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Empresas familiares: el sueño de muchos, el éxito de pocos

Crear una compañía que esté controlada por los miembros de una familia es el deseo de muchos, pero el éxito de unos pocos. Si bien una de las cosas más atractivas es que este tipo de negocios tiende a ser una fuente de trabajo para varias generaciones, algunas cometen el error de no preparar bien a los sucesores y es ahí cuando esto lleva al fracaso de varios años de sacrificio.

El principal propósito de este desafío es darle continuidad entre generaciones. Existen compañías en las que los integrantes de la familia son preparados a partir de los 18 años para trabajar como directores o gerentes generales, para así poder mantener la existencia de este proyecto familiar que han formado y que tanto ha costado mantener. Sin embargo, los gestores de este proyecto a veces cometen el error de dejar como sucesores a sus hijos jóvenes, sin mayor experiencia, que no alcanzar a sobrepasar los 30 años de edad.

Diferenciar los roles familiares de los laborales es otro gran problema que generalmente les cuesta mucho asumir a todos los integrantes, lograr un cambio en la relación y el trato a la hora de trabajar no es fácil. Esto se debe a que las mismas personas no comprenden las diferentes responsabilidades que deben asumir.

Pablo Molouny, gerente general de Trabajando.com Argentina, señala que “independiente que una empresa sea familiar y en ella trabajen padres, hijos y hermanos, el sistema de trabajo debe ser lo más profesional posible, de ahí la importancia que exista una diferencia de roles y responsabilidades, donde el padre y el hijo tengan asignados roles y posiciones muy claras, donde las responsabilidades y las tareas tengan que ver con esas funciones y no con cuestiones de confianza o vínculos, es necesario generar empresas donde primen las competencias y habilidades profesionales, por sobre los afectos y el cariño”.

Por otro lado, las obligaciones laborales no se toman con la misma rigurosidad con la que se asume un trabajo cualquiera. Cosas como el incumplimiento de la jornada laboral, el horario de entrada al trabajo y las ausencias, son mucho más frecuentes en este tipo de negocios. Pues no hay un “jefe” sino más bien un padre a quién dar cuentas.

Molouny agrega que “el éxito de la empresa también depende de la estrategia y los lineamientos que se apliquen, la que está fuertemente influenciada por la filosofía, valores y objetivos de la familia. Claramente, esta cultura organizacional deberá responder a la competitividad de la empresa a través del tiempo”.