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Estrés Laboral: aumentan los niveles de agotamiento

Estrés Laboral: aumentan los niveles de agotamiento

En vísperas de un nuevo día del trabajador, el estrés laboral en la Argentina sigue en aumento según las investigaciones y se traduce en altos niveles de agotamiento respecto de años anteriores. Desde el CEETA (Centro de Estudios Especializado en Trastornos de Ansiedad) emitieron un informe para prevenirlo y combatirlo.

En esta ocasión, tomamos como referencia el estudio realizado por el Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales de la Universidad Siglo 21 que investigó los niveles de bienestar emocional y estrés de los trabajadores argentinos.

Para evaluar el Estrés en el trabajo y los niveles de agotamiento, se utilizó el “Maslach Burnout Inventory (MBI)”, un instrumento de uso mundial para evaluar estrés crónico. Al evaluar el nivel de agotamiento emocional de los trabajadores se observa que el 38.9% indicó que “siempre o casi siempre” le resulta difícil relajarse luego de una jornada laboral, y el 30% señala que cada vez le cuesta más ir a trabajar. Por otra parte, el 32.5% señala que se encuentra tan cansado que no puede dedicarse a otras cosas después del trabajo.

El Estrés Laboral, de acuerdo con los especialistas del Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA), es la respuesta fisiológica o psicológica que manifiesta una persona ante un estímulo o estresor ambiental. No está mal tenerlo, lo que no hay es que “sufrirlo”. Y en el centro, reciben cada vez más consultas relacionadas con el estrés en el trabajo y la incertidumbre que viven hoy los trabajadores por miedo a perderlo y que acentúa los niveles de ansiedad y preocupación.

“La respuesta de nuestro organismo al estrés se traduce en síntomas físicos, como taquicardia, aumento de la tensión arterial, opresión en el pecho, sensación de ahogo, dificultad para respirar cefaleas, dolores y contracturas musculares; síntomas cognitivos y emocionales, como la ansiedad o angustia, sensación de inseguridad, preocupación, sentimientos de inferioridad, incapacidad para afrontar situaciones; y/o síntomas comportamentales, como la inquietud o hiperactividad, parálisis motora o inmovilidad, movimientos torpes, tics, comportamientos de evitación o alejarse de situaciones temidas”, indican la Lic. Gabriela Martínez Castro, directora del CEETA.

Se pueden identificar dos tipos de estrés: el positivo, respuesta adecuada tanto a nivel psicológico como fisiológico a un estímulo y permite el funcionamiento del organismo y la adaptación al medio, indispensable para nuestro funcionamiento y desarrollo; y el negativo, que ocurre cuando las demandas del medio son excesivas, intensas y/o prolongadas, y superan la capacidad de resistencia y de adaptación de la persona, también produce en el individuo malestar corporal y psicológico.

Retomando el tema del agotamiento, el principal motivo detectado en el estudio de la Universidad Siglo 21 es la aparición de “cinismo” frente al trabajo, un estado psicológico caracterizado por una falta de interés e identificación por el trabajo. Al evaluar los niveles de cinismo se observó que el 21.8% señala que cada vez se siente menos involucrado con su trabajo, el 21.1% duda que su trabajo contribuya en algo interesante, y el 18.1% siente que ha perdido interés por su trabajo.

A pesar de los elevados niveles de agotamiento, se observa un aumento en los niveles de “vigor y persistencia en el trabajo”, en relación con el año 2017 (valores promedio de 5.98 se elevaron a 6.11). De esta manera se observa que el 90% de los trabajadores señala que “soy persistente en mi trabajo”, y el 89.7% señala que a pesar de que ocurran problemas laborales continúa trabajando. Asimismo, el 88.4% se auto-describe como un trabajador fuerte y enérgico. En la misma línea se aprecia que el 83.4% de los trabajadores argentinos se manifiesta de acuerdo con la afirmación “estoy orgulloso del trabajo que hago”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) menciona que algunas de las situaciones que pueden provocar estrés laboral podrían ser no tener bien definido el horario laboral, la sobrecarga de trabajo y la excesiva responsabilidad. También la sobrevaloración del éxito o fracaso de las tareas cotidianas, llevarse tareas a casa y ocupar tiempo del fin de semana para adelantar. Igualmente puede contribuir al estrés la poca definición de las actividades a realizar y objetivos a cumplir.

El estrés laboral, acorde a la OMS, puede traer consecuencias como aumento del ausentismo, menor dedicación al trabajo y mayor rotación del personal. Del mismo modo, puede provocar el deterioro del rendimiento y productividad, el aumento de las prácticas laborales poco seguras y de las tasas de accidentes. Un trabajo es sano si la presión sobre el trabajador se corresponde con sus capacidades y recursos, y si recibe el apoyo de las personas que son importantes para él.

Se observa que un porcentaje considerable de la población experimenta en el estudio de Siglo 21, indica que la mayor parte de los días sufre síntomas de malestar emocional tales como dolor o tensión muscular (25.4%), sentirse ansioso o con los nervios de punta (24.7%), cansancio físico (19.3%), inquietud motora (18.7%), sensación de poca energía (16.6%), dificultades para concentrarse (11.8%) y dificultades para controlar la preocupación (10%).

El CEETA propone diversas técnicas para prevenir el estrés: buscar un estado físico y emocional más saludable, conocer y manejar las situaciones que nos provocan estrés para poder reducir y eliminar las manifestaciones del mismo y aprender a realizar entrenamiento en Relajación, ya que devuelve al organismo su estado natural de equilibrio, normaliza los procesos físicos, mentales y emocionales.

Algunas recomendaciones que destacan los especialistas de CEETA es hacer ejercicio físico, como caminar 20 o 30 minutos y realizar prácticas de respiración consciente; alimentarse de forma saludable y equilibrada para que el cuerpo se mantenga nutrido y con energía. Asimismo, se debe mantener una jornada de trabajo de no más de 10 horas al día y dormir un mínimo de 6 horas. Es ideal desconectarse un día o dos de las tareas rutinarias y realizar alguna actividad de ocio o entretenimiento que permita distender las tensiones. Del mismo modo, es saludable tener períodos de descanso en el trabajo y establecer prioridades de actividades para lograr un orden y evitar la acumulación de tareas.

También es recomendable resolver los problemas de a uno, dividiendo cada uno en diversos ordenes de complejidad, proponiendo una alternativa de solución para cada uno, eligiendo la opción más realista posible, o aprendiendo a aceptar que dicho problema no posee solución.

En tiempos de crisis e inestabilidad laboral, los especialistas del CEETA agregan que “es necesario cambiar la visión negativa o catastrófica sobre los acontecimientos por suceder, reemplazando esa mirada, por otra más realista y mesurada a la hora de evaluar la realidad”.

Más información: www.ceeta.org