Según el último informe semanal de la consultora Ecolatina, un ajuste en las tarifas de luz, gas y teléfonos y un aumento en los boletos de colectivos aportaría un 7,6 por ciento al índice de precios al consumidor. Según el mismo estudio, los subsidios que otorga el gobierno argentino para evitar incrementos en los cuadros tarifarios ya superan un punto del PBI y el gasto público se aceleró casi 50 por ciento en 2007.
“Difícilmente este esquema pueda sostenerse en el futuro. A su vez, una política tendiente a eliminar progresivamente los subsidios requiere necesariamente de cierto ajuste en las tarifas para compensar la pérdida de ingresos de las prestadoras del servicio”, afirmó Ecolatina.
La consultora aseguró en su informe que “la expansión de la oferta de servicios públicos corre por detrás de la sostenida dinámica de la demanda”, y agregó que “la solución de esta problemática no es sencilla, pero necesariamente requiere de un repunte en las inversiones”.
“Las tarifas congeladas es otro de los problemas que limitan el crecimiento de la oferta, al mismo tiempo que estimulan una excesiva suba de la demanda”, afirmó también la entidad. En este marco, advirtió que “dado el aumento de costos, la progresiva reducción en la rentabilidad de los prestadores de servicios sólo puede ser compensada a través de crecientes subsidios”.
El gobierno focaliza su política en contener las tarifas fundamentalmente en Capital Federal y gran Buenos Aires (que son las que se ven reflejadas en el IPC GBA), generando una fuerte disparidad regional.
Para analizar la situación, Ecolatina realizó una comparación de lo que paga una familia por las tarifas de luz en el interior y en Capital Federal. Un departamento en Santa Fe, que consume en promedio 180 kW/h, puede llegar a abonar más del doble que en Capital Federal, mientras que en Salta y Córdoba la electricidad cuesta 90 y 50 por ciento más cara. El valor del boleto de ómnibus en distintas ciudades del país es entre 43 y 50 por ciento superior al de Capital Federal. Con respecto a las tarifas de teléfono, mientras en la Argentina el pulso (dos minutos) tiene un costo de 0,05 pesos, en Brasil y Chile el minuto cuesta aproximadamente 0,11.
“De acuerdo a la ponderación de cada uno de los rubros analizados en el cálculo del IPC y considerando en todos los casos una hipótesis de mínima, una actualización conjunta implicaría un alza de 7,6 por ciento en el costo de vida”, señaló Ecolatina. Agregó que “el escenario más probable es un ajuste gradual de las tarifas que mejore el flujo de caja de las empresas y paralelamente posibilite una menor carga del subsidio público”.
