Bogotá se ha transformando en un exponente de la cultura católica por la combinación de edificaciones antiguas y modernas. La convivencia es tan armoniosa que se ha transformado en el destino ideal para esta fecha tan especial, donde el turista encontrará el espacio para alejarse de la rutina. Su arquitectura nos remonta a los tiempos de la colonización, y la religión es el punto de unión de distintas civilizaciones.
La ciudad presenta más de doscientas iglesias y parroquias que se transformaron en el sitio de encuentro de la comunidad. El Santuario del Señor Caído de Monserrate es uno de los principales templos de peregrinación del país que ha sido visitado por millones de personas desde su fundación en 1640. Está ubicado sobre uno de los cerros tutelares de Bogotá a 3.152 metros sobre el nivel del mar. En el fondo del templo, se encuentra la hermosa y venerable imagen del “Santo Cristo Caído a los Azotes y Clavado en la Cruz”, obra del maestro santafereño Pedro de Lugo y Albarracín.
Un lugar recomendable para visitar es sin dudas, la Catedral de Sal de Zipaquirá, donde asombra el ingenio arquitectónico para crear en el mundo subterráneo de la antigua mina de sal, un templo de 8.500 metros en el que sobresale el Vía Crucis y una cruz de 16 metros ubicada en la nave central.
Por otro lado, el Santuario del Divino Niño Jesús reúne a miles de devotos que año a año lo visitan en busca de sus milagros, convirtiendo a este templo en el símbolo más importante del cristianismo en Colombia. Otro punto clave de peregrinaje ubicado sobre el centro más alto de la capital, es la escultura de 15 metros de la Virgen Inmaculada Concepción.
Visitar algunas de las iglesias más tradicionales es un plan que consolida a Bogotá también como un destino religioso, porque además del peregrinaje y las solemnes celebraciones, surgen las fascinantes historias y leyendas por las que se erigieron los templos, algunos de majestuosa arquitectura y asombrosas obras de arte en su interior. Otra razón más para visitar el país y correr el riesgo de querer quedarse.
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