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Claves para usar adecuadamente el color en la deco

El color es una de las herramientas más poderosas con que contamos en decoración. La sensibilidad que en las personas se desarrolla a partir de la visualización de un color depende de distintos factores: social, cultural y antropológico. Esto hace que no exista un verdadero código universal de los colores aunque sí podemos clasificarlos en distintos grupos.

Lo que sí es cierto es que los colores pueden lograr que se desencadene una serie de sensaciones y estados de ánimo. Gracias a esto, podremos lograr, con una combinación adecuada de colores, crear los ambientes más variados. Una sabia aplicación de los distintos matices cromáticos puede incluso destacar o disimular las partes u objetos de la casa que deseemos.

Para utilizar el color como un arma efectiva en el diseño y la decoración es imprescindible tener en cuenta algunos principios básicos: cómo aprovechar al máximo sus posibilidades, sus efectos psicológicos y cómo combinarlos.

Sin duda, la tonalidad predominante de una habitación determinará su carácter. Debemos tener en cuenta la actividad que se va a desarrollar en cada espacio. Por ejemplo, si queremos crear un cuarto de juegos para niños, necesitaremos colores estimulantes y alegres, pero para un dormitorio buscaremos tonos relajantes.

Las mejores fuentes de inspiración para lograr una composición de colores en decoración son: el arte y la naturaleza. Observe atentamente un paisaje o un cuadro que le agrade y le parezca cromáticamente equilibrado e imítelo en su diseño. Analice la cantidad de color y la forma como se distribuyen y se relacionan entre sí los diferentes matices y luego trate de reproducir las mismas proporciones al combinar el color de la pared, con la alfombra, el mobiliario y los accesorios. Por otro lado, no se debe tomar las reglas de los esquemas de color y las formas de combinarlos en forma categórica, lo que cuenta en definitiva es el gusto personal de cada uno.

Clasificación según el círculo cromático: una gama de posibilidades

Los colores primarios son aquellos colores puros, es decir que no se obtienen de la mezcla con ningún otro, pero de los cuales se obtienen el resto de todos los colores, cuando se mezclan entre ellos y también con el blanco y el negro. Los colores primarios son: el rojo, el amarillo y el azul; cuando son usados juntos se producen efectos muy vibrantes, dando máximos contrastes. Es una combinación que debe ser manejada con mucho cuidado pues puede resultar agobiante y cansar mucho la vista.

En pequeños detalles resultan muy acertados y pueden revitalizar y alegrar un mobiliario sobrio y monocromático.

Los colores complementarios juegan un rol fundamental para crear un ambiente descontracturado, rústico y moderno a la vez, con colores
contrastantes: el verde y el rojo, opuestos en el círculo cromático, crean un espacio vibrante y lleno de vida. El color verde adquiere particularmente múltiples tonalidades.

También se pueden manejar estilos y criterios de decoración completamente distintos utilizando dos colores como el azul y el verde que se llevan bien. En matices no muy puros, el verde más apagado y el azul eléctrico crean ambientes muy agradables. A pesar de que es una combinación que nunca falla, azul y verde juntos pueden resultar un poco aburridos o apagados, lo ideal para animarlos es utilizar detalles en su color complementario, el naranja.

El resultado: una estancia sobria y elegante.

Otro variante en colores complementarios: el azul turquesa y el naranja que producen el mayor grado de contraste sin entrar en desarmonía.

Los colores fríos como los azules, los verdes y los violetas, en general producen una sensación de calma y tranquilidad. También pueden generar un efecto de alejamiento, de distanciamiento, por eso son muy usados en habitaciones pequeñas, o cuando se quiere disimular un espacio muy estrecho, como un pasillo por ejemplo. No es aconsejable utilizarlos solos ya que pueden dar a una habitación un efecto de poca intimidad y tristeza, que podría convertirse en un lugar un poco frío e impersonal. Si aplicamos una paleta de colores fríos y neutros se puede crear un ambiente calmo y relajado, que junto a la luz natural invita al relax o disfrutar de la lectura.

Para que el espacio conjunto luzca más vivaz, una buena recomendación es añadir pequeños detalles en amarillo que hacen la diferencia.

A los colores cálidos pertenecen aquellos capaces de estimular, energizar, favorecer la actividad física y mental, y también se les atribuye la capacidad de penetrar más profundamente en los tejidos del cuerpo humano. Sin embargo, los fríos son los que el cuerpo absorbe más superficialmente, son relajantes y estimulan el sueño.

Los colores cálidos (amarillos y rojos) tienen un efecto estimulante y dan la impresión de que avanzan, que se adelantan de la superficie que los contiene. Esto provoca sensación de cercanía. Son colores vitales, alegres y activos.

En general, el uso ideal del color es aquel que integra, en un mismo ambiente, los conceptos de armonía y contraste. Existe armonía cuando la integración de todos los colores producen una unidad grata a la vista, equilibrada y serena. Existe contraste cuando la unión de varios colores produce una especie de choque que crea una unidad cromática más vital y dinámica. En este punto es necesario tener cuidado: una oposición demasiada violenta entre dos o más colores puede producir desarmonía.

Es importante decir que todos estos datos son el disparador para que usted pueda empezar a componer la idea. La decoración puede ser un caos, con malos resultados, si no conocemos los mínimos detalles teóricos, conceptos y estrategias básicas. No se puede improvisar si se desea obtener resultados claros. Antes de transgredir o dejarnos llevar por la pasión, necesitamos saber cuestiones básicas que no podemos ni debemos dejar pasar.