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Empresarios reclaman al Estado más inversión en el turismo

La actividad privada es el principal motor del auge turístico que vive Misiones en los últimos seis años. Pero piden mejoras en infraestructura vial, información y servicios
Casillas de información turística que sólo atienden al público en castellano, falta de cloacas que frenan el desarrollo de infraestructura hotelera, caminos terrados sin mantenimiento que dificultan el acceso a atractivos promocionados, poca e inadecuada promoción nacional e internacional, escasa señalización y hasta información errónea son una muestra de las responsabilidades que el Estado descuida según indican desde el sector privado turístico.
La actividad turística tuvo un notable desarrollo en todo el país, y también en Misiones, a partir de la devaluación del peso en enero de 2002. En la provincia, el principal motor fue la inversión privada que, sin embargo, muchas veces choca con la deficiencia en infraestructura y servicios que son responsabilidad del Estado.
Un claro ejemplo de ese contraste es Puerto Iguazú. Con más de un millón de visitantes por año, la localidad cuenta con una sola oficina de informes turísticos al visitante mientras que existen 40 agencias de viajes registradas que ayudan a cubrir esa demanda.
El sector privado actúa en la promoción del destino ya sea colaborando en las ferias internacionales como derivando personal hasta el centro de frontera con Brasil en la Aduana Argentina para orientar al turista.
Las agencias también actúan como centro de informe, ya sea telefónicamente o personalmente, cuando ya no quedan folletos en la Dirección de Turismo. En colaboración con la Subsecretaria de Turismo de la Provincia, la Policía Turística se instaló hace tres años casi en el acceso a la ciudad. Su misión es informar al visitante y orientarlo con folletería.
El área del Parque Nacional Iguazú es totalmente privada y allí la atención es suministrada por la empresa concesionaria del área, Iguazú-Argentina, que se ocupa de guiar cada paso del turista con personal capacitado en diferentes idiomas.
En la Dirección de Turismo, instalada en pleno centro de la ciudad, atienden todos los días de 7 a 21 en guardias que se dividen entre diez personas, las cuales tienen conocimiento de inglés, portugués y guaraní. Pero los recursos con que cuentan son escasos. El personal llegó a denunciar que les falta folletos informativos y que, por falta de mapas, dibujan en un papel para guiar a los visitantes. El teléfono tiene salida limitada de 100 pesos por mes y es por eso que en tiempos de temporada alta no pueden ubicar a los pasajeros sino hasta que llaman desde los hoteles para informarles su ocupación.

San Ignacio
Los responsables de comercios, restaurantes y servicios en San Ignacio apuntaron carencias de infraestructura.
Los comerciantes que están sobre la ruta 12 se quejan del estado calamitoso de los caminos terrados, en especial en la entrada de los micros que hacen el servicio de larga distancia hacia Buenos Aires. Lo mismo opinan los remiseros que deben hacer viajes al Teyú Cuaré o por la ruta 210 hacia Colonia Pastoreo. Otra queja común de varios remiseros es la mala calidad del combustible en la localidad, lo que provoca no pocos inconvenientes en remiseros y turistas.
Los gastronómicos de las ruinas jesuítico guaraníes, expresan que lo que más incomoda al visitante es la falta de señalización, que los hace sentir inseguros. Además del eterno problema del acoso de los niños mendigos que rodean al visitante.
Una ligera recorrida por los comercios declararon poder atender en el servicio de gastronomía a más de 1200 comensales, que pueden multiplicarse por más de cuatro veces en un mismo día, lo que cubriría holgadamente la demanda, considerando que el record de turistas en un sólo día en las Ruinas fue de 3000 visitantes. No ocurre lo mismo con la capacidad de dar albergue, que se halla muy limitada a los escasos hoteles, situación difícil de revertir si no se cuenta con el servicio de cloacas y provisión abundante de agua a bajo costo.
Dos de los comercios adyacentes a las Reducciones decidieron hacer sus propias perforaciones con la finalidad de bajar costos y contar con abundante provisión del líquido en época de mayor demanda.
Los receptores del Centro de Interpretación Jesuítico Guaraní carecen de personal que sepa manejar idiomas extranjeros. Sin embargo, la Asociación de Guías de Turismo de San Ignacio que opera dentro de las reducciones tiene servicios en inglés, francés, portugués y guaraní.

Daños en Montecarlo
La inundación que anegó Montecarlo en noviembre pasado perjudicó las estructuras de todos los campings ya que se encuentran rodeados de arroyos. Igualmente poco a poco se pudieron recuperar y están ofreciendo servicios mínimos al turista.
Haciendo un recorrido por tres de los campings más importantes de la localidad se pudo detectar que están alejados de la ruta 12 y que los carteles indicadores no son los adecuados para que un turista pueda llegar.
Los servicios de sanitarios no son buenos y en algunos casos cuentan con letrinas, según relató la propietaria del Gran Bal Park, ubicado a más de un kilómetro de la ruta. “La inundación destruyó casi todo lo que teníamos. De a poco nos vamos recuperando, pero por ahora no nos alcanza para baños nuevos”, dijo .
Un número importante de turistas que arribaron a la capital de la orquídea se alojaron en hoteles cercanos o de la ciudad pero durante el día optan por pasar el día en los campings, a pesar de que los servicios no son completos.

Posadas no tiene playas ni camping público para turistas
POSADAS. En la capital provincial no existen ni balnearios ni camping municipal. Pero lo más grave es que se los presenta en los folletos de promoción turística como si todavía existiesen. Y los turistas de distintos puntos del país llegan hasta la costa del río, a veces tarde a la noche, para encontrarse con que en el lugar sólo quedan escombros, una arenera y una guardería de lanchas.
“La semana pasada llegaron unos turistas de Santiago del Estero y ayer unos de Catamarca. Era de noche y no tenían dónde parar”, contó Graciela Vera, vecina que todavía resiste el desalojo de la Entidad Binacional Yacyretá. También los mochileros que llegan en tren buscan en vano el camping que todavía aparece en folletos turísticos. Y la única alternativa que queda es enviarlos a lo de un vecino que cede su patio a los visitantes.
Pero de la salita de salud, la gruta de la virgen, la piedra de la entrada y los quinchos del Brete quedan escombros o recuerdos. Hace unos cinco años fue cerrado al público y al poco tiempo comenzó a operar una arenera en el predio. Para refrescarse durante el verano, los posadeños tienen que pagar la entrada en la única playa privada que existe sobre el río Paraná o en una pileta o ser socio de algún club.
Tampoco la playa Heller existe más. Muy promocionada en el verano del 2002 y 2003 ante el cierre del balneario El Brete, el lugar se vino a menos en los últimos años. Sin embargo, hasta el 2006 cientos de personas todavía acudían al lugar a pasar del día y refrescarse, a pesar de los carteles que expresamente prohibían el ingreso al río.
Pero toda la costa posadeña se transformó en los últimos cuatro años por el llenado del embalse del lago de la represa Yacyretá y a la playa Heller directamente es imposible acceder. De la misma manera fueron borradas las alternativas que ofrecía la Laguna San José.
La gente igual sigue llegando a El Brete, a pesar de que Prefectura impide el ingreso al río por cuestiones de seguridad. Es que a muchas familias les resulta inaccesible pagar entre 2 y 6 pesos (según el día) para ingresar en la única playa privada. (Territoriodigital)