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Deep Web, el controvertido uso de la red profunda

A raíz del crecimiento de los ciberdelitos, en el último tiempo mucho se ha hablado de los alcances del fenómeno de Internet que parece no tener fronteras. Pero, junto con ello no ha sido menor la trascendencia que han tenido nombres como “Deep Web” o “Internet Profunda”.

Pero, a qué nos referimos cuando hablamos de ellos; qué contenidos circulan por esta red paralela; para qué se la utiliza.

En primer lugar, tenemos que saber que la mayoría de los contenidos que transitan por Internet no se encuentran disponibles para los habituales motores de búsqueda (como Yahoo o Google), que utilizan millones de personas en todo el mundo. En este sentido, la “Deep Web” no se encuentra accesible a cualquier usuario.

Por el contrario, generalmente se halla en un red llamada TOR (The Onion Router), si bien algunos especialistas afirman que no es exclusiva de ella. Lo particular de esta red es que por allí no circula la información tal como nosotros estamos acostumbrados a verla. Más bien, transita realizando múltiples saltos al azar, haciendo imposible su seguimiento.

En este sentido, nadie puede controlar los contenidos que por allí se transmiten, lo que permite navegar sin revelar la identidad. Con lo cual, ni los servidores que estén conectados a ella, ni sus usuarios, pueden ser rastreados.

Estas características que presenta motivan a delincuentes de todo tipo a participar de las más cruentas ilegalidades. Allí puede encontrarse información restringida para la Internet que todos conocemos, disponible para las más variadas propuestas.

Por eso, también es necesario reconocer que se ha convertido en un espacio de intercambio para quienes en sus países encuentran vulnerado su derecho a la libertad de expresión. Así como también, en un lugar donde empresas, instituciones y organismos pueden compartir datos informáticos sensibles sin el temor de ser víctimas de “espionaje virtual”.

En los tiempos que corren, la “privacidad” y el “anonimato digital” han planteado los más polémicos debates. Aún así, como usuarios responsables de Internet llamamos a renovar cada día nuestro compromiso con el uso ético de la red, promoviendo en este sentido la educación tanto individual como colectiva.