Inicio Clickeando El sector de la salud en Argentina continúa esperando respuestas y soluciones

El sector de la salud en Argentina continúa esperando respuestas y soluciones

La salud es un bien altamente preciado, pero parece no ser cabalmente comprendido por todos aquellos que “gozan de un buen estado de salud”. Solo en situaciones de enfermedad y más aún, cuando la misma es crónica, se comienza a entender el enorme valor del estado previo a ella. La existencia de una enfermedad crónica provoca en quien la padece, una variedad de inconvenientes cotidianos, entre los que destacan la posibilidad de alcanzar un acceso libre e irrestricto a los medios de prevención, diagnóstico y tratamiento. A las penurias inevitables para acceder a dichos medios se suman las propias del proceso morboso, potenciando el malestar.

Esta situación habitual es “contemplada” por la mayoría sana como “un problema que debiera resolverse”, aunque usualmente no sea seguida por conductas colectivas que se orienten en ese sentido. Más preocupante aún es la realidad que perciben aquellos que efectivamente deben tomar a su cargo la problemática para defender a la población de estos males. La enfermedad es percibida como una variable económica negativa, un gasto, que impacta fuertemente sobre los presupuestos orientados a resolver otros problemas.

El sector de la salud en su totalidad reiteró hasta el cansancio la peligrosa situación en que se ha venido sumiendo a través de los años como consecuencia de una pauperización progresiva, secundaria a las negativas del estado para recomponer las plantillas de profesionales de todo tipo, las estructuras edilicias, el equipamiento necesario para realizar las tareas, las retribuciones por los servicios que se prestan, etc. Es clásica ya la notable falta de recursos en los hospitales públicos, que obliga a un tipo de atención cada vez más elemental para realizar diagnósticos y tratamientos que se tornan virtualmente imposibles.

El debilitamiento progresivo del sector privado; nunca tan bien definido ya que se lo ha privado de todo tipo de apoyo, sometido a cargas económicas cada vez más difíciles de sobrellevar – al parecer ha quedado oculto a los ojos de los funcionarios que no se percatan de que es el responsable de la atención diaria de miles de pacientes que esperan y reciben respuestas a sus problemas -; ha llegado en el curso de este último año a un punto próximo al colapso en dominó. Esto ocurrirá a semejanza de la crisis financiera mundial, ya que muchas instituciones amenazadas caerán y además de dejar sin medios a un gran número de pacientes, dejarán sin trabajo a miles de empleados directos e indirectos y finalmente no harán otra cosa que sobrecargar a las instituciones todavía existentes, provocando un desfasaje progresivamente mayor en sus estructuras de costos que no se verán adecuadamente compensadas, tal como ha sido tradicionalmente comprobado. El resultado siguiente no es difícil de imaginar: pocas instituciones, de altísima jerarquía, para aquellos que pueden financiarlas independientemente de cualquier política sanitaria que se lleve a cabo, mientras que la gran mayoría de la población quedará expuesta a la falta de asistencia médica.

A principios de este año nadie imaginaba que la principal economía del mundo fuera a atravesar una crisis como la actual, de la que aún no hemos visto casi nada. También resulta impensable una crisis sanitaria como la descripta. No sería inteligente permitir que las situaciones sin resolución sigan su curso indolente hasta que no haya retorno. Es necesario corregir ya los desajustes y proyectar una política sanitaria para el corto y mediano plazo. Desde nuestro sector seguiremos brindando apoyo y sustento a todas las medidas que se encaminen a modificar la crisis imperante.