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Defectos de refracción: ¿lentes de contacto o cirugía láser?

El ojo funciona casi igual que una cámara fotográfica. Es, en esencia, una cámara oscura con un sistema óptico, un pequeño orificio anterior por donde entra la luz, y un elemento receptor en el fondo que es la retina y que actúa como la película de la cámara fotográfica. Allí se forman las imágenes, que luego son transportadas al cerebro por impulsos eléctricos.

Para ver claramente, la luz debe enfocar exactamente en la retina. Cuando, por alteraciones en la forma del ojo esto no ocurre, tenemos un vicio o defecto de refracción. Es decir, son ojos que pueden ser completamente sanos pero que ven mal porque están desenfocados. Los defectos de refracción son: la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo y la presbicia.

Los defectos de refracción generan la mayor cantidad de consultas que día a día atendemos los profesionales de la oftalmología. Los anteojos de diferentes características son la respuesta más antigua y sencilla a estos trastornos. Pero por diferentes motivos (estéticos, funcionalidad, comodidad, etcétera) muchas personas deciden no usarlos. Las lentes de contacto surgieron como una alternativa a los anteojos y se popularizaron rápidamente.

Pero el uso de lentes de contacto implica también una disciplina rigurosa. Dependiendo de sus características, precisan ser colocadas y removidas pasado un determinado período de tiempo, el cumplimiento de un adecuado proceso de higienización, su reemplazo y también el no abuso de las mismas; ya que un uso demasiado prolongado puede traer acarreados otros tipo de trastornos como sequedad, enrojecimiento y algunos aún más severos que los defectos de refracción como los derivados de la generación de hongos y bacterias, que pueden llegar a corroer el globo ocular.

Afortunadamente, las intervenciones quirúrgicas han evolucionado y se consolidan como una buena alternativa para los defectos de refracción. En primera instancia, porque a diferencia de los anteojos y las lentes de contacto producen una corrección del defecto óptico que permite prescindir de estos elementos externos; y en muchos casos, de forma definitiva. Además, las nuevas técnicas hacen que estas intervenciones se realicen en menor tiempo, sin dolor y con una recuperación cada vez más pronta.

Actualmente la corrección quirúrgica de la miopía, el astigmatismo e hipermetropías moderadas se realiza a través de una técnica muy precisa denominada LASIK ó “queratomileusis asistida con excímer láser”, mediante la cual se realiza una ablación ó moldeo de la córnea que permite corregir no sólo los defectos mencionados, sino también las alteraciones del sistema óptico en su totalidad. La misma se realiza con anestesia tópica (en gotas). La intervención corrige muy precisamente el formato y las alteraciones corneales en pocos segundos y en forma totalmente indolora.

Luego de una revisación posterior a los 30 minutos de la cirugía, el paciente se puede retirar a su casa con una visión aceptable, la cual seguirá mejorando durante las siguientes 48 horas y con molestias menores que se logran paliar con el uso de gotas. En casos especiales de pacientes cuyo espesor corneal es delgado, se realiza una cirugía láser en superficie denominada PRK, que otorga los mismos resultados que la técnica en profundidad, pero con postoperatorio inmediato un poco más lento.

Cabe destacar que ambos procedimientos se realizan luego de efectuar estudios específicos que indican si la córnea puede ser tratada con estas técnicas. Estos estudios evalúan el formato y espesor de la córnea y también las alteraciones ópticas del ojo en su totalidad. Con los resultados de los mismos, el oftalmólogo es quien decide cual es el tratamiento más conveniente para el paciente. Considerando su actividad y estilo de vida, se define si el defecto puede ser corregido mediante el uso de anteojos y/o lentes de contacto, o bien se justifica la realización de una intervención quirúrgica de las características mencionadas.