Inicio Empresas y Negocios Comienzan a soplar nuevos aires para el futuro de la economía mundial

Comienzan a soplar nuevos aires para el futuro de la economía mundial

Las fuertes subas de las bolsas de marzo y abril, que parecen extenderse hasta mayo, sirven como fiel parámetro para reflejar los nuevos vientos que están comenzando a soplar entre los inversores del mundo.

Si bien es prematuro afirmar que el tsunami económico-financiero llegó a su fin, todo parece indicar que la crisis global va quedando atrás y que la luz al final del camino se ve ahora con mayor intensidad.

Tal es así que, según publicó la prestigiosa revista The Economist, dos tercios de las 42 acciones que monitorea han aumentado en las últimas seis semanas más del 20 por ciento.

La publicación también da cuenta del repunte de otros indicadores provenientes de diferentes partes del mundo que comienzan a iluminar un nuevo sendero: la economía China da muestras de recuperación, los mercados inmobiliarios estadounidense -y de otros países- comienzan a repuntar porque las cuotas hipotecarias se hicieron más accesibles al bajar la tasa de interés y los índices de confianza también muestran signos de mejoría.

“Cuando el sistema financiero estaba al borde del colapso en septiembre, los inversores dejaron de lado todos los activos, salvo aquellos que eran más seguros, los consumidores dejaron de gastar y las empresas cerraron. Ese salto a las profundidades podría verse seguido de un ciclo virtuoso, donde las ruedas financieras comienzan a girar nuevamente, los consumidores abren sus billeteras y las empresas dejan de retener el dinero para ir en busca de ganancias”, señaló The Economist.

El cambio de tendencia que señala, también se evidencia en la evolución de las principales bolsas mundiales desde fines del año pasado.

Un indicador que es tomado como termómetro para medir la fiebre de la economía global es el S&P 500. Dicho índice tiene en cuenta la cotización de igual número de compañías radicadas en Estados Unidos.

En la jerga bursátil, muchos analistas afirman que cuando rompe la barrera de los 1.250 puntos preanuncia que la mayor economía del mundo ingresará, tarde o temprano, en recesión. Sin ir más lejos, cuando se produjo la caída de Lehman Brothers, el índice se ubicó precisamente en los 1.283 puntos. Luego siguió derrumbándose hasta rozar los 700 en febrero. Pero a partir de entonces comenzó un cambio de tendencia y empezó a escalar hasta llegar a los 900 puntos actuales, y con síntomas que anticipan que seguirá en ascenso.

Los índices financieros anticipan la marcha futura de la economía real
Los índices bursátiles actúan como indicadores de confianza, que son leídos incluso por aquellos que son adversos a invertir en los mercados.

No por nada, y pese a la permanencia de numerosos problemas que aún persisten en la economía global, la reciente recuperación fue como un bálsamo que alivió las expectativas mas catastróficas de hace escasos meses.

Otro dato muy relevante que marca este incipiente cambio de tendencia viene dado por la retracción de la demanda de bonos del Tesoro norteamericano, el activo por excelencia (junto al dólar y al oro) al que recurren los inversores en momentos de profundas turbulencias.

En el momento más complicado la demanda era tan grande que la tasa de interés que ofrecían a diez años era levemente superior al 2%. En la actualidad, para este plazo están pagando algo más del 3%. Pero el caso más emblemático es el de las notas a 13 semanas de plazo, que en diciembre tenían un rendimiento igual a 0% y hoy se ubican en el 0,2 por ciento.

Estos incrementos, que a simple vista parecerían muy pequeños, en realidad no lo son. En primer lugar, porque para los inversores del mundo representan cifras considerables, habida cuenta de las millonarios volúmenes de dinero que se operan. En segundo término, porque están reflejando un cambio de tendencia respecto al escenario registrado en los momentos más críticos.

Voces locales
En su último informe, M&S Consultores, la consultora que dirige el economista Carlos Melconian, explicó: “A esta altura, el rally de los mercados de acciones y la caída en la aversión al riesgo de los inversores, que se trasluce en que el dólar y los bonos del Tesoro dejaron de fortalecerse, indica que el mercado comienza a percibir que hay luz al final del túnel para la recesión y la crisis financiera”.

Sin embargo, desde la consultora afirmaron que esto “no implica que la economía ni los mercados estén por rebotar fuerte para retornar a los niveles de hace un año atrás”. Sí ,en cambio, “que el mercado empieza a descontar que la producción y la rentabilidad empresaria se estacionaron varios escalones abajo, pero se estacionaron al fin. A partir de ahora, con vistas al segundo y tercer trimestre, la ´sangría´ del mercado de trabajo debería ir aflojando y el crédito comenzar a regenerarse, de a poco, para ir confirmando esas perspectivas”.

En tanto, el economista Tomás Bulat, así se refirió a la situación actual y a qué puede esperarse para los próximos meses:

Por otro lado, según el analista Agustín Cramo, “Estados Unidos está viendo pisos en viviendas y empleos, que van a alcanzar su punto máximo en septiembre, al menos esa es la sensación que da en base a los datos que se han ido publicando”.

En dialogo con iProfesional.com, Jorge Castro, analista internacional, afirmó que la principal potencia mundial atravesó dos procesos en simultáneo hasta el año pasado. El primero fue la recesión, que comenzó en septiembre de 2007, y luego una crisis de confianza, producto de la caída de Lehman Brothers y de AIG (septiembre 2008). Pero en 2009 las cosas comenzaron a cambiar.

El analista afirmó que “en el primer trimestre el pánico terminó y el indicador que da cuenta de esto es el aumento del consumo individual, que creció a pesar del incremento en la desocupación. El repunte significa una mayor confianza. Tal es así que en el primer trimestre del año el consumo creció un 2,2% y es una cifra relevante porque el 70% del PBI de los Estados Unidos se mueve en base al nivel de compras”.

