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El tiempo compartido está de vuelta

Tras un período de incertidumbre, el tiempo compartido parece estar recuperando su lugar dentro de la industria turística nacional. Empujado por el enorme crecimiento que viene señalando el sector, esta modalidad vacacional muestra un desarrollo gradual, constante y sostenido, que se manifiesta en cada vez más usuarios, desarrollos e inversiones.

Por eso, quienes están ligados a la actividad no dudan en hablar de un renacimiento . “Sí, podemos decir que tras varios años de sombras la actividad vive un regreso con mucha fuerza, que se evidencia en un presente auspicioso y en perspectivas de crecimiento muy prometedoras”, comenta el arquitecto Juan Jorge Shettini, vicepresidente de la Cámara Argentina de Tiempo Compartido.

Claro que este renacer tiene que ver con varios puntos que se interrelacionan: por un lado, con una coyuntura económica mundial que encuentra a nuestro país en un buen momento; por el otro, con cierta depuración que se dio dentro del mercado, por la cual ya no se ofrece cualquier producto a cualquier precio, y finalmente, y no menos importante, por la promulgación de la ley que regula la actividad (ver aparte).

Y los operadores se muestran según esta realidad. Luis Mirabelli, vicepresidente de desarrollo de negocios para Sudamérica de RCI Internacional, una de las dos cadenas de intercambio que opera en nuestro país (la otra es Interval International), comenta: “Cualquier crisis económica repercute enormemente en este mercado que no es de primera necesidad. De igual forma, cuando la economía se estabiliza o muestra signos de crecimiento, se reactiva enseguida. Hoy estamos viendo no sólo un número mayor de compradores, sino también de desarrollistas dispuestos a invertir en nuevos complejos”.

Los números parecen acompañar esta afirmación. Según datos de la cámara, en los últimos tres años y medio se produjo un crecimiento ininterrumpido y se espera que este 2008 termine con un incremento cercano al 8% en cuanto a cantidad de compradores (casi el doble que en 2007), lo que en cifras generales habla de más de 150.000 familias consumidoras de tiempo compartido. A eso hay que sumar que nuestro país cuenta con más de 120 complejos, que ofrecen un total de 20.000 plazas en destinos tan dispares como Bariloche, Villa Carlos Paz, San Bernardo o Iguazú, lo cual nos coloca en el primer lugar de América del Sur en este rubro y en el noveno puesto mundial.

“Nuestra posición en el mundo no es casual. Luego de la gran caída que tuvimos entre 1997 y 1998, producida por el descrédito generado por los excesos en la presión de venta y por la oferta de muchos productos de dudosa calidad, en la actualidad hicimos un profundo trabajo de recomposición, adhiriendo a los tribunales arbitrales, presionando a nuestros asociados para que cumplan los contratos y velando para darles a los compradores el mayor marco legal posible”, manifiesta Shettini.

“Hay tres factores que hacen que sea un buen momento para el negocio: uno es la apertura y el protagonismo que cobró el turismo en la región; otro, el marco legal que acabamos de obtener, y el tercero tiene que ver con el saneamiento del sistema, en cuyo caso se debe a una vuelta a la credibilidad que tanto se había perdido por las malas prácticas comerciales utilizadas años atrás. Prácticas que inteligentemente quedaron en el olvido”, expresó, en coincidencia, la contadora María Luján Grau, gerenta general del Grupo Bahía Manzano.
Cuestión de familia

El sistema de tiempo compartido es bastante sencillo. En sí consiste en la compra de un derecho de uso de un módulo de tiempo determinado (por lo general es una semana) en un lugar específico durante un período estipulado. Así, por ejemplo, se puede comprar la primera semana de enero en el complejo Solanas, de Punta del Este, durante 30 años, paquete que, lógicamente, se puede prestar, alquilar o vender. Pero lo que hace más atractivo al sistema es que ese mismo paquete se puede intercambiar por otro dentro de una oferta de más de 5700 resorts de similares características y servicios en diferentes lugares del mundo.

De ahí que el sistema atraiga a un público básicamente familiar, ya que son los matrimonios jóvenes con uno o más hijos chicos o adolescentes los que encuentran en este método la tranquilidad de contar con servicios e infraestructura acorde con sus necesidades. “Quienes eligen el tiempo compartido son aquellos que pueden tomarse más de una semana de vacaciones al año; sin duda, se trata de un mercado de clase media y media alta para el cual las vacaciones son algo irrenunciable”, dice Shettini.

