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¿Cómo piensa un entrepreneur?

En 1997, Saras Sarasvathy, profesor de la escuela de negocios de la Universidad de Washington, comenzó a recorrer los Estados Unidos entrevistando a líderes empresariales. “¿Cómo empezó usted?”, les preguntaba, “¿Qué problemas enfrentó?” “¿Cómo los resolvió?”.
En 2001, plasmó su experiencia en What makes entrepreneurs entrepreneurial?, un controvertido paper cuyos violentos coletazos amenazan con destruir a la vieja teoría de la decisión racional en que se basa la teoría del management de nuestro tiempo.
Al fin y al cabo, ¿qué se aprende en una escuela de negocios?

Básicamente, sostiene Sarasvathy, procedimientos y métodos de racionalidad causal. La consigna del management estratégico puede sintetizarse en: “Estudie las tendencias de los mercados. Vea cuáles son las oportunidades del futuro. Fíjese una meta. Luego, administre con eficiencia los medios a su disposición para alcanzarla”.

El mundo de los negocios está impregnado hasta la médula de este tipo de racionalidad. En base a lo que observamos que está ocurriendo hoy en el mundo, ¿cuáles son las tendencias? ¿Cuáles serán las consecuencias? Los gurúes son los héroes de este tipo de racionalidad. Ellos llenan salas de conferencias y embolsan jugosos honorarios diciéndole al público qué es lo que ocurrirá (o al menos, qué creen ellos que ocurrirá).

Sin embargo, advierte Sarasvathy, no es así como piensan los entrepreneurs. Su proceso de razonamiento no es “causal” sino “efectual”. Al encarar un proyecto, el entrepreneur cuenta con tres medios: sus propias capacidades innatas, las habilidades adquiridas por la educación y los contactos personales. Con tan limitados recursos, es implausible que se diga: “dentro de 10 años quiero ser el primer fabricante mundial de computadoras. ¿Cómo administrar los medios para lograrlo?” Según la teoría “efectual”, lo que realmente se dice es “Bien, cuento con estos medios. ¿Qué metas puedo alcanzar con ellos?” En el proceso, las metas se van modificando continuamente a medida que varían las circunstancias.

En definitiva, el entrepreneur se guía por una máxima sencilla: “En la medida en que podamos controlar el futuro, no necesitamos predecirlo”. Aquí radica toda la diferencia. Según Sarasvathy, el empresario exitoso no intenta predecir cuáles serán los mercados más rentables ni se lo encontrará jamás entre el público de las conferencias de Alvin Toffler o Henry Mintzberg.

En síntesis, concluye este profesor de la Universidad de Washington, los entrepreneurs se diferencian de los managers porque piensan en términos de efectos. Creen que el futuro no está escrito y puede ser modelado por la acción humana. Entonces, ¿qué sentido tiene elaborar abstractos modelos para predecirlo? Ellos no predicen, ellos forjan su propio destino.