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Empowerment y las tendencias gerenciales actuales

Las tecnologías de información y comunicación han impulsado cambios en la administración y cultura organizacional, tanto en la forma de satisfacer a los clientes y usuarios como en la toma de decisiones. Los empleados, ahora llamados colaboradores, ya no dependen directamente de la disposición de un jefe o supervisor para realizar sus actividades. Ahora éstos son responsables de sus propias acciones, trabajan en equipo y fungen como piezas importantes en el modelo de liderazgo de la institución.

El empowerment, que puede traducirse como potenciación o apoderamiento, abarca todas las áreas de la empresa, desde recursos y capital, hasta ventas y marketing. A través de esta herramienta de “empoderamiento”, la organización le otorga a sus miembros la tecnología e información necesarias para que hagan uso de ella de forma óptima y responsable, alcanzando de esta manera los objetivos propuestos de manera oportuna. Además, en la actual sociedad del conocimiento, el poder está más relacionado con la información, capacidades, destrezas y habilidades para el desempeño que con una posición formal, jerárquica y de mando. La noción de “empowerment” y de “knowledgment” son particularmente importante para la efectividad en las actividades y el logro de los objetivos de las organizaciones.

En este orden de ideas, se considera como una nueva filosofía, donde el líder de la organización delega poder y autoridad a los empleados colaboradores para lograr el desarrollo armonioso de las actividades. La toma de decisiones ya no dependerá de una sola persona, sino que los colaboradores poseen la autoridad, crítica y responsabilidad necesarias para llevar a cabo sus labores cotidianas. Es importante señalar que tanto los fracasos como los triunfos son compartidos por todo el equipo.

De esta manera, se le da la oportunidad al colaborador de dar lo mejor de sí, de obtener un mayor rendimiento en el plano humano y profesional, de que sea dueño de sus propios actos; reemplazando el modelo jerárquico de impartir órdenes, con una estructura vertical de mando ejercido desde el nivel más alto de la empresa, e impulsando de forma estratégica el trabajo en equipo.

No obstante, este modelo pudiese no ser adoptado por algunos gerentes, planteando que le “quitarán el cargo” dentro de la organización y olvidando que su función ahora será determinar, definir y planificar estratégicamente las acciones de los colaboradores, antes que delegar con autoridad a un subordinado. En este sentido, todo gerente debe liderar a sus colaboradores-seguidores con empowerment, lo cual permite que estos impulsen su autoestima y confianza en la participación activa dentro de la toma de decisiones organizacionales. De esta forma, el gerente líder puede medir el rendimiento de los colaboradores. Además, los miembros del equipo verán ahora el trabajo o actividad como un reto y no como una carga. Los colaboradores tienen control sobre su trabajo y se reconocerán las ideas y esfuerzos de todos.

Por tanto, este modelo gerencial, permite conocer bien a los colaboradores, bien sea por medio de indicadores, “focus groups” o relaciones directas en actividades de trabajo. Y esto implica el desarrollo de valores y principios sólidos como el respeto, la confianza, el reconocimiento, entre otros. Asimismo, debe considerarse que los roles dentro del equipo de trabajo deben estar bien definidos y debe existir un alto nivel de disciplina en todos las unidades estratégicas de la empresa. El compromiso debe ser promovido por los líderes y se deben asignar responsabilidades específicas a cada colaborador. Alcanzando así el cumplimiento de los proyectos gerenciales a través del pensamiento estratégico.