le gusta al consumidor pero el mundo tiene dificultades para pronunciar ese nombre”.

“Hay que encontrarle un apodo, un nickname, algo que sea más amigable al consumidor de habla inglesa, como ya lo hicieron otros países con algunos vinos”, explicó.

Balbo destacó que esta idea surgió “tras haber viajado alrededor del mundo durante los últimos cuatro meses”. En este contexto, al advertirle por la fuerte oposición que encontraría en el negocio vitivinícola, afirmó, con una sonrirsa: “Los innovadores tenemos una visión que va un poquito más allá”.

Defendiendo el nombre a capa y espada
En la vereda de enfrente, Mario Giordano, gerente de Wines of Argentina, aseguró que “no acordamos con la idea. Torrontés es Torrontés y su crecimiento se ha dado con ese nombre”.

Por su parte, Martín Pérez Cambet, gerente comercial de la bodega boutique de capitales griegos Krontiras, destacó que “no sería correcto cambiar el nombre. Es verdad que para un alemán, japonés o mismo para un angloparlante no es fácil pronunciarlo, pero igualmente me parece que en lo complicado de la pronunciación está un poco lo que el Torrontés después expresa organolépticamente. Es un vino que parece fácil… pero es complejo”.

Lucía Romero Marcuzzi, managing director de la bodega salteña El Porvenir de los Andes, fue incluso más allá: “En mi opinión no creo que haga falta, en general en Estados Unidos pronuncian bien el nombre, y en los viajes de los últimos dos años he podido ver cómo en ferias y en degustaciones los consumidores reconocen el vino, y en ocasiones llegan a pedirlo directamente. Creo que recién se empieza a ver el crecimiento de esta cepa y hay que darle tiempo, pero es cierto que hoy casi todas las bodegas cuentan con un Malbec y un Torrontés para el mercado externo y esto hará que se posicione la cepa más rápidamente”.

Casos en el Viejo Mundo
A la hora de enumerar algunos casos donde se llevó a cabo un cambio de nombre, Pérez Cambet hizo hincapié en el Mosel-Saar-Ruwer, que en 2008 pasó a llamarse simplemente “Mosel”.

También en Alemania, previamente, en 1992, el Rheinpfalz pasó a llamarse “Pfalz”.

Sin embargo, Giordano no considera que haya casos exitosos, destacando que son pocos los que terminan trascendiendo: “Los casos famosos, si los hubiera, serían muy recordados. Creo que a veces el marketing camina por un lado y la realidad por otro”.

Con respecto a los pros y contras de tomar una decisión de este tipo, el experto de Krontiras destacó que “las ventajas radican en poder denominarlo de una forma marketineramente conveniente. Además, lógicamente habría prensa en todas partes del mundo al decir que el Torrontés cambia de nombre”.

Sin embargo, entre los factores que no ayudan destacó que “hay que arrancar de cero en todo. Wines of Argentina ya viene trabajando hace un tiempo en el lema `It takes two to Tango´, el cual me parece excelente desde todo punto de vista. Además me da la impresión de que podríamos llegar a tardar mucho tiempo en elegir el nuevo nombre. Y después, seguramente, habrá reclamos judiciales”.

En este contexto, Pérez Cambet recalcó el fuerte crecimiento de la variedad en precio y cantidad de cajas exportadas.

“Está bien lo que se está haciendo con el Torrontés, no vale la pena cambiar”, disparó.