“Hay consenso en que la economía norteamericana ya tocó su piso, algo que sostiene también Ben Bernanke. Ahora se debate sobre el ritmo e intensidad de esa recuperación que se dará en el segundo semestre de 2009”, sostuvo Castro.

China se recupera y la Argentina festeja
“En el caso de China, la recuperación se dio en forma previa a la de Estados Unidos, adelantándose así a la tendencia mundial. En el primer trimestre de 2009 su economía creció 6% -previamente había crecido un 0 por ciento-, y lo hizo en base a la demanda interna”, agregó el ex secretario de Planeamiento.

Y explicó: “Lo importante es que en ese país en los últimos tres meses nació una nueva etapa histórica del proceso de acumulación, fundada en el mercado doméstico y en el consumo individual de sus 1.300 millones de habitantes, antes que en el comercio internacional y en la inversión, como ha ocurrido en los últimos 30 años”.

La palabra oficial es de esperanza
Es así como el escenario catastrófico que algunos auguraban tiempo atrás comienza levemente a disiparse aunque, para apostar por una rápida recuperación de la economía, todavía habrá que esperar. Mientras tanto, los analistas internacionales proyectan una estabilización de los mercados, sujeta a inevitables correcciones.

La idea de que EE.UU. saldrá de la recesión en la segunda parte de este año, y que su economía registrará un leve crecimiento en 2010 y 2011, cuenta cada vez con más adeptos, principalmente entre los inversores norteamericanos. Un cambio de tendencia del que diera cuenta iProfesional.com (ver nota: La mayor potencia muestra signos de mejoría y analistas adelantan el fin de la crisis).

Barack Obama y el Secretario del Tesoro, Timothy Geithner, fueron los primeros en unir la suba de las acciones con los datos de la realidad. Hace dos semanas se animaron a decir que lo peor de la recesión y la crisis financiera habría quedado atrás.

Sus argumentos fueron basados en que los balances de las compañías que cotizan en bolsa arrojaron una lectura “menos mala” de lo que se esperaba: el 60% de las empresas mostraron resultados mejores a los previstos.

La semana pasada, fue la propia Reserva Federal la que se sumó al discurso optimista, cuando mencionó que “las perspectivas económicas mejoraron desde marzo, a partir de la distensión en los mercados financieros”.

El propio titular de la FED, Ben Bernanke, expresó su convencimiento ante el Congreso de que la economía va camino a una recuperación, aunque consignó que el repunte podría ser lento y que probablemente la tasa de desempleo subirá aún más. Al respecto sostuvo: “Las empresas probablemente serán cautas a la hora de contratar personal, lo que implica que la tasa de desempleo podría permanecer alta por algún tiempo, incluso si se reanuda el crecimiento económico”.

“Esperamos que la actividad económica toque fondo, para luego ir subiendo posteriormente este año”, afirmó.

El impacto en la Argentina
En lo que respecta a la situación de la Argentina, un dato para destacar es que comienza a desacelerarse el desplome de las exportaciones. Tal es así que en enero se habían derrumbado un 36%, para luego caer en febrero un 24% y en marzo, un 16 por ciento. Es decir, menos de la mitad del derrumbe registrado en el primer mes del año.

Por su parte, en base a datos adelantados por la Dirección General de Aduanas (DGA) a iProfesional.com (y proyecciones de la consultora Abeceb.com), en abril la baja habría sido del orden del 15 por ciento.

Las causas que explican esta mejor performance respecto a los meses previos están dadas por los precios de las commodities agrícolas en ascenso, principalmente los de la soja, en parte gracias a la firme demanda por parte de China.

En el plano industrial, un factor clave que determinó la desaceleración del desplome es la mayor demanda brasileña.

En efecto, el país vecino adquiere cerca de 8 de cada 10 autos argentinos que salen al mundo, y la expansión del consumo que experimenta ese mercado desde el mes de marzo fue vital para las automotrices argentinas, que venían de padecer un derrumbe promedio cercano al 60% durante los dos primeros meses del año.

Como contrapartida, la economía argentina continúa estando presa de sus propios conflictos internos y esto se evidencia en el derrumbe de las importaciones, que muestran caídas superiores al 30 por ciento, lo que estaría indicando que el consumo interno y la producción (que se refleja en las compras de insumos y bienes de capital) están lejos de recuperarse.

En consecuencia, al país se le presenta un panorama más alentador en lo que respecta a sus ventas al mundo, mientras que padece una alta incertidumbre en el plano local, evidenciado justamente en su fuerte desplome en el nivel de compras externas.

Tal como explicó Bulat, la economía argentina “dependerá más de cuestiones domésticas que de un contexto internacional que se presenta como más favorable”.

Una luz, con recaudos
Los analistas explican que esa luz de esperanza no debe ser malinterpretada para ser vista como el inicio de una fuerte recuperación, cuando lo único que verdaderamente muestra – hoy en día – es que la caída ha llegado a una meseta.

Cabe destacar que en todo este tiempo se produjo una expulsión fenomenal de gente del mercado laboral, y que pasará cierto tiempo hasta que se vuelvan a generar las condiciones económicas y financieras para que gran parte de ellos recuperen sus puestos de trabajo.

También los bancos aun tienen sus heridas abiertas al estar sostenidos por capital público y al poseer gran cantidad de activos tóxicos en sus balances.

Los consumidores deberán moderar durante un tiempo sus compras para poder así pagar deudas o recuperar parte de sus ahorros. Y esto va a ser un trabajo arduo y duro.

La suma de estos factores lleva a conformar la opinión generalizada que en los dos próximos años se lograrán tasas de crecimiento, aunque moderadas.