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El automóvil del futuro: delicia de ejecutivos de marketing y potencial espía corporativo

Los automóviles de alta gama de la actualidad poco se parecen a los de veinte años atrás.

Por un lado, se han realizado mejoras en las prestaciones técnicas y las medidas de seguridad.

Sin embargo, los avances verdaderamente revolucionarios radican en las interacciones entre el conductor y la máquina.

Hoy, usted puede dar instrucciones verbales a su estéreo para que ponga su música favorita y hasta ordenar al GPS que elija el camino menos congestionado hacia la oficina.

Ahora, señala un artículo de la escuela de negocios de Stanford, los cañones de la innovación automotriz apuntan al desarrollo de sistemas para que el vehículo sea capaz de captar toda la información posible sobre el conductor: su estilo de manejo, sus rutas favoritas, sus radios preferidas, etc.

Incluso, se están investigando aplicaciones para que el automóvil se convierta en un auténtico copiloto que no sólo ejecute órdenes sino que también pueda brindar sugerencias y hasta conversar con el conductor.

Ahora bien, combinemos esta gran capacidad de recolección y análisis de datos con una conexión a Internet en tiempo real.

El resultado: el vehículo acumulará y transmitirá valiosísima información de cada conductor a compañías de seguros y empresas que pretendan ejecutar campañas publicitarias ultra personalizadas a un público cautivo.

De esta forma, señala la investigación de Stanford, podemos pensar que el automóvil del futuro genere situaciones como las siguientes:

1) Usted está manejando por la ciudad. Su vehículo, tras analizar una serie de parámetros sobre su frecuencia cardíaca y respiración, de pronto le dice:

“Noto que usted tiene hambre. Sé que le gusta la comida italiana. A cinco cuadras, hay un excelente restaurante con estacionamiento. El plato del día es…”

2) Un día pésimo en la oficina. Usted, que no ve la hora de llegar a su casa, pisa el acelerador a fondo. Su auto le advierte:

“Usted estuvo manejando demasiado rápido hoy. Si persiste en esta conducta, se convertirá en un conductor peligroso y el seguro le subirá la cuota”.

3) “Según las previsiones de tránsito del GPS, parece que hoy llegará temprano a la oficina. La semana que viene es el cumpleaños de su hijo.

¿Por qué no aprovecha estos minutos que le sobran para comprarle el regalo?

Hay una juguetería en el camino. Su hijo es un fanático de los videojuegos. Podría llevarle el juego X, que está rompiendo récords de ventas en el mercado…”

Así, esta nueva tecnología promete generar enorme valor tanto para el conductor como para ejecutivos de marketing.

Aunque también se levantan algunas voces críticas sobre el potencial de estos “vehículos espías” para invadir la privacidad de los conductores.

Al fin y al cabo, esta misma tecnología podría ser utilizada por una empresa para averiguar acerca de las costumbres privadas de sus empleados.

En definitiva, señala la investigación de Stanford, el automóvil del futuro todavía no vuela pero seguramente hará palidecer al Auto Fantástico.

Una delicia para ejecutivos de marketing que buscan optimizar el retorno de su inversión y compañías de seguros que pretenden ajustar al máximo el “scoring” de sus clientes.

Aunque, quizá, una pesadilla para maridos (y mujeres) infieles y empleados que pretendan mantenerse a resguardo del Gran Hermano corporativo.