BMW cumplió con la amenaza que lanzó en marzo y anunció formalmente que se encuentra “provisoriamente suspendido” el proyecto de fabricar autos en Brasil.
Así lo afirmó el CEO de la compañía, Norbert Reithofer, durante la presentación de los resultados de la compañía durante el primer trimestre del año.
Reithofer dijo que el proyecto de la fábrica brasileña debe ser “mutuamente benficioso”, tanto para el país como para la automotriz.
La declaración del ejecutivo fue una respuesta a la medida del Gobierno brasileño, que decretó un nuevo régimen automotriz, aunque todavía no fijó posición con respecto a los autos importados. A partir del 2013, sólo los vehículos fabricados en Brasil recibirán descuentos en el Impuesto sobre Productos Industrializados (IPI).
De esta manera, BMW recibiría beneficios sólo para el auto que fabrique en ese país –se habla del Serie 1 o de la X1-. El resto de los modelos importados seguirían gravados con ese impuesto.
A pesar de su afirmación, Reithofer no descartó por completo la construcción de una planta en Brasil. El ejecutivo aseguró que las negociaciones “están bien encaminadas”. El cronograma inicial pretendía oficializar el anuncio en noviembre pasado, pero el anuncio del aumento en el IPI tomó de sorpresa a los ejecutivos de la marca alemana –y a varios importadores más-.
Hasta el momento de la creación del nuevo régimen automotor, el estado de Santa Catarina era el principal candidato a recibir la nueva planta de producción.
