Inicio Empresas y Negocios Consistencia estratégica vs. Acciones inconexas

Consistencia estratégica vs. Acciones inconexas

En las librerías, sobreabundan los manuales de Estrategia. Numerosos seminarios y conferencias se dictan sobre la temática. De hecho, en todas partes se utiliza esta palabra como queriendo significar que las frases que acompaña tienen un significado especial.

Así tenemos el “Planeamiento Estratégico”, el “Marketing Estratégico”, la “Dirección Estratégica” y tantos otros.

Las empresas han incorporado a su lenguaje habitual este refinado término de la administración. Sin embargo, en incontables ocasiones, surge la duda si en realidad se comprende la manera práctica de conducir una organización de manera consistente con su propia misión.

En efecto, muchas de las acciones emprendidas por las organizaciones parecen surgir como eventos desarticulados (y, muchas veces, hasta contradictorios).

Para asegurar la consistencia, es necesario revisar constantemente los siguientes puntos:

1) Definiciones claras de la Dirección.

2) Comunicación efectiva en todos los niveles

3) Comprensión de las variables de mercado y entorno que tienen mayor impacto en el negocio

4) Análisis y toma de decisiones con criterios racionales

Definiciones claras de la Dirección

Las organizaciones son comunidades de personas asociadas para la producción por motivos económicos y sociales. Como cualquier comunidad necesitan un cierto orden, pautas de comportamiento y una visión que los ayude a coordinarse. Si no tienen un rumbo claro, perderán eficacia y eficiencia.

Si sus integrantes no están seguros de lo que se espera de ellos, difícilmente podrán actuar de manera coherente entre sí. Y este problema se multiplica con el número de integrantes y se hace más evidente en la etapa de crecimiento.

La Dirección debe ser muy clara en los principales lineamientos y objetivos para la compañía en el corto, mediano y largo plazo. De esa forma, todos en la organización podrán ordenar sus prioridades.

Comunicación efectiva

En cada nivel existe un conocimiento diferente. Y este conocimiento sólo puede transformarse en valor dentro de una organización cuando se comparte.

Por ejemplo, es posible que la Dirección crea que ganar participación de mercado en un determinado segmento sea la mejor forma de conseguir los resultados esperados por los accionistas, mientras que la gerencia esté invirtiendo recursos en un programa de investigación destinado a un segmento diferente.

Pero como existen diversos temas que atender y el tiempo es un recurso escaso, no se exponen estos puntos de vista. Y, al final de la película, las acciones difieren del camino que se hubiese seguido de otro modo. Si no hay una buena comunicación, las acciones originadas en áreas distintas difícilmente estarán alineadas.

Comprensión del entorno

Cuando no se tiene información adecuada del mercado o del entorno es poco probable generar los resultados deseados. Los aciertos serán mayormente provocados por la suerte.

Por ejemplo, una empresa que adquiere una compañía rival porque la compra le parece una buena oportunidad de negocio, puede perder valor de mercado si la comunidad financiera interpreta que no existen ventajas en esta operación.

Toma de decisiones con criterios racionales

Si frente a distintas alternativas no se decide con criterios racionales, la arbitrariedad de la elección pone en riesgo la consistencia de tres maneras.

En primer lugar, porque los criterios pueden ser una excelente manera de asociarse a la misión y valores de la compañía.

En segundo lugar, porque estos criterios pueden ser fácilmente comunicados a otros niveles de la empresa, y de esa forma al transferirse reglas de decisión, logrando mayor uniformidad y alineación.

En tercer lugar, porque la arbitrariedad provoca malestar en las organizaciones, una sensación de injusticia que desalienta la proactividad y la innovación.

En definitiva, existe consistencia estratégica cuando las acciones de la organización son coherentes con las expectativas de la Dirección, y éstas a su vez lo son con el mercado y su entorno.

Nuestra empresa, ¿es consistente?