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Apostar a la inclusión laboral

Con una tasa de desocupación inferior al 10% parecería que la batalla contra el desempleo estuviera en su recta final. Sin embargo, amplios sectores de la población sufren el fenómeno de la exclusión social y no encuentran oportunidades para insertarse en el mercado formal de trabajo, ya sea por motivos personales, familiares, educativos y hasta culturales.

Los índices de desempleo juvenil superan el 20%, y se duplican en los sectores de más bajos recursos. Ante esta problemática, los jóvenes pierden motivación y autoestima, quitan valor e importancia a la cultura del trabajo, restan eficacia a la inversión educativa que han realizado y pierden su visión de futuro.

Hace 7 años, cuando la Argentina se acercaba al fondo de la crisis, la tasa de desempleo era mayor a la estructural: había muchas personas calificadas que no tenían trabajo porque las empresas habían reducido sus planes de inversión tras la recesión. Con la recuperación económica, muchos de ellos consiguieron empleo y ahora la desocupación volvió a centrarse en el núcleo duro.

Pero no sólo los temas macro-económicos afectan la inclusión laboral. Las capacidades diferentes -calificadas muchas veces en forma obsoleta y poco feliz como incapacidades- son obstáculo para que un importante grupo de personas no tenga acceso a la dignidad que otorga el trabajo.

A veces la teórica búsqueda de la excelencia -mal entendida- impide o dificulta el aporte de tantos hombres y mujeres, que desde diferentes realidades, pueden agregar valor con su trabajo y alcanzar la plenitud como seres humanos.

En este contexto, la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) lanzó la 7º edición del premio ACDE-ENRIQUE SHAW “Empresas que incluyen a través del trabajo” para reconocer a las empresas que, a través de sus proyectos, programas, políticas y prácticas, faciliten la inclusión laboral de aquellas personas que por diferentes causas, estén excluidas de la actividad productiva y de una vida plenamente digna en la sociedad.

“Algunas empresas ya desarrollaron iniciativas para darle una solución al desempleo, creando programas para incluir laboralmente a distintos grupos sociales que estaban fuera del sistema. Otras es bueno que conozcan el testimonio de quienes han sido capaces de hacerlo” manifestó Luis Riva, Presidente de la Comisión del Premio ACDE-Enrique Shaw 7º edición.

Toyota instrumentó un programa para que jóvenes de la zona de Zárate, donde está instalada su planta, se reincorporen al sistema educativo y en el futuro puedan ser contratados por la firma automotriz.

Ledesma se propuso dar apoyo a sus proveedores creando más de 40 puestos laborales para pequeños emprendedores en Jujuy, como una forma de impulsar el desarrollo económico local.

Manpower diseñó dos programas con el objetivo de desarrollar un mercado laboral diverso y abarcativo, impulsando la cohesión social a través de la inclusión de grupos en desventaja. “Oportunidades para todos” inserta laboralmente a personas con discapacidad y “Juntos por los jóvenes” apoya la formación para la empleabilidad de jóvenes de bajos recursos.

Muchas otras empresas contribuyen a una sociedad con menos exclusión. La realización de la persona y su inherente ejercicio de derechos, supone alcanzar ciertos bienes materiales, culturales y espirituales. Las sociedades democráticas han encontrado en el trabajo remunerado un medio fundamental para la distribución de los bienes que permiten conseguir niveles de dignidad aceptables y acceder a las condiciones indispensables para ejercer la ciudadanía.

Para fortalecer el rol social del dirigente, ACDE busca distinguir a las empresas que -en el contexto de su propio desarrollo- consideren y promuevan la incorporación de excluidos sociales, ya sea en forma individual o junto a otras organizaciones de la sociedad. Ésta es la invitación.