Los adultos mayores argentinos enfrentan una nueva amenaza digital que combina manipulación emocional despiadada con técnicas sofisticadas de ciberdelincuencia. Esta estafa digital se propaga principalmente a través de correos electrónicos y llamadas telefónicas, representando una evolución peligrosa del fraude tradicional.
Cómo opera la estafa de la herencia falsa
El modus operandi de estos ciberdelincuentes revela una crueldad calculada. Los atacantes construyen una narrativa devastadora donde se hacen pasar por estudios jurídicos respetables, anunciando la supuesta muerte de un pariente lejano que habría dejado una fortuna considerable.
Esta estrategia explota dos vulnerabilidades humanas fundamentales: la sorpresa ante una pérdida inesperada y la atracción natural hacia una