Inicio Empresas y Negocios El camino que recorrió Perez Companc para volver al negocio petrolero

El camino que recorrió Perez Companc para volver al negocio petrolero

La familia dueña de Molinos, que vendió PeCom Energía a Petrobras en 2002, vuelve a la industria del crudo con la compra de los activos locales de Skanska por $ 900 millones.


Los siete hermanos Perez Companc pasan a los actos tras el relevo que hicieron de su padre en la alimenticia Molinos hace sólo cinco años. Ahora, tras una negociación de más de siete meses, acordaron pagar $ 900 millones por los activos locales de la sueca Skanska, que tiene un 30 por ciento del mercado de servicios petroleros en el país.

A través del Perez Companc Family Group, el brazo inversor de la familia, regresan a una industria que conocen muy bien. Hasta 1999, fueron dueños de SADE, la constructora que casualmente compró el grupo sueco Skanska para hacer pie en la Argentina esa década, tras un desembolso de US$ 60 millones en los últimos años de la Convertibilidad. A su vez, en 2002, PeCom Energía pasó a manos de Petrobras, activos que hoy también están nuevamente con el cartel de venta.

Pero el clan Perez Companc, uno de los cinco grupos familiares más ricos de la Argentina, no sólo regresa al negocio petrolero, como proveedor de servicios a una industria que promete un boom, también es dueño del 67 por ciento de Conuar, un fabricante de combustibles nucleares, que factura $1000 millones; y Goyaike, una firma agropecuaria, que sólo en la Patagonia tiene 290.000 hectáreas. Molinos, el bastión de proa de la familia en el mundo de los negocios tras salir de la industria petrolera, facturó más de $28.000 millones el año pasado.

En simultáneo con este anuncio, allegados a la familia, desestimaron los rumores que prometían la compra de los activos de Petrobras por parte de Perez Companc. “No somos compradores compulsivos, sino que miramos oportunidades puntuales que nos permitan profundizar nuestro foco de negocios”, explicaron.

Lo cierto es que la familia traza un camino opuesto a muchos de los grandes grupos privados argentinos, que tras vender sus principales activos, adoptaron una posición al menos expectante. Las familias Priú y Ostry (ex Petrolera San Jorge); Acevedo (ex Acindar); Fortabat (ex Loma Negra); e incluso el clan Macri, tras deshacerse de sus principales negocios, no ingresaron a ningún segmento estratégico de la economía argentina.

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