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Ascenso al techo de Córdoba

VILLA ALPINA.- Después de un largo, sinuoso, pero muy agradable camino hacia el corazón de las sierras de Calamuchita, aparece como un oasis la vegetación de Villa Alpina. Enclave típico de la región, creado hace unos sesenta años por familias alemanas, pinos, robles, sauces, eucaliptos, álamos y abedules plantados por los pobladores hoy se combinan con la flora autóctona en la que se destacan el coco y, en las alturas, el tabaquillo. Este es un árbol bien conocido en las sierras cordobesas, que se caracteriza por la corteza en finas capas que asemejan las hojas del tabaco, de un firme color amarillento con tonalidades rojizas. Un festival de sonidos revela la presencia de teros; caranchos; bandurrias, durante las primeras horas de la mañana, y en la noche es normal cruzarse con los zorros grises típicos de la región, y más arriba, pumas y gatos monteses.

Al entrar en Villa Alpina se pasa, literalmente, como quien cruza un vado, sobre el río Los Reartes, que divide el poblado en mitades. Su recorrido de aguas limpias se dibuja en curvas circundadas en parte por pequeñas playas de arena, en las que aparecen de pronto ollas que permiten un baño que se comparte con las truchas del río. El río nace más arriba, al pie del cerro La Totora, y después de un intenso recorrido, atraviesa el pueblo Los Reartes y va a desembocar, bastante más abajo, en el dique Los Molinos.

Villa Alpina está situada unos 40 kilómetros al oeste de Villa General Belgrano, al oeste del valle de Calamuchita, al sur de la provincia de Córdoba. Quienes eligen esta zona, en lugar de los otros valles cordobeses de Punilla, Traslasierra, o las Sierras Bajas, saben que podrán encontrar en ella rincones inhabitados en los meandros de los ríos y arroyos que bajan de los cerros. Es que, a diferencia de otras zonas de la provincia, aquí la explotación turística es más fragmentada y, por lo tanto, permite resquicios de soledad aun en el verano.

Para alojarse en Villa Alpina hay bungalows a orillas del río, cabañas en el pinar, y un albergue de montaña, más juvenil y económico. Pero en general, la mayor cantidad de visitantes corresponde a gente de paso, ya que es la principal puerta de acceso al cerro Champaquí, y al cerro La Totora, también conocido como cerro Negro. El primero es el más frecuentado; tiene 2790 metros de altura, el cerro más alto de la provincia, y se ubica en el límite entre Calamuchita y San Javier. Su nombre en aborigen significa cumbre del agua que corre o agua de la cumbre.

Cuesta arriba

La trepada al Champaquí comienza en el sendero que parte de la villa y, luego de rodear un refugio, se interna en un grande y bello pinar, por donde se pasa antes de comenzar la primera subida a la cuesta del cerro La Mesilla. Se llega así a la parada el Tabaquillo, donde la presencia de este árbol revela que estamos a más de 1700 metros de altura, exactamente a 1820 (desde Villa Alpina, 480), y después una parte más empinada, donde desaparece la vegetación, se accede finalmente, después de unas tres horas de caminata, a la estancia San José, en la que hay un puesto que brinda comidas y servicios. Desde allí, la travesía continúa entre piedras de diferentes colores y un paisaje agreste, hasta el río Tabaquillo, base del cerro Champaquí, en cuyos alrededores hay varios refugios y donde suele terminar la primera jornada.

El primer obstáculo al día siguiente es el cruce del río, una tarea algo complicada, especialmente cuando está crecido. Después sigue un importante ascenso, cuyo primer premio es la visión de la cascada, y más adelante los arroyos, que aparecen en el camino, junto a tabaquillos, flores silvestres y pequeños reptiles. La caminata aquí se hace más lenta y dificultosa; se ven un par de lugares clásicos como la Cueva de los Cuarenta y el Refugio del Minero, y se llega por fin al tobogán, una piedra lisa que obliga a aguzar el ingenio para poder treparla. El Champaquí ha sido conquistado en una aventura que, con el regreso, durará tres días en total.

Muchos han subido al Champaquí, especialmente en verano. En un día intenso puede haber decenas de personas festejando a gritos en la cumbre el ascenso al techo de Córdoba. Sin embargo, aseguran aquí que el cerro La Totora, mucho menos visitado, es tanto o más interesante. Para llegar, el camino inicial desde Villa Alpina es el mismo hasta llegar al valle del Tabaquillo, pero desde ahí hay que seguir hacia el Norte en un ascenso que es un poco más complicado que el del Champaquí. Al pie del cerro Negro es aconsejable detenerse a conversar con don Marco, de 93 años, que sigue trabajando el cuero y brinda junto a su familia servicios y comida.