El entorno virtual que vivimos transforma la forma en que operan los equipos. En el siglo XXI, diversos factores geopolíticos y económicos “achatan” el mundo y convierten a la colaboración virtual en una norma.
En este marco, los equipos virtuales son una forma cada vez más frecuente de gestionar el trabajo.
Pero, ¿qué es exactamente un equipo virtual?
Posiblemente, usted se esté imaginando a dos personas trabajando vía email en dos países o hemisferios distintos.
Pero, en realidad, la definición es más amplia: un equipo virtual es un conjunto de personas dispersas, trabajando juntas en pos de un objetivo común, utilizando tecnologías de comunicación.
Así, en la definición se incluye, por ejemplo, a tres jefes de turno que no se encuentran e interactúan por email y teléfono, hablando el mismo idioma y viviendo en la misma ciudad.
Ahora bien, ¿cuáles son las similitudes y diferencias entre los equipos virtuales y los tradicionales?
En ambos casos, se trata de un conjunto de personas que trabajan juntas por un objetivo común.
La diferencia, como hemos visto, es que alguno o todos los miembros del equipo están dispersos y se comunican a través de la tecnología. Basta con que un miembro del equipo no esté en el mismo lugar y tiempo, para que el equipo se transforme en virtual.
A diferencia de los equipos tradicionales, en los equipos virtuales la calidad de la tecnología de la que disponen los miembros impacta directamente sobre la posibilidad de generar un grupo de alto rendimiento.
En efecto, ésta influye sobre la calidad y fluidez de la comunicación, la productividad de los miembros, su participación en el proceso de toma de decisiones, etc.
La complejidad de los equipos de trabajo
Existen tres variables que determinan el tipo (y complejidad) de un equipo virtual: el tiempo, el espacio y la cultura.
La combinación de estas variables configura seis tipos de equipos virtuales.
El más sencillo (distinto tiempo, igual espacio y cultura) es, por ejemplo, el de los jefes de turno que comparten información vía email, sin trabajar juntos físicamente.
El más complejo (distinto tiempo, espacio y cultura) incluye, por ejemplo, el caso de un equipo de desarrollo de producto con miembros en América y Asia.
En este caso, las operaciones se complican, no sólo por situaciones evidentes como las diferencias horarias sino también por barreras de idioma y culturales.
Evalúe la complejidad de su equipo
El siguiente test le servirá para identificar el grado de complejidad de su equipo. Tilde las afirmaciones que describan a su grupo de trabajo:
1) Los miembros pertenecen distintas áreas/organizaciones
2) Los miembros tienen más de una función
3) Los miembros entran y salen del equipo
4) El equipo está disperso geográficamente en más de tres zonas
5) El equipo está disperso geográficamente de forma tal que alguno de los miembros tiene una diferencia horaria mayor a seis horas
6) El equipo tiene miembros de más de dos culturas nacionales distintas
7) El equipo tiene miembros cuyo idioma nacional es diferente del resto
8) El equipo tiene miembros sin acceso a la tecnología de comunicación
Resultados del test
Si marcó una o dos afirmaciones, es un equipo de complejidad baja; tres y cuatro, es de complejidad media; más de cuatro, es un equipo virtual de complejidad alta, vale decir, que requiere de nuevas habilidades para lograr resultados de orden superior.
