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Cómo sobrevivir a un mal jefe quien puede, prácticamente, matarlo en sentido figurado

Un mal jefe también puede acabar con la parte de su alma que alimenta su energía positiva y compromiso.

Su jefe tal vez lo haga desear navegar en Internet o llamar agencias de recursos humanos para buscar un trabajo en cualquier otra parte. Tal vez sienta mucha lástima por usted mismo.

¡Pero no caiga en eso! No puede permitir convertirse en una víctima. En lo que respecta a su carrera profesional, esta actitud acabará con todas sus opciones. Al igual que cualquier otra situación desafortunada o injusta que le acontece en la vida, trabajar para un jefe difícil es un problema, pero es algo que tiene solución.

Para lograrlo, hágase la siguiente serie de cuestionamientos, cuyas respuestas le ayudarán a soportar lo que normalmente es una experiencia dolorosa -sí, dolorosa-, pero la tiene que aceptar, solucionar o concluir.

1. ¿Por qué mi jefe actúa como un patán?

Algunas veces la respuesta es sencilla. Su jefe actúa como un patán porque así trata a todos sus empleados. Pero es una situación completamente distinta si su jefe es desagradable únicamente con usted.

En ese caso, necesita comenzar a preguntarse qué ha hecho para ganarse su desaprobación. Piense muy bien cuál ha sido su desempeño y reflexione en qué pudo haber fallado. También, considere su actitud hacia la autoridad porque tal vez esa sea la causa del problema.

Quizás usted no tenga problemas con la autoridad y el resto de su autoevaluación también lo deje sin respuestas. Entonces, es tiempo de descubrir qué piensa su jefe. Si tiene suerte, le hablará claramente sobre sus fallas y podrá trabajar conjuntamente para corregirlas. Al mejorar su actitud o desempeño, el comportamiento de él también podría mejorar.

Irónicamente, su situación es muy distinta si descubre que su jefe está contento con su desempeño. Eso significa que se está comportando terriblemente sólo porque usted no le agrada, en cuyo caso la siguiente cuestión es…

2. ¿Adónde quiere llegar mi jefe?

Algunas veces es obvio que el mal jefe está por irse de la empresa. Sus superiores han dado indicios al respecto a la organización o él está dejando en claro que está ansioso por irse.

En cualquiera de los casos, usted está en medio de un juego de espera. Rinda buenos resultados y mantenga una postura propositiva hasta que llegue la ayuda.

Un caso distinto es si su mal jefe no se va a ir a ninguna parte en el corto plazo. Muchos jefes malos son gerentes con valores malos pero rinden buenos resultados, y son los más difíciles de manejar.

A menudo se quedan por mucho tiempo debido a sus resultados.
La mayoría de las empresas buenas saben quiénes son esas personas y eventualmente las sacan. Pero casi todas las empresas conservan este tipo de gerentes más tiempo del debido para el bien de la organización.

Si siente que ese es su caso, su siguiente pregunta debería ser…

3. ¿Qué me sucederá si entrego buenos resultados y soporto a mi jefe?

Si cree que alguien de mayor jerarquía en su empresa simpatiza con su situación, es posible que eventualmente sea promovido como premio por haber sobrevivido. Mientras espera, aguante y entréguese por completo al trabajo.

Pero sea cuidadoso. Suprima el impulso de quejarse con sus colegas y superiores. Tal vez lo cuiden desde arriba después de que regañen a su jefe por su comportamiento, pero puede estar seguro que su vida se volverá más incómoda posteriormente.

Siempre hay un elemento de incertidumbre en esta situación. Lo único que sabe a ciencia cierta es que ir a trabajar no es divertido. Es por eso que necesita formularse lo siguiente:

4. ¿Después de todo, por qué trabajo aquí?

Pocos trabajos son perfectos. Si tiene un mal jefe y la situación no va a cambiar prontamente, necesita valorar los pros y los contras y preguntarse: “¿vale la pena?”.

Si la respuesta es negativa, entonces comience a elaborar un plan de salida que le permita irse con el menor daño posible para su carrera y reputación.

Por otra parte, si espera que en el largo plazo su trabajo beneficie su carrera, realmente no tiene alternativa. Enfóquese en los motivos que tiene para quedarse y entienda que su jefe es la parte mala del trato que ha hecho con usted mismo. Eso significa que ha renunciado al derecho de quejarse.

Ya no puede considerarse una víctima. Cuando toma sus propias decisiones, también es responsable de las consecuencias.
¿Su empleo vale tanto como para soportar un mal jefe? Si no vale la pena, váyase dignamente. Y cuando llegue el momento en que ocupe un puesto de mando, recuerde exactamente qué hacía que su jefe fuera malo y cómo lo hacía sentirse. Nunca tratará a nadie de la misma forma.