La inflación pegó más fuerte en los sectores medios y altos de la población en el último año, debido al mayor peso del sector servicios en la estructura de gastos de estos hogares.
Según datos de la consultora Economía & Regiones (E&R), entre junio del 2008 y junio del 2009 los precios minoristas acumularon una suba del 14,5%. Sin embargo, en los sectores de ingresos medios, ese dato se elevó al 14,8% y en los altos, al 15,4%. Mientras que, el índice de precios para los hogares indigentes y pobres (primer y segundo quintil) los bienes -y más específicamente los alimentos- tienen una importancia relativa mucho mayor.
Estas diferencias obedecen principalmente al mayor peso del sector servicios en la estructura de gastos de consumo de los hogares de clase media?alta, cuyo aumento anual (en el IPC GBA) durante el segundo semestre de 2008 y la primera mitad de 2009 asciende a 18% (en promedio sin ponderar), mientras que en el caso de los bienes dicho incremento trepa al 14,4 por ciento.
En cambio, en el índice de precios correspondiente a los hogares indigentes y pobres los bienes, y más específicamente los alimentos, tienen una importancia relativa mucho mayor. Por lo tanto, dado que estos últimos presentan incrementos de precios (anuales) menores a los servicios, es lógico pensar que la inflación correspondiente a los estratos sociales más bajos sea menor a la de las clases altas y medias.
Mayor suba de precios durante el período
* Educación (24,3%), donde se registraron fuertes aumentos en las cuotas de los colegios privados.
* Equipo y Mantenimiento del hogar (20,3%), debido a aumentos en los costos de las expensas, de los servicios de limpieza y reparación.
* Indumentaria (+19,5% a/a)
* Vivienda y servicios básicos (+19,3% a/a), impulsados principalmente por los incrementos de precios de la ropa exterior y de los servicios de confección y de los alquileres respectivamente.
* Alimentos y bebidas (+9,8% a/a)
* Transporte y Comunicaciones con aumentos anuales del 9,8 y del 13,7% respectivamente entre Junio de 2009 y el mismo período del año anterior.
Esta tendencia se explica fácilmente al considerar que, por un lado, las tarifas públicas se encuentran pisadas y contenidas por el gobierno nacional que intenta frenar la aceleración inflacionaria.
Por el otro, el capítulo de alimentos y bebidas (que representa casi el 33% de todo el índice de inflación minorista E&R, siendo el rubro con mayor participación relativa), también ha estado en la mira del gobierno Nacional cuya política anti?inflacionaria se limitó prácticamente, a intervenir en el mercado y a frenar los aumentos de muchos de los precios de los alimentos más importantes de la dieta de la población.
A su vez, la reducción del precio internacional de los alimentos y commodities, que trajo aparejada la crisis internacional redundó en que este capítulo del IPC E&R presente una inflación interanual menor al resto de los rubros.
De este modo, el menor incremento relativo de los alimentos y bebidas, genera una expansión menor en los precios de la canasta de consumo de los hogares más humildes.
En otras palabras, en la estructura de ponderaciones del índice de precios del sector de la población de menores ingresos (indigentes), los alimentos y bebidas tiene una ponderación (50,88%) superior al 32,87% del IPC E&R y aún más alta que en el índice de precios del grupo de mayores recursos (clase alta: 26,24 por ciento).
Otra diferencia sustancial en cuanto a la estructura de los gastos de consumo se encuentra en el Esparcimiento, que posee una ponderación del 10,57% en la confección del índice correspondiente al sector de la población de mayores ingresos (clase alta), mientras que en el índice de precios de los hogares indigentes pesa un 4,08 por ciento.
Otras discrepancias se encuentran en la Educación, Equipamiento y Mantenimiento del Hogar y Atención Médica y Gastos para la Salud.
