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Diciembre y los chicos: un mes que moviliza a los padres

Cuando los hijos son bebés, los padres se emocionan con cualquier indicio de progreso en el desarrollo que muestren. Pero a medida que van creciendo muchos padres no se permiten emocionarse con los logros de sus hijos. Diciembre, para eso, es un mes especial.Termina el año y se van cerrando ciclos. Si se trata de hijos, la fiesta de fin de curso de todos los niveles genera muchas sensaciones tanto en los adultos y los niños: su encanto, su aroma a rito, su bandera de “FIN”, marcan el paso del tiempo que a la vez alegra y emociona.

Por ello moviliza sentimientos profundos que muchos adultos no logran registrar a tiempo e, inocentes de ello, recorren el último tramo del año, que incluye la organización de actos, envueltos en sensaciones varias que van desde la felicidad hasta la incertidumbre, la inesperada angustia, incontrolable irritabilidad…que genera a veces una combinación difícil!

Una vez más la propuesta es que nuestros niños sean nuestra brújula, para no perder la orientación, los objetivos que cada acto de fin de curso tiene, que es acompañar a nuestros hijos, pequeños y no tanto, en la transición entre una etapa y la próxima.

Para ello es sugerible despedir al camino concluido con la alegría del logro alcanzado, respetando la emoción y cierta tristeza que tal vez pueda despertar este momento para poder recibir a la etapa por venir con alegría renovada, con la ilusión y el deseo puesto en nuestros hijos y la propuesta de ir juntos por más.

Algunos consejitos para papás inquietos:

– Generar en el grupo de padres un clima de respeto y consenso: no es momento para reclamos ni peleas. Armonizar es la clave.
– Tener presente que el acto es para y por los niños: ellos son los protagonistas.
– Dejar de lado cuestiones personales que puedan dificultar la tarea grupal y el desarrollo de la misma: como decíamos arriba, los chicos son los protagonistas y hay que darles un espacio ameno, sin conflictos.
-Enmarcar cada paso que se da, dentro del contexto de ceremonia y felicidad del logro alcanzado.
– Disfrutar cada instante, dedicándoselo a nuestros hijos. Cada momento es único, tenerlo presente nos ayudar a disfrutarlo al máximo.
– No perderse la mirada y la sonrisa de los hijos. Está bien querer sacar mil fotos, pero no hay nada como esa mirada y esa sonrisa en vivo y en directo.