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Cómo poner en penitencia a mi hijo

En relación a los límites y las diferentes maneras de lograrlos, es importante tener presente que la modalidad de vínculo y de crianza que optemos como adultos tendrá grandes consecuencias en los niños, en todas las áreas que lo conforman: afectiva, intelectual, social y física.

En el desarrollo emcional de los pequeños suelen darse algunas etapas más difíciles relacionadas con los límites. Una de ellos es el tema de errinches y caprichos, unas de las primeras manifestaciones en la búsqueda de autonomía, basada en el intento de ir más allá del otro (de sus palabras, sus miradas, sus opiniones, límites, prohibiciones) hacia la constitución de su singularidad, su identidad como otra persona diferente a sus padres, y por lo tanto con su criterio, deseos, necesidades.

Hasta que el niños logre su independencia, buen uso de sus propios recursos, autonomía, vida propia, muchos pasos habrán dado tanto los hijos para lograrlos, como los padres para propiciarlos o por lo menos permitirlos, sabiendo que el papel de los padres y adultos en general es clave para favorecer un desarrollo saludable.

Para ellos es fundamental:

– ejercer la autoridad, entendiendo como tal la inclusión de su palabra y su mirada en relación a normas a cumplir
– sostener las normas establecidas, el límite impuesto que dice: “no todo es posible” sin retroceder a causa del facilismo o falso amor.

Para trabajar productivamente en la inclusión de las normas o límites podemos hacer uso de ciertos recursos:

– Desvío de atención: se trata de llevar la atención del pequeño hacia otro lado que el “conflictivo”
Es importante saber que en este caso se resuelve la situación pero no se está enseñando al pequeño a aceptar los límites.

– Negociación: es decir incluir un lugar intermedio entre la posición del pequeño y la nuestra
Por supuesto que no todos los temas incluyen esta posibilidad, y como todos los recursos si su uso es muy frecuente, pierde eficacia.

– Fundamentación: intentar que nuestro hijo comprenda el límite para que responda a él.
Una vez más, es importante el equilibrio. Efectivamente es bueno para su aprendizaje comprender los motivos de las normas a seguir; pero si esto no es posible se debería sostener igual.

– Ejercicio de Autoridad: se trata de una intervención clara, segura, que incluye las normas y los límites esenciales para el desarrollo del pequeño, que logra sostenerlo frente a posibles desacuerdos y finalmente su cumplimiento con el uso de uno o más de los recursos anteriores.

– Premio y Castigo: brindarle a nuestro hijo premios al aceptar normas y castigos cuando no.
Es un recurso que se sugiere poco uso. Los niños se acostumbran a basar sus acciones a la espera de uno o evitando el otro y sin aprender lo más saludable, salteándose el ligar de la autoridad.

Dentro del castigo, se inluye la penitencia: se trata de un corte en la situación, una pena que debe cumplir. Para ello se sugiere:

– Una vez establecida, que la penitencia se sostenga
– que sea posible de ser cumplida
– que guarde relación con algún tipo de resarcimiento, corrección o arreglo de lo sucedido
– que el tiempo entre el acto a ser señalado, el establecimiento de la penitencia y su concreción sea breve

Seguramente si el entorno afectivo que rodea lo cotidiano del niño brinda seguridad y contención, el camino será mucho más sencillo de lo que parece.