Inicio Empresas y Negocios Fiestas corporativas: ¿este año las empresas tirarán la “casa por la ventana”?

Fiestas corporativas: ¿este año las empresas tirarán la “casa por la ventana”?

¿En 2008 se quedó con las ganas de concurrir a la fiesta de fin de año porque la empresa en la que trabaja decidió suspenderla? De ser así, el cierre de 2009 puede traerle una buena noticia ya que muchas compañías decidieron que harán la tradicional celebración.

Desde bancos hasta firmas financieras, tarjetas de crédito e incluso aseguradoras retomarán en diciembre los festejos y ofrecerán este clásico momento de distracción a sus empleados, por el que también optarán, entre otras, empresas de consumo masivo, laboratorios y hasta algunas de las automotrices.

Según estimaciones de la Asociación de Organizadores de Fiestas, Reuniones Empresariales y sus Proveedores (AOFREP), los agasajos de fin de año crecerán entre un 20 y un 30% en comparación al 2008, cuando este tipo de eventos sufrió una fuerte caída como consecuencia de la crisis internacional y su impacto en la economía local.

“Hoy tenemos confirmadas más de 30 fiestas corporativas de fin de año, cuyos invitados sumarán más de 15.000 personas”, asegura Sergio Ventura, director general de Kaizen Eventos. Sus clientes son firmas de primera línea en los rubros seguros, bancos, telefonía celular, alimentos, indumentaria y tarjetas de crédito.

Sobre la hora
No obstante, los organizadores de eventos coinciden en que por estos días se está dando una tendencia “rara”. “Todas las empresas del sector estamos recibiendo una cantidad importante de pedidos de presupuestos. Esto es muy extraño porque al 16 de noviembre ya tendría que estar todo cerrado”, enfatiza el presidente de la AOFREP y director General de Énfasis Eventos + Contenidos, Marcelo Gordin.

Y de inmediato añade otro dato para nada menor: “A su vez, cuando uno llama a los lugares o salones se encuentra con que aún tienen libre fechas clave como el viernes 4 u 11 de diciembre.”

Según explica Gordin a iProfesional.com, “están demoradas las decisiones por parte de las compañías y todo es muy sobre la hora”. Así, se dan dos escenarios: en muchos casos se correrán las fechas y los agasajos se harán en los últimos 15 días de diciembre, mientras que en otros se armarán “de hoy para mañana.”

La austeridad también dirá presente en 2009
Al igual que en 2008, la mayoría de los eventos serán muy austeros y de bajo perfil. Es que, más allá de los buenos –o no tan malos- resultados económicos que pueden haber alcanzado las compañías, la situación que atraviesa el país obliga a las gerencias a inclinarse por una organización no tan ostentosa.

“Hay una mayor cantidad de fiestas que en 2008 pero, al igual que hace un año, éstas son austeras y cuidadas. Las compañías buscan la creatividad y sobre todo que sea un momento desestructurado en el que los empleados puedan relajarse y disfrutar. Se tiende a organizar agasajos mucho más informales”, remarca Mario Solarz, responsable de la productora de eventos corporativos y sociales homónima y gerente del salón El loft del Viejo Palermo.

Los banquetes pasan de moda
En base a los pedidos que viene recibiendo por parte de las empresas, Solarz destaca que “hoy se prefiere más el cóctel y una ambientación de sillones, velas y mesas bajas con comida estilo buffet e incluso puestos étnicos o pizza party que eventos formales, al estilo banquetes.”

De acuerdo con Ventura, “todas las fiestas son más austeras en comparación al 2007. La diferencia respecto al año pasado es que, en esta oportunidad, con más o menos presupuesto, la decisión de hacerla está.”

Menos discursos y más diversión
Las compañías –comenta el director de Kaizen- están haciendo este evento cada vez más ligado a la diversión que a lo institucional. Así, ya no son fiestas protocolares sino para que la gente se divierta y pase un lindo momento. En definitiva: poco discurso de los directivos y un fuerte componente de distensión.

“No es un año para tirar manteca al techo. Y aunque a las empresas les haya ido bien, mostrarlo muchas veces no está bien visto”, hace hincapié Gordin.

Y agrega: “La fiesta muestra demasiado y las compañías se cuidan mucho de la imagen. Muchas suspensiones en el 2008 estuvieron relacionadas con este aspecto, más allá de los ajustes de costos.”

