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Cuándo y cómo tercerizar

En toda empresa hay tareas que realizar, que no hacen al core del negocio.

Cuando hablamos de tercerización, tradicionalmente nos referimos a contratar a otra empresa para que realice estas actividades, necesarias para nosotros pero que no tienen que ver directamente con nuestra actividad empresarial.

La idea que subyace es que en estos tiempos de alta demanda y globalización, no hay empresas que puedan “hacer todo” de manera totalmente eficiente. Y las actividades o procesos que no tienen que ver con el negocio central, pueden ser realizados de una manera más eficiente y económica por terceros, sin que la empresa tenga que distraer otros recursos más necesarios en la tarea fundamental de la empresa.

Según la empresa y la actividad a la que se dedique, lo que se terceriza son determinados procesos internos como la liquidación de sueldos y jornales, facturación y otras tareas administrativas; la selección y capacitación del personal; logística; algunos procesos productivos (por ejemplo el mantenimiento de activos físicos); la publicidad, prensa o investigaciones de mercado, y servicios generales: seguridad, limpieza, el servicio de catering del comedor empresarial, etc.

Para tercerizar de una manera adecuada, es importante definir cuáles son los temas estratégicos que agregan valor, qué conviene mantener dentro de la compañía, y cuáles se pueden delegar. Cuando la tercerización está bien realizada, brinda enormes beneficios, como mejoras de la eficiencia o reducción de costos, y además permite que la empresa se enfoque en lo que realmente hace bien.

Varias formas de tercerizar.
Cuando decidimos derivar la realización de un servicio o proceso, podemos optar por diferentes modalidades, como la llamada “in company”, la “near shore” y la “off shore”.

Hay empresas que prefieren albergar en su propio espacio físico a un equipo de personas que llevarán a cabo el servicio Un claro ejemplo se da en el sector de limpieza o de control de accesos. Esta forma de tercerizar la tarea se denomina “in company”.

Cuando se deriva la realización de una tarea determinada a otras compañías, que la realizarán en sus propias oficinas: hablamos de la manera llamada “near shore”. El caso más emblemático es el de un estudio contable que realiza tareas de facturación y/o liquidación de sueldos y jornales para terceros.

Finalmente, hoy es posible tercerizar tareas en empresas que se encuentran fuera del país, en lo que se llama la modalidad “off shore”, algo que se hizo posible gracias al enorme desarrollo de las comunicaciones. En el área informática, por ejemplo, varios países de América Latina como Argentina, Brasil y Méjico se han posicionado como referentes a nivel internacional.

Es cierto que también tallan en el mercado otras naciones como India o Irlanda, pero a pesar del alto nivel profesional que ostentan, en la práctica cotidiana fueron surgiendo aspectos como la cultura laboral, la diferencia horaria, la idiosincrasia o incluso el acento en el idioma inglés, que funcionaron como barreras y complicaron el trabajo con compañías de otros países.

Nuestro país, en cambio, tiene una gran cantidad de ventajas comparativas, como el buen nivel educativo que proporcionan las universidades locales, el perfil de los egresados – de clase media, muchos con un sólido nivel del idioma inglés – y una gran vocación de servicio, que la posicionan como un óptimo centro de soporte tecnológico del mercado exterior.