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Cuando la ansiedad se disfraza de responsabilidad

Seguramente alguna vez nos hemos sorprendido y no hemos dejado de admirar quizás a ese amigo, ese familiar o conocido que es “muy responsable”: siempre corriendo para cumplir con todo, siempre pensando en los demás, siempre preocupados por resolver todo lo mejor posible. Es mas, hasta alguna vez lo habremos envidiado, ya que en el mundo actual, esta social y culturalmente aceptado y muy valorado el ser una persona responsable.

Pero, ¿Qué sucede cuando esa responsabilidad llega a los límites extremos de estar todo el tiempo preocupados, a veces sin poder conciliar el sueño y viviendo con una demanda interna que nos exige seguir y no podemos parar?. Muchas veces este tipo de conductas encubren personalidades ansiosas que, si no son tratadas a tiempo, pueden derivar en trastornos de ansiedad, síntomas obsesivo-compulsivos e inclusive llegar al ataque de pánico.

Justamente una de las características de este tipo de trastornos es que cuando el paciente consulta, llega al consultorio con síntomas de ansiedad ya bastante avanzados y al borde del ataque de pánico, ya que los mismos pueden pasar desapercibidos bajo el manto de una personalidad responsable absolutamente aceptada y sin ningún tipo de conflicto social. Es lo que en psicologia llamamos “un signo o síntoma egosintonico”, es decir, que esta en sintonía con nuestro yo, con nuestra vida y con el contexto.

Ahora bien, si realizamos una mirada mas de cerca, nos damos cuenta que internamente suceden otras cosas, simplemente haciendo unas simples preguntas: ¿Está bien estar preocupado todo el tiempo por todo?, ¿a qué se debe la imperiosa necesidad de responder sí o sí a las demandas o necesidades de los demás en el momento que los demás quieren y como ellos quieren?, ¿es lógico que todas las preocupaciones tengan el mismo nivel de importancia, así sea algo trivial o algo muy importante que uno podría postergar para más adelante?, ¿por qué mi autoexigencia necesita el 100% de efectividad en absolutamente todo lo que haga?. Estos son los rasgos que caracterizan a las personas con ansiedad excesiva o trastorno de ansiedad: son autoexigentes al extremo, no se permiten el mas mínimo error, las “eternas preocupaciones” se convierten en preocupaciones improductivas, cuestiones dilemáticas que a veces los ponen entre la espada y la pared, cuando en realidad esas preocupaciones deberían ser “cuestiones a resolver”. Es que el ansioso tiene cierta dificultad para pensar en término medio: “¿sigo siendo corredor de Bolsa en Wall Street o me convierto en monje budista?”. En el mundo del ansioso no hay término medio, vive tironeado por los extremos y muchas veces termina sin resolver nada.

Tener una lógica de pensamiento que vive entre los extremos y un nivel de exigencia tan alto, sube los niveles básicos de ansiedad del organismo, ya que este tipo de situaciones o pensamientos se convierten en cuestiones peligrosas que infunden miedo y a veces confusión. El ansioso es una persona que necesita tener el control de todo su medio ambiente, y esto incluye a su familia, su trabajo y su vida social, necesita sentir que “controla”, ya que por su gran inseguridad interna, siente que si algo se sale de su sitio, es un “descontrol”.

¿Qué hay que hacer frente a este tipo de emociones y pensamientos? Hay que buscar ayuda profesional psicoterapéutica. Hoy en día hay tratamientos exclusivamente diseñados para este tipo de trastornos; utilizando técnicas psicoterapéuticas focalizadas se logra que el paciente, a lo largo del tratamiento, pueda incorporar nuevas herramientas y desarrollar nuevos recursos internos para poder mirar la vida de otra manera. A grandes rasgos, la clave está en la modificación de los esquemas de pensamiento, basados en sistemas de creencias muy arraigados y en el manejo más saludable de las emociones, que son los principales conductores de nuestra conducta, aspectos que cuando se rigidizan sin permitir posibilidad de cambio, comprometen el normal funcionamiento de la persona dentro de su contexto y su medio ambiente.

Es posible tener una forma de vida más saludable, solo hay que poder elegir la opción más conveniente, la cual se puede tomar si se puede observar el abanico de posibilidades.