Así, varios bancos de primera línea que este año le dijeron “si” al festejo optarán por eventos más chicos y con menor despliegue y reemplazará la clásica fiesta global a la que asistían miles de empleados por un festejo dividido según las zonas geográficas.

En estos casos, ante grupos de personas más reducidos, en vez de cenas, importantes shows musicales y la presencia de un animador famoso, alcanzará con un buen disk jockey y un cóctel.

Desde El loft del Viejo Palermo, Solarz cuenta que “a veces, en vez de contratar una celebrity las compañías prefieren que el show lo hagan los propios empleados, invitándolos a disfrazarse o con videokes en los que pasan a cantar y se arman videos personalizados con la imagen de fondo de la gente en la empresa.”

A su vez, Gordin percibe que este año no habrá tantos eventos al aire libre, como los días de campo, lo cual tiene que ver con la austeridad porque en este tipo de eventos se estila invitar a la familia del empleado, multiplicándose así el costo para las empresas.

Y Ventura coincide: “En nuestro caso tenemos contratadas más fiestas de noche que de día.”

Fiestas temáticas, las más elegidas
La mayoría de las firmas para agasajar al personal optan por fiestas temáticas, las que si bien muchas veces se asocian, por ejemplo, con Halloween o con que todos tengan que concurrir vestidos del mismo color, en realidad son aquellas que tienen por detrás algún objetivo, mensaje o comunicación específica que quieren dar.

Así, todos los organizadores suelen trabajar muy fuerte en darle una identidad al evento, con un contenido temático que atraviese todo el festejo, desde los entretenimientos hasta la comunicación.

“Las empresas buscan temáticas que permitan mucha interacción entre los empleados, espacios de juegos y relax. Tienen un fuerte componente desde lo lúdico. Buscar estímulos para que la gente se divierta, participe, juegue, siendo coherente en el mensaje acorde a lo que fue este año, es decir, para nada ostentoso”, explica Ventura a este medio.

En cuanto a los sorteos, Gordin dice que si bien siguen vigentes, el nivel de los premios cae año a año. En Kaizen, en tanto, resaltan: “Como hay menos presupuesto, las compañías prefieren mayor cantidad con regalos más sencillos que uno solo con un premio importante.”

Un buen momento para comunicar
Para las gerencias de Recursos Humanos el agasajo de fin de año es una herramienta para integrar al personal, fidelizarlo, alinearlo y motivarlo, como así también es una buena ocasión para comunicar, por ejemplo, los desafíos que se planteará la compañía en el año que está a punto de comenzar.

“Más allá de festejar el fin de un año, en esta oportunidad las empresas muchas veces anuncian metas y usan el encuentro para incentivar y cuidar a su gente, que todos se sientan con la camiseta puesta”, asegura Solarz en diálogo con iProfesional.com.

La fiesta de fin de año es un espacio en el que todos se pueden reunir, verse las caras, es un momento de diversión por un lado y, por otro, de reconocimiento hacia todos los empleados de la compañía.

Además, a pesar de los ajustes realizados en el transcurso del año y de resultados que quizá no fueron los esperados, no hacer el evento no es un buen mensaje, porque esto tiene un impacto negativo más fuerte que el de realizar un agasajo más austero.

Sin embargo, muchas veces la percepción de los empleados no va en la misma dirección. Es en estos casos cuando surgen los malos entendidos y la fiesta termina teniendo el efecto contrario.

“Hay gente que, equivocadamente, piensa que la organización tira la plata en un show en vez de dar aumentos de sueldo. Y una cosa no tiene nada que ver con la otra”, resume el presidente de la AOFREP.

Así, dado que las gerencias de RRHH prestan cada vez más atención a lo que puedan percibir tanto los empleados como la gente en general, en la mayoría de los casos prefieren evitar los lugares lujosos y ponen énfasis en que esté muy bien ambientado y decorado sin la necesidad que se perciba que se gastó mucho dinero.

El costo promedio por persona de una fiesta corporativa bien organizada ronda entre $450 y 500 pesos. El catering, por ejemplo, subió entre un 10 y un 15%. No obstante, el valor que tiene es mucho más positivo que un regalo material, que son cosas que con más o menos ahorro cualquier persona se puede comprar.

En definitiva, tener la posibilidad de concurrir a un agasajo, divertirse, bailar, encontrarse con gente, estar con sus pares y superiores en un lugar donde no hay jerarquías es muy fuerte, motiva y alegra mucho a la gente. Y de esto las empresas ya tomaron nota.