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¿Cómo valorar una empresa?

En la nueva economía, globalizada y cada día más concentrada en menos empresas más grandes, quienes más ganan ya no son los más grandes, sino los más rápidos. Una empresa más rentable ya no es la que tiene más envergadura (más tierras, más edificios, más maquinaria, más imagen), sino las empresas que generan más flujo de caja para sus propietarios. El valor de una empresa entonces no se mide por su tamaño aparente, ni por el valor de sus activos, sino por su flujo de caja, y más concretamente por su “flujo de caja libre”.

Mi especialidad son las finanzas, me he dedicado a eso casi 30 años. Una de las preguntas que me hacen con más frecuencia es: “Enrique, desde tu punto de vista en cuánto valoras mi empresa”. Esta no es una pregunta que se pueda responder tomando un café un viernes por la tarde, ni siquiera teniendo los estados financieros más reciente del negocio sobre la mesa. Casi siempre los estados financieros no son confiables, por muchas razones. Los empresarios saben cuáles…

Existen más de 18 métodos para valorar una empresa. Algunos son simples y otros son complejos. No pienses que los más complejos son los más efectivos. Pero algunos son tan simples que uno dice “aquí alguien sale ganando” y quizás no es el que vende.

He visto valorar por empresas por valor de sus activos, cuando sus ganancias mensuales son impresionantes y quienes compran van a lograr recuperar toda su inversión en menos de cuatro o cinco años, quedando con el dinero en sus cuentas nuevamente y con propiedades muy valiosas. El vendedor creyó que vendió “al precio de mercado”, claro las propiedades; pero perdió muchísimo dinero porque su empresa valía más que las propiedades que tenía.

He visto vender una empresa cinco veces las ganancias de un año. Esto método parece razonable; pero asume que el que vende se va a embolsar las ganancias “adelantadas” de esos sesenta meses y que la persona que compra tiene “que esperar” a empezar a ganar su parte después del quinto año. Eso no tiene lógica.

¿Qué pensaría si alguien te quisiera comprar un edificio de locales comerciales por los alquileres que produce en sesenta meses? Asume que el edificio produce $50,000 dólares en alquileres, mide 10,000 metros cuadrados. Te darían $3 millones de dólares o $7,5 millones. No tiene sentido ese método de valoración. Valorar un negocio es mucho más completo, con más razón el método no es confiable.

He visto valorar empresas por las ventas, “multiplicadas por diez”. ¿De dónde salió esa idea? No entiendo. Las ventas nunca van a reflejar las ganancias de un negocio. Un negocio puede vender exactamente lo mismo que otro; pero ambos pueden tener ganancias muy diferencias. Es más, sus flujos de cajas podrían ser todavía más diferentes.

Cuando un empresario tiene muchísimos años de administrar un tipo de negocio, logra desarrollar una capacidad impresionante para medir “el valor” de una empresa. Utilizando dos o tres criterios, él puede establecer el precio de un negocio que desea comprar, del mismo giro de sus negocios de años, de manera rápida y simple. He sido testigo de esto varias veces, con financieros en medio y sin una calculara, un empresario pide algunos datos: metros cuadrados, ubicación, volumen de ventas en unidades, etcétera, Hace algunos cálculos en la encabeza y le dice al otro “te compro en $1 millón de dólares”. ¡En cinco minutos!. Y los financieros y peritos que estaban allí esperando cobrar sus honorarios, no se ganaron ni un centavo.

Pero no siempre es posible hacerlo de hace; porque en muchas de estas compras o ventas de negocios, sean adquisiciones o fusiones, intervienen bancos, fondos de inversión, inversionistas profesionales. Si fueron dos empresarios que conocen del negocio y se sientan a “regatear” quizás sí; pero en el mundo de hoy no siempre es posible.

Hace unos meses un empresario quería comprar un negocio. Los vendedores pedían $3,5 millones y mi cliente me pidió una valoración “superficial”. Pedí la información, me enviaron alguna de muy mala calidad. Lo llamé y le dije “si compras entre $2 millones y $2,5 millones, estás comprando a buen precio. Él me dijo: “Está bien Enrique, gracias, ofrecí $2 millones”. ¿De dónde sacó el dato, no tengo idea? Claro, mi amigo conoce el giro de negocios, tiene años de hacer lo mismo, él tiene 14 locales, muy rentables y lo hace muy bien.

Cuando una empresa no cotiza en bolsa sus acciones, establecer el precio de la empresa requiere de técnicas financieras algo elaboradas. No son ciencia cuántica; pero si se requiere dar una serie de pasos para establecer un precio serio, razonable y sustentable. El primer paso es tener información financiera histórica confiable, muy detallada y verificable. El segundo paso es tener la capacidad de proyectar la compañía a más de cinco años, para determinar los resultados esperados asumiendo la gestión y estrategia que el empresario viene trayendo años atrás. No puedes pretender valorar una empresa por el valor que adquirirá si un inversionista nuevo viene, inyecta capital y lleva el negocio a un nivel de crecimiento mayor.

El valor de una empresa, suponiendo que continuará en el tiempo, se debe calcular sobre la base de su capacidad de generar efectivo, en nuestros términos “flujo de caja libre”. El método más apropiado para valorar una empresa es descontar los flujos de caja futuros esperados.

Antes de terminar, quiero decir algo que todos sabemos en la práctica. El valor de un bien, al final de cuentas, lo determina lo que una empresa está dispuesta a pagar por él. Igual sucede en los negocios.

También sabemos por la práctica, y aquí los financieros salen sobrando: un bien cualquiera, igual que un negocio cualquiera, vale más si me lo vienen a comprar a que si yo salgo a ofrecerlo al mercado. La ley de la oferta y la demanda, pura y simple.

Pero si deseas vender una empresa, si deseas incorporar un inversionista a tu negocio, si deseas buscar capital en el exterior o simplemente deseas conocer cuál es el valor estimado de tu empresa o de tu riqueza hoy, sí debes utilizar herramientas serias para medir ese valor.