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Apúrese

El ritmo que ha tomado la evolución es vertiginoso y esto exige que hoy más que nunca deba tenerse los pies en el presente y la vista en el futuro.

Todos nos damos cuenta que los avances en la ciencia y en la tecnología son tan rápidos que casi no nos permiten darnos cuenta del impacto de los mismos en nuestra vida.

La trascendencia de cada uno de ellos se va relativizando hasta ya no llamarnos la atención.

Recuerdo muy bien cuando en el 69 vimos en nuestros televisores en blanco y negro la llegada del hombre a la Luna. Hoy, se suceden acontecimientos todos los días y casi no nos detenemos ni siquiera a pensar en ellos ya que, inconscientemente, sabemos que mañana habrá un avance que hará obsoleto a este.

Ya no nos sorprende, el escuchar acerca de un transplante de corazón. Hecho impensado hace 4 décadas y que gracias a la visión de un gran médico Christian Barnard se hizo realidad…e incluso, hasta hay competencias deportivas de transplantados.

El crecimiento exponencial que vivimos en cuanto a la evolución del conocimiento podría entenderse así:

Imagine que yo lo contrato a Ud. para hacer un trabajo por un mes de 31 días y acuerdo darle a modo de jornal, el primer día 1 centavo, el segundo día 2 centavos, el tercero 4…y así sucesivamente siempre duplicando el valor entregado en el día anterior. ¿Cuánto dinero habrá recaudado con su labor? ¿Habrá hecho un buen negocio?

Efectivamente sí, ha hecho un excelente negocio dado que al cabo de los 31 días Ud. habrá recibido la suma de Pesos 10.737.418.-

Simplemente detengámonos un minutó (después de lo hablado suena irrisorio ¿no?) y veamos:

• El primer robot industrial se fabricó en los 70. Hoy, en los EE.UU., funcionan más de 20.000.000.

• Las computadoras y sus accesorios hoy son 8.000 veces más baratos que hace 30 años.

• En China hay 1.300 millones de personas. Los que tienen el coeficiente intelectual más alto son más que todos los habitantes en América del Norte.

• Según la Secretaría de Educación de EE.UU.., las ocho carreras que tendrán mayor demanda en el año 2012 (dentro de 3) todavía no se han creado.

• Se publican tres mil libros diariamente.

• Actualmente en Google se hacen 300 millones de consultas diarias y se envían y reciben seis mil millones de mails diarios: más que el total de la población mundial.

• La Biblioteca de la Universidad de Harvard demoró 275 años en reunir su primer millón de libros, el último lo reunió en tan solo 5 años.

• La información que el periódico New York Times ofrece en una semana, es mayor a la que tenía una persona que vivió en el siglo XVIII.

• Hoy se genera más información que la creada en los cinco mil años anteriores.

Generalizando un poco las Naciones Unidas señalan que:

• Hasta 1750, el conocimiento en el mundo se duplicó por primera vez. Hacia el final del siglo 1800, comienzo del 1900, otra vez se duplica.

• Nuevamente se duplica al fin de los 50 (fin de la Segunda Guerra Mundial) y después de 40 años, en 1990, vuelve a duplicarse otra vez.

• En el 2007 se vuelva a duplicar, de ahí en adelante el conocimiento se duplica cada 4 años y se estima que para el 2020 se duplicará cada 60 días.

En resumen; se tardó 1750 años para que se duplique por primera vez, luego se tardó 150 años, la tercera se presenta luego de 50 años, a posterior, se resulta a los 40 años, luego a los 17 y a partir del 2020, cada 60 días. Asusta un poco ¿no?

Esto nos lleva a pensar que no hay estructura ni tecnología que pueda amparar la estrategia de supervivencia de una empresa. El conocimiento se duplica una y otra vez y como si fuera un temible tsunami, arrasa con cualquier esquema rígido o basado en aspectos hard y/o tecnológicos.

Definitivamente, en este cuadro, la única posibilidad de competir es tener gran capacidad de aprender más rápidamente y de disponer a toda la organización para ser altamente permeable hacia el aprendizaje constante.

Y aún pareciendo tonto, esto implica la necesidad de estar dispuestos para llevar a cabo trabajos que aún no existen, el usar tecnologías todavía no desarrolladas y ser capaces de decidir sobre problemas no siquiera hoy imaginados.

El conocimiento arremete a una velocidad imposible de visualizar y esto genera cambios de tal grado y velocidad que no permiten anticiparse a lo que se ha de vivir.

Las personas tendemos a quedarnos dentro de una “zona de seguridad” que esta demarcada por lo vivido y lo aprendido. Esto hace que el éxito logrado con tal o cuál estrategia u acción nos condiciona haciendo suponer que igual práctica conducirá inevitablemente a igual resultado.

Lamentablemente, no es, ni jamás volverá a ser así. La nueva realidad nos dice que, cuanto mayor haya sido el éxito en el pasado, mayor es la probabilidad de que la estrategia empleada haya quedado absolutamente obsoleta y, en consecuencia, más se necesitan de cambios drásticos.

Ya es esta nuestra realidad y para aquellos que dicen que no pueden cambiar, que esto o aquello es “imposible”, sólo me permito señalar a Elbert Hubbard cuando dijo; “El mundo se mueve tan rápidamente estos días que la persona que dice que “no se puede hacer”, se ve interrumpida por alguien que lo está haciendo”.

Si su empresa aún no se vio en esta situación alégrese y ya mismo póngase a trabajar, considere que el mejor momento para afrontar el cambio es cuando aún no se lo necesita. Cuando llueve, ya es tarde para lamentarse por no haber llevado el paraguas.

Piense que entender la realidad no es suficiente ya que esto no implica tener la capacidad de modificarla. El conocer la anatomía de un ser humano no lo convierte en un experto cirujano.

Considere que cuanto mayor la velocidad de desplazamiento, (caminando, en auto, en avión), mayor es la atención que se necesita y se requiere el ver más adelante a fin de anticiparse a los obstáculos y posibles problemas; por ende, conducir una empresa en el mundo actual, exige ver aún más allá y estar dispuesto a adaptarse a los cambios constantes.

En relación a ello, es su capacidad para ver el futuro la única herramienta válida a fin de la supervivencia de su empresa.

La agricultura fue la base de la economía durante 8.000 años; luego le continuó la industria que sólo primó por 300 años. Hoy vivimos el mundo de la información, que sólo tiene 50 años.

La velocidad del cambio no disminuye ni nada hace pensar que lo hará, al contrario; es de imaginar que la aceleración irá en aumento con efectos muy inciertos en la vida de los hombres y las instituciones.

Lo único que nos queda es “capacitarnos para ser capaces de aprender”, estar dispuesto a los cambios, estar atentos y ver más allá del horizonte y si esto parece imposible, recuerde…lo imposible es aquello que no se ha hecho nunca…hasta que alguien lo hace.