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“El consumidor argentino de vino es una persona de marcas”

Miguel Ángel Navarro, enólogo gerente de operaciones de Bodegas Viniterra y Orfila afirma que frente a este escenario de retracción, el comprador se inclina por etiquetas clásicas, ya que no está dispuesto a perder dinero. Cree que en el exterior el malbec puede crecer.


Miguel Ángel Navarro es el actual winemaker tanto de Bodega Orfila como de Viniterra, ambas propiedad del grupo Cepas Argentinas. Además se desempeña como gerente de operaciones de los establecimientos.

– Con un escenario en retracción ¿qué requiere, el consumidor argentino, de las marcas?

-El consumidor argentino de vino es una persona de marcas, que está cambiando con el transcurrir del tiempo, pero tiene muy presente las marcas que tienen arraigo y que son antiguas.

Hoy la gente más joven está buscando productos distintos, incluso vinos que contengan azúcar, que sean amables y fáciles de beber.

Creo que ahí está la posibilidad por parte de las bodegas de hacer productos que puedan ser interesantes para el consumidor. Hoy tenemos un consumidor de un poder adquisitivo distinto y que elige a la hora de comprar.

– ¿Cómo ves a las marcas clásicas hoy?

– Creo que las marcas clásicas tienen un buen peso en el mercado. El consumidor argentino es muy de las marcas. No es tan infiel como lo es un consumidor en Estados Unidos o Europa, que todos los fines de semana compra vinos distintos y de diferentes lugares. En ese acto de negocio que uno hace cuando va a comprar como argentino, a la hora de elegir, siempre elige las marcas tradicionales.

– ¿Por qué sucede esto?

-Porque las marcas tradicionales les han dado a través del tiempo un buen resultado. Frente a la gran cantidad de marcas que hay en una góndola, hoy el consumidor no se la juega por aquellas marcas distintas o desconocidas. Muchas veces cuando tienen que gastarse $ 30 o $ 40 prefieren elegir la marca que más o menos les va dar la misma consistencia en calidad.

– Con el alza de los costos ¿cómo analiza la ecuación precio – calidad en los vinos argentinos?

-Es muy complicado tratar de mantener la mejor relación precio – calidad. Pero lo que tienen que hacer las bodegas es mantenerla. Nosotros como bodega es lo que estamos tratando de hacer.

Ahora mantener la calidad significa no bajar la calidad de los insumos que necesitamos. Si bajamos la calidad de la botella, de la etiqueta, es malo para la visión que tiene el consumidor sobre ese producto.

Muchas veces lo que pasa es que uno va aumentando los precios y va cambiando de segmento de precio. Al consumir empieza a notarlo y a comprar menos vino. Por lo tanto, lo fundamental en este momento de la economía es tratar de mantener la calidad de alguna manera.

– En Viniterra ¿están trabajando con la cepa emblema de Chile, carmenere?

– Sí, en nuestra finca que está en Agrelo alto, tenemos seis hectáreas de ese varietal, que es un varietal insignia de Chile. Cuando empezamos a elaborarlo, nos dimos cuenta que de este lado de la cordillera se puede llegar a una madurez muy importante.

Hoy los técnicos chilenos están trabajando mucho en la madurez para que no tenga esa marcación que tiene el carmenere chileno con notas de eucalipto o herbáceas, que lo hace que no sea vino muy fluido para tomar.

Nuestro carmenere, que es un varietal top para vinos de alta gama, madura muy bien y es el último varietal que madura, casi a finales de abril, por lo que buscamos que tenga buena carnosidad, taninos blandos, es decir que se identifique con el terruño donde nació.

– ¿Cómo analiza el mercado externo?

– Este año fiscal para nosotros en la empresa la exportación ha llegado a 80 mil cajas. Estamos abriendo mercados, tenemos un equipo de exportación muy importante, pero no voy a negar que está difícil y que están saliendo más los productos de alta gama que los de segmentos medios.

-¿Por qué razón considera que sale más el segmento de gama alta que el medio?

-En los segmentos de precios más bajos, teniendo en cuenta la inflación que sufrimos, nos cuesta mucho mantener los precios al comprador, por el aumento de los insumos. Como es un segmento bajo, las ganancias también son menores.

Entonces cuando a un comprador externo se le pone un precio al vino, después no lo podemos cambiar todos los meses, pero lo que pasa, lo que está cambiando es el costo del insumo.

Entonces nos cuesta tener un producto en el segmento medio que tenga buena evolución en la venta. Lo que nos pasa es que con un segmento alto, con buena consistencia y complejidad y concentración, los que de alguna manera se bancan el aumento o el insumo, tenemos menos problemas para exportar.

– Ahora cuanto más arriba se posiciona uno más duros son los competidores, especialmente Francia e Italia…

– Es verdad que se compite con más fuerza con vinos de Francia e Italia pero tenemos a nuestro varietal insignia que es el malbec, que es el que nos ayuda a vendernos.

Creo que llevamos un tiempo importante mostrándonos que estamos haciendo un varietal muy competitivo con respecto a otros varietales y nos queda un camino muy interesante para seguir recorriendo.

Todavía las góndolas del mundo no están abarrotadas de malbec de Argentina. Tenemos espacio para seguir creciendo. Argentina, como categoría, todavía es muy pequeña.