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Enfermedades autoinmunes: cómo tratar el problema de fondo

Una enfermedad autoinmune es una enfermedad causada porque el sistema inmunitario ataca las células del propio organismo. En este caso, el sistema inmunitario se convierte en el agresor y ataca a partes del cuerpo en vez de protegerlo. Existe una respuesta inmune exagerada contra sustancias y tejidos que normalmente están presentes en el cuerpo.

Existen las enfermedades autoinmunes órgano-específicas, es decir que es un solo órgano el que es atacado, por ejemplo, la hepatitis autoinmune y, por otro lado, las enfermedades autoinmunes sistémicas en donde muchos órganos son afectados, por ejemplo el lupus eritematoso sistémico.

Si bien aún no se sabe con exactitud qué activa la inmunidad en contra del propio organismo, se supone que hay reacciones cruzadas.

Las reacciones cruzadas son aquellas en las que la inmunidad ataca a una bacteria que tiene moléculas muy semejantes a nuestro cuerpo y, por lo tanto, también ataca por igual a nuestras moléculas. Por otro lado, se encontró una relación directa entre la química cerebral y el sistema inmunológico, por lo cual se cree que uno de los orígenes es psicosomático luego de un gran estrés.

La tiroiditis de hashimoto es la patología autoinmune más común en el mundo y es la causa más frecuente de hipotiroidismo (disminución de las hormonas tiroideas).

Increíblemente nunca se trata esta patología como una enfermedad de la inmunidad. Solamente se indica la suplementación de la hormona tiroidea. Mientras tanto, la paciente (en general mujeres) toma durante toda su vida hormona tiroidea, y no se hace nada por el sistema inmunológico alterado. A lo largo de los años, este sistema alterado, continúa su trabajo lento y silencioso, pudiendo aparecer otras patologías como: menopausia precoz, artritis reumatoidea, vitíligo, alopecia, diabetes, etc.

Por qué se da esta contradicción?

Una de las respuestas estaría en la evolución de los seres vivos, ¿por qué? Todas las células, desde las que forman las bacterias hasta las que forman el cuerpo humano tienen una proteína llamada “proteína de choque térmico o de estrés”. Estas proteínas aumentan cuando hay fiebre, disminución de la glucosa en la sangre, cuando el cuerpo es expuesto a radiaciones de todo tipo, a intoxicaciones y estrés de todo tipo.

Una bacteria muy conocida llamada Echerichia Coli, causante de la mayor parte de las infecciones urinarias, produce una proteína de shock térmico o de estrés muy semejante a la proteína humana.

Cuando nosotros nos exponemos a un estrés psicológico importante (pérdida de trabajo, inseguridad, divorcio, etc.) estas proteínas aumentan. También cuando tenemos una infección, sólo por el estrés que produce la fiebre, también aumentan.

¿Cómo deberían tratarse las causas de un sistema inmune alterado?

Cuando el sistema inmunológico ataca el cuerpo lo puede hacer en forma leve o grave. Cuando hay una artritis, inflamación de las articulaciones, o un daño renal o hepático, son reacciones muy graves que requieren la brusca supresión de la inmunidad. Por esta razón la medicina convencional utiliza inmunosupresores. Paralelamente se debe ayudar a este gran desequilibrio con sustancias naturales que, más lentamente, lo vayan revirtiendo, a saber, grandes dosis de omega 3, antioxidantes, curcuma longa (curry). También se debe armonizar la bioquímica cerebral y hacer grandes cambios en la alimentación.

Desde que nacemos (en condiciones estériles) el cuerpo del bebé entra en contacto con los gérmenes, primero el aparato respiratorio, el tubo digestivo al iniciar la lactancia y el aparato urinario. Normalmente las bacterias del intestino tienen una función regulatoria del sistema inmune que lo mantienen funcionando normalmente. Al comer excesivas cantidades de azúcares estas bacterias se alteran y pierden su función sobre la inmunidad. Por lo cual la inmunidad ya comienza a alterarse.

Por otro lado, las carencias nutricionales de vitamina A, vitamina D, vitamina C y omega  3 (pescados de aguas profundas, nueces, lino, etc.) también desregulan la inmunidad.

Es fundamental cambiar la visión de este problema atacando sus causas, corrigiendo las carencias nutricionales y tratando el estrés.