Claro que estos consumidores tienen sus preferencias. Por eso hay coincidencia en que existen dos tipos de compradores: los de semanas altas, que usan esos días como vacaciones familiares en destinos estacionales y en buenas temporadas (son quienes frecuentan Punta del Este, Pinamar o Cariló en enero, o los esquiadores que van a Las Leñas, Chapelco o Bariloche en vacaciones de invierno), y están los compradores de semanas de media y baja temporada, y que utilizan el sistema de intercambio para hacer turismo. “Ambos públicos se diferencian mucho. Por un lado están las familias jóvenes, que compran semanas que coinciden con las vacaciones escolares y que van a los destinos clásicos, y por el otro está el público un poco mayor, que no tiene tantos compromisos de tiempo y puede viajar a lugares distintos. Para ellos, estos viajes tienen que ver más con el hacer turismo o con el disfrute, por eso eligen lugares poco tradicionales o complejos con otro tipo de servicios”, comenta Estela Vilaseco, gerente regional de ventas y servicios para el cono sur de Interval International.

Claro que en este tiempo también se sofisticó la oferta. Producto de la mejora de los servicios de hotelería en general en el nivel mundial y de la mejora de los paquetes turísticos, los operadores de tiempo compartido tuvieron que aggiornarse a las nuevas tendencias y brindar un producto mejor: Por eso, cada vez son más los destinos exóticos que se suman y, también, hay cada vez más oferta de entretenimientos diferentes, que incluyen canchas de golf, spa, etcétera.

Claro que al hablar de cifras hay una, fundamental, que no puede quedar al margen y que tiene que ver con el costo. Si bien el valor está directamente relacionado con la semana del año y el destino elegido, los operadores consultados coinciden en que una semana en temporada baja en un destino no premium durante 30 años se cotiza en alrededor de los 1000 dólares, a lo que se suma un gasto fijo anual en concepto de mantenimiento. Las cifras crecen a partir de ahí y llegan hasta los 15.000 dólares por año si se trata de un destino exótico en temporada altísima.

“No es un producto caro -finaliza Mirabelli-. Si se piensa en que se están anclando las vacaciones del futuro al precio de hoy con la posibilidad de amortizarlo en cuatro, seis u ocho años, no creo que resulte caro.” Como dicen en el mercado: se paga hoy para asegurarse las vacaciones del mañana.

Una ley necesaria
Entre los puntos centrales del repunte del tiempo compartido se cuenta la reciente aprobación de la ley que regula la actividad, una asignatura pendiente en la materia que era reclamada desde hacía muchos años por dirigentes y operadores del sector. La nueva normativa, que complementa a la ley nacional de turismo, le da el respaldo jurídico necesario que le garantiza tanto al inversor como al desarrollista o al comprador de un tiempo compartido que su inversión tiene un sustento legal, con normas acordes con el tipo de producto que se está trabajando. ?Hasta la aprobación de la ley todo lo referente al tiempo compartido se regía con las mismas normas que la propiedad horizontal, las sociedades anónimas o el código de comercio, por lo que esta norma era necesaria para poder darle el marco regulatorio legal que le hacía falta?, explicó Shettini.

Los operadores consultados no dudaron en que la sanción de la norma traerá múltiples beneficios para todos los actores de la industria, ya que dará respaldo y garantías al sistema. ?La falta de reglas claras fue muy perjudicial para el desarrollo de esta actividad, ya que la Argentina no ofrecía las garantías necesarias para que los inversores se mostraran atraídos para invertir. Hubo un gran desarrollo de esta industria en el mundo del cual no fuimos partícipes por esa falta de seguridad jurídica?, agregó Shettini. En estos momentos, los equipos técnicos de la cámara están trabajando en conjunto con la Secretaría de Turismo para la elaboración del decreto que reglamente la ley, y se estima que para antes de fin de año entrará en pleno vigor. Al respecto, Shettini expresó: ?Creemos que habrá un crecimiento importante a partir del momento en que podamos comunicar que tenemos este marco en el exterior. No dudamos que en cuanto se sepa se van a abrir miles de oportunidades para los inversores ya que la Argentina es un lugar muy codiciado a nivel turístico y muy buscado por los extranjeros. Apuntamos a eso para traer los capitales que nuestro país se merece?.