Inicio Empresas y Negocios De mendigo a millonario a otra vez mendigo: ¿ganar el bonus es...

De mendigo a millonario a otra vez mendigo: ¿ganar el bonus es cuestión de suerte?

Imaginemos dos ejecutivos en una situación donde deben tomar una decisión. Ambos son perfectamente capaces y disponen exactamente de la misma información. Así, tras evaluar los riesgos y beneficios de cada alternativa, los dos deciden exactamente el mismo curso de acción.

En el caso del primer ejecutivo, los acontecimientos se desarrollan según lo esperado. Los resultados se cumplen y el feliz gerente embolsa un suculento bonus anual.

Sin embargo, en el segundo caso, un imprevisible cambio en las circunstancias de mercado derriba la estrategia. El ejecutivo se queda corto respecto de los resultados y se pierde el bonus (y sus soñadas vacaciones en el Caribe).

Ahora bien, este ejemplo es una excelente ilustración de uno de los grandes problemas de las compensaciones basadas en esquemas de “pay-for-performance”.

Una investigación de Harvard Business School (descargue aquí el paper en PDF) señala que estos sistemas pueden terminar premiando la buena suerte de un ejecutivo antes que su capacidad de trabajo.

Básicamente, a la hora de implementar una política de compensaciones, la empresa busca alinear los incentivos del individuo con los intereses de la organización. Es decir, motivar a sus trabajadores a ser más esforzados y más “sabios” en la toma de decisiones.

Sin embargo, la calidad de las decisiones de un ejecutivo no es una variable sencillamente observable. Por lo tanto, los esquemas de “pay-for-performance” estiman la capacidad del gerente en base a sus resultados.

Ahora bien, los resultados son, sin dudas, fruto de la calidad de las decisiones. Pero también dependen, en mayor o menor medida, de la suerte. Un ejecutivo sólo puede controlar procesos esperando que tengan un impacto sobre los resultados.

Así, es posible (y frecuente) que un ejecutivo haya tomado una excelente decisión en base a la información disponible.

Sin embargo, por un imprevisible cambio en la coyuntura, sus resultados quizá sean peores que los de otro ejecutivo menos capaz aunque favorecido por un golpe de suerte.

¿Son injustos, entonces, los métodos de remuneración por resultados?

En principio, estos esquemas no siempre premian las conductas deseadas. En este sentido, una forma más adecuada (aunque difícil) de medir el desempeño del ejecutivo radica en evaluar qué tan buena fue su decisión en base a la información que tenía disponible al momento de actuar.

Pero, en última instancia, lo que hacen estos esquemas es trasladar al interior de las organizaciones lo que el emprendedor sabe por su experiencia en el mercado.

Por más meditada que sea una estrategia, todo puede irse al diablo por un súbito cambio en la coyuntura. Una reedición corporativa del viejo dilema de la suerte y el éxito en los negocios…