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El exceso de peso en los niños, alerta

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad y el sobrepeso han alcanzado el nivel de epidemia a nivel mundial. Las cifras son elocuentes. Más de mil millones de personas adultas tienen sobrepeso y, de ellas, al menos 300 millones son obesas.

En relación a la Obesidad Infantil, en la Ciudad de Buenos Aires 3 de cada 10 niños tienen sobrepeso y en otras provincias alcanza el 70% de la población de niños. Es el trastorno nutricional más frecuente durante la infancia y adolescencia.

A qué llamamos Obesidad Infantil?

Se trata de la acumulación y almacenamiento excesivo de grasa, principalmente en el tejido adiposo. Se manifiesta por un incremento de peso mayor al 20 por ciento del peso ideal esperado por la edad, la talla y el sexo y es uno de los factores de riesgo vinculados al aumento de enfermedad cardiovascular en el adulto, junto con la hipertensión, el sedentarismo y el tabaquismo.
Se la considera como el resultado de interacción entre los factores genéticos, psicológicos, ambientales, y factores socioeconómicos pero es muy importante resaltar la influencia que tienen en ella, los factores como el estado de salud y el ambiente en que se desarrolla el niño.

En este punto el rol de los adultos referentes es fundamental, ya que la prevención debe dirigirse hacia la familia fomentando formas adecuadas de alimentación y estimulando la actividad física, pero también al entorno social: brindando un buen ejemplo, la construcción de buenos hábitos de alimentación, la educación en aspectos nutricionales, y la organización de la vida familiar.

La preocupación por qué alimentos, cómo y cuándo es la mejor forma de educar a los hijos, incluyendo el compartir los momentos de las
comidas: desayuno, almuerzo, merienda y cena como momentos esenciales tanto de la educación como de la vida social afectiva de la familia
misma: compartir relatos, generar climas amenos, organizar proyectos en común acompañados de una alimentación nutritivamente correcta.

En este tema como en tantos otros relacionados a la crianza de los hijos, el vínculo y rutina son esenciales: Reglas para la alimentación, como horarios fijos específicos para los tiempos de comida, determinar el lugar para el consumo de alimentos, indicar cuál es el comportamiento que se debe tener en la mesa, promover una masticación adecuada y marcar el tiempo disponible para el consumo de alimentos, entre otras, serán las bases de los hábitos de alimentación.

Alimentar correctamente a los niños desde su nacimiento y durante los primeros años de vida, es la mejor forma de impedir que aparezca la obesidad. Se trata de una dieta equilibrada y de una actividad física adecuada.

Una vez detectado el caso de obesidad infantil, es decir esta acumulación exagerada de grasa, es muy importante pedir ayuda a
especialistas: nutricionistas, pediatras y psicólogos trabajarán esta temática de manera interdisciplinaria y brindará todas las sugerencias prácticas necesarias de llevar adelante en el marco doméstico:

– Cambiar el hábito alimentario del niño y la familia.
– Dieta adecuada para su etapa de crecimiento y desarrollo.
– Ejercicio y actividad física rutinaria.
– Participación activa de los padres y la familia.

Así como el entorno es fundamental en la prevención, también lo es en el tratamiento, por eso es dirigido no sólo hacia el niño sino también y de una forma conjunta hacia el medio en el cual desarrolla su actividad: la familia y el ámbito escolar, contemplando tres
aspectos: reeducación nutricional del niño y de su familia, acompañamiento psicológico, y actividad física

Así como el tratamiento de un adulto se basa en el descenso calórico, en relación a los niños no es así, es necesario seleccionar cuidadosamente los alimentos y no ser tan estrictos con las cantidades y medidas, ya que se encuentran en edad de crecimiento y requieren de alimentos que le proporcionen nutrientes esenciales.

Algunas pautas saludables

Estas recomendaciones pueden ayudar a generar mejores hábitos:
– Realizar las cuatro comidas principales.
– Evitar golosinas o snacks.
– El desayuno es fundamental, tiene una incidencia sobre el rendimiento escolar.
– La alimentación variada debe ser incorporada desde pequeños
– Realizar actividad física.
– Lograr una buena hidratación mediante la ingesta de agua o jugos. El consumo de gaseosas debe ser limitado
– Evitar el hábito de la visita al kiosco.

En suma, una alimentación sana y equilibrada desde edades tempranas, un estilo de vida no sedentario y un entorno familiar con hábitos saludables son las tres condiciones básicas para abordar el sobrepeso y la obesidad.

Aspectos emocionales

Desde el punto de vista psicológico podemos buscar la causa de la obesidad infantil en los patrones tempranos de interacción, la relación madre e hijo desde el nacimiento, apego madre – hijo, las relaciones y patrones de alimentación entre las figuras referentes y el niño, así como el significado simbólico de la comida como representante de relaciones afectivas tempranas y su papel en el manejo de ansiedad y depresión.

La obesidad en la niñez y la adolescencia dificultan de manera directa el desarrollo psicosocial de sus protagonistas enmarcados en general en la imagen muy negativizada de sí mismos y las consecuencias que esto trae en sus vínculos: suelen sentirse inferiores y rechazados siendo muchas veces el blanco de burlas. Los niños y los adolescentes de esta manera tienen riesgo de sufrir aislamiento, intimidación, insultos, burlas e incluso agresión física por los pares, principalmente en el ambiente escolar dando lugar al hostigamiento o “bullying”. Sus consecuencias posibles: dificultad para tener amigos, el estrés emocional y el aislamiento; bajo rendimiento escolar, ausentismo y abandono de estudios, así como pobre adaptación psicosocial, lo que aumenta la ansie dad, los sentimientos depresivos, la soledad, la pérdida de autoestima y los problemas de conducta.

Desde allí es importante brindarle al niño un espacio en el que poder revisar cada uno de estos elementos, abordar el tramado particular que ha armado con cada uno de estos ingredientes y despejar la posición más saludable en la vida.

Por ello es tan importante que el tratamiento sea entendido como interdisciplinario, y no acotar el tema a la cuestión nutricional ya que es fundamental su base emocional.