Inicio Empresas y Negocios ¿Cómo afectan a la gestión del líder los estados de ánimo?

¿Cómo afectan a la gestión del líder los estados de ánimo?

Hace relativamente poco tiempo que se ha comenzado a dar importancia a las emociones dentro de las organizaciones. Antes, se las debía ocultar, controlar o reprimir. Pero con la aparición del libro “La Inteligencia Emocional” de Daniel Goleman, se ha replanteado el papel que las emociones juegan en nuestras relaciones, nuestra salud, nuestro comportamiento y nuestra vida. Hoy sabemos que no se trata de reprimirlas sino de encauzarlas de manera más adecuada e inteligente.

¿Es posible liberarse de las emociones negativas? Sí.

Los coaches sabemos que hay relación entre las emociones, el lenguaje (manifestado a través de nuestro pensamiento, nuestro diálogo interno y nuestras conversaciones), lo particular de nuestra corporalidad y nuestro modo de relacionarnos.

Y también sabemos cómo intervenir en cualquiera de estas tres áreas para cambiar las emociones que nos afectan negativamente, ya que este tipo de emociones limitan nuestra libertad interna y alteran nuestra capacidad de discernimiento.

Dice Humberto Maturana, biólogo chileno: “No hay vivir sin emoción porque la emoción es, desde la operacionalidad del vivir, la configuración dinámica de la corporalidad que, en cada instante, especifica qué conductas relacionales le son posibles al ser humano”.

El científico afirma que nuestra cultura muchas veces evita el tener conciencia de las emociones, que cuando hablamos de “emocionarnos” en realidad estamos “conmoviéndonos” y que todo nuestro vivir se da desde el emocionar.

La emoción define la acción y, al definirla, especifica lo que pasa en la relación con nosotros mismos, con el otro y con el entorno. La emoción determina qué acciones puedo o no puedo ejecutar. Es decir que la emoción tiñe nuestras acciones: mis comportamientos no son iguales si me despierto triste que si me despierto alegre.

En las organizaciones, los líderes tienen que saber cómo sus emociones afectan su gestión a nivel personal y grupal, tanto negativa como positivamente, influyendo directamente en el clima organizacional.

La unión entre la inteligencia emocional y el coaching es fundamental. Al integrar la inteligencia emocional, el coaching se convierte en un vehículo fundamental ya que el coach tiene las competencias para trabajar a nivel profesional las emociones y los estados de ánimo dentro de las organizaciones.

Los coaches tenemos las competencias para intervenir en el desarrollo emocional del líder, siendo facilitadores del cambio. Observamos las acciones y los comportamientos que generan dentro del sistema, a través de las conversaciones del líder y su gente, su manera de relacionarse, la manera de escuchar las necesidades e inquietudes de su gente, cómo coordina acciones con otros.

Observamos también las manifestaciones más sutiles de su emoción en las expresiones de su rostro, de sus posturas corporales, de su voz y de sus gestos, y cómo esto tiene consecuencias directas en el clima organizacional.

Ya que la emoción es constitutiva del ser humano, como líderes tenemos que saber cómo transformar nuestras emociones negativas para ser “líderes emocionalmente inteligentes”, como dice Daniel Goleman. “Los líderes irritables, dominantes y susceptibles repelen” a su gente.

En cambio, los líderes con mayor poder de atracción son personas emocionalmente positivas, capaces de influir sobre el estado emocional de sus colaboradores. Los líderes que tienen este talento son como “una especie de imanes emocionales” que extraen de las personas lo mejor de sí mismas.

Este líder es capaz de inspirar equipos de trabajo basados en la colaboración generativa: equipos de individuos plenos, con pasión, creatividad y energía. Según Robert Dilts, especialista en PNL, estos equipos comparten la capacidad de crear un campo relacional. Como consecuencia de ello, frecuentemente aparece el resultado de una mente grupal o inteligencia de enjambre, promoviendo una inteligencia creativa colectiva.