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Cáncer y fertilidad

El diagnóstico de una enfermedad oncológica y su tratamiento pueden perjudicar la fertilidad. Las chances de curación son cada vez más altas por lo que actualmente el tema de posibles embarazos debería considerarse dentro del equipo que trata al paciente. El cáncer de mama, en particular, es uno de los que cuentan con mejor sobrevida o cura si es tratado a tiempo. Por este motivo, es importante tener en cuenta las diferentes opciones que permiten la preservación de la fertilidad para el futuro.

Al detectarse una patología oncológica es necesario actuar con la mayor diligencia posible ya que, por un lado, hay que preparar el tratamiento oncológico y, por el otro, es preciso evaluar si se cuenta con tiempo suficiente para realizar alguna técnica de preservación de la fertilidad. Obviamente, lo principal es privilegiar la vida, pero dado que el pronóstico ha mejorado notablemente, es importante considerar los diferentes métodos.

Conocer las opciones

Muchos problemas oncológicos permiten la búsqueda del embarazo después de determinado tiempo y las alternativas son varias.

Si la paciente está en pareja, la criopreservación de embriones es la opción más acorde. Esta técnica responde bien al descongelamiento y por lo general se logran embarazos exitosos.

Por el contrario, si la paciente está sola o es muy joven, se puede considerar la estimulación ovárica para hacer una extracción y congelar. En este sentido, además de la criopreservación -que es una técnica de congelamiento de óvulos lenta- se está trabajando con una novedosa técnica que presenta mejores resultados: la vitrificación. Ésta realiza un congelamiento rápido que permite contar con una mayor cantidad de óvulos al descongelarse. En este sentido, lo importante no es la posibilidad de congelar, sino además, el resultado final, es decir, la cantidad que se recupera de esa muestra congelada y el nivel de fecundación que se logra con esos óvulos, como así también la calidad de los embriones.

La técnica de vitrificación de ovocitos es un sistema de congelamiento rápido a 23 grados por minuto que permite una sobrevida del 97%, lo que se traduce en excelentes resultados, similares a los que se consiguen con ovocitos frescos. Esto en relación a la cantidad de ovocitos que sobreviven a la desvitrificación, la tasa de fecundación, tasa de implantación, tasa de gestación y recién nacidos vivos. Además, la técnica evita que se formen cristales intracelulares que dañen el óvulo, conservando así su viabilidad.

Otra opción que puede ofrecerse es la utilización de tejido ovárico. Se guarda una muestra de tejido pequeños trocitos y, como se congela y se logra descongelar de manera satisfactoria, se reimplanta en el organismo. De todos modos, si bien logra asimilar y formar folículo, además de restaurar en algunos casos el microclima hormonal previo al tratamiento oncológico, es una técnica compleja y cara frente a las otras opciones.
La criopreservación se utiliza mucho para hombres y mujeres jóvenes que necesiten someterse a un tratamiento contra el cáncer, quimioterápico o radioterápico. Esta es una de las indicaciones más importantes, incluso entre los varones. Los parámetros deben adaptarse al tipo de tejido en cuestión pero se espera que el tejido masculino (testicular) responda igual que el tejido femenino ante esta técnica.

Por ultimo, la ovodonación o la donación de embriones, es otra de las posibilidades que en última instancia debería considerar la mujer enferma.