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Chajarí, las termas y el lago

Nadie toma la decisión de dar un paso al costado y salir de la gran cascada del Parque Termal de Chajarí. ¿Cómo interrumpir ese intenso masaje que brindan las aguas a una temperatura de 38 grados? Es pleno invierno, son las nueve de la noche y el espectáculo es, al menos, curioso: decenas de familias pasean en trajes de baño y en batas de toalla bajo la luz de la luna cuarto menguante.

A 523 km de Buenos Aires y sobre la transitada ruta 14, Chajarí se encuentra en el noreste de Entre Ríos. A mitad de camino entre Capital o La Pampa y las Cataratas del Iguazú, no son pocos los turistas que hacen un alto en su viaje hacia el Norte argentino para probar las bondades de las aguas del complejo, que fue inaugurado en 2001.

Con 42 hectáreas parquizadas, nueve complejos hoteleros, camping y restaurantes, el Parque -a 2 km del centro urbano- tiene seis piletas con iluminación subacuática, de las cuales cuatro poseen hidrojet; una tiene cascada de agua termal y otra es una semiolímpica cubierta. Además, hay una pileta para chicos dividida por un pintoresco puente. La temperatura de las aguas oscila entre los 37 y los 41 grados.

Desde el punto de vista físicoquímico, las aguas se clasifican como mesotermales, débilmente alcalinas, bicarbonatadas, sódicas, de baja mineralización, radiactivas y radónicas con presencia de microalgas. Según afirman en la zona, a una temperatura de entre 30 y 34 grados, son estimulantes, mejoran la circulación con efectos vasoconstrictores periféricos. En tanto, entre 35 y 37 grados, son sedantes y descontracturantes. En general, son indicadas para las afecciones de reuma, artritis y artrosis; mientras que son beneficiosas para algunos trastornos de la piel, los dolores musculares, las afecciones respiratorias y el asma bronquial y hasta recomiendan su ingestión para neutralizar la acidez gástrica.

Pero todos estos datos se sintetizan quizás en la actitud de Remigio, un italiano de 78 años que todas las mañanas a las 6.30 ya está en la puerta esperando que abra el Parque Termal. Le dicen “Sarmiento” y gracias a su constacia y las propiedades de las aguas, ha dejado de sufrir de una hernia de disco.

Paseos cercanos
Con unos 33 mil habitantes, Chajarí -que nació en 1872 con el nombre de Villa Libertad- ha tenido una fuerte ascendencia migratoria de pobladores italianos, por lo que se conservan tradiciones de los primeros colonos y sus viejas recetas. Por ejemplo, los licores de cítricos, las mermeladas y los salames.

Basta con alejarse pocos kilómetros del centro -con mucha vida nocturna y un flamante casino- para transitar entre extensos campos donde se funden los colores anaranjado y verde. Es que la base productiva de la región es la citricultura y la combinación de paisajes de campos y montes vírgenes con extensas plantaciones de cítricos, forestaciones de eucaliptos y pinos, configuran un paisaje cautivante. También pueden hallarse animales silvestres como carpinchos, nutrias, yacarés, chajáes y gran variedad de aves.

A 16 km de la ciudad, el Balneario Camping de Chajarí es el lugar elegido para disfrutar de aguas tranquilas y playas de arena y piedra junto al gran lago Salto Grande, ideal para los deportes náuticos y la pesca.