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Demoliendo el techo de cristal, ¿cómo brindar oportunidades de crecimiento a mujeres ejecutivas?

En un artículo anterior, presentábamos el fenómeno del “techo de cristal”, una barrera invisible que suele impedir el acceso de las mujeres a posiciones de alta jerarquía de las organizaciones.

Así, observábamos que el fenómeno también implica altos costos para las empresas, entre otros factores, por la caída en la motivación y la deserción de talento.

Por lo tanto, en los últimos años, diversas organizaciones han comenzado a adoptar políticas y programas para abordar el problema del techo de cristal y evitar sus consecuencias negativas.

1) Cada vez es más frecuente que las empresas ofrezcan programas para equilibrar el trabajo y la vida familiar: horarios flexibles, trabajo part-time y home office.

2) Los programas de liderazgo y planeamiento de carrera con metas objetivas son esenciales para atraer mujeres y retenerlas en la organización.

Incluso, con el tiempo, estos programas tienen el potencial de eliminar las barreras asociadas al techo de cristal.

3) Otra forma de combatir el techo de cristal radica en una revisión sistemática de los procedimientos de promoción, aumentando la responsabilidad de los tomadores de decisiones, garantizando la equidad en el proceso y asegurando que todos los postulantes conozcan los procedimientos.

4) Las mujeres que han conseguido superar el techo de cristal para alcanzar altas posiciones también pueden ser enorme ayuda.

Ellas deben comunicar abiertamente sus logros, ofrecer recomendaciones sobre su experiencia en la superación de los obstáculos y hasta trabajar como mentoras para jóvenes ejecutivas.

En definitiva, diversas investigaciones señalan la importancia de la representación femenina en puestos de alta dirección.

Un informe de la consultora Catalyst publicado el año pasado encontró una alta correlación entre la performance financiera corporativa y diversidad de género.

Así, la presencia de mujeres en puestos de alta jerarquía tiene un efecto positivo sobre los resultados.

Sin embargo, también es cierto que la gestión de la diversidad en las organizaciones es una decisión política que debe ser coherente con el accionar de la empresa como un todo.

Cualquier iniciativa con el objetivo de romper con las barreras asociadas al techo de cristal debe contemplar indefectiblemente la cultura organizacional.

En caso contrario, incluso las mejores prácticas en temas de diversidad pueden convertirse en un arma de doble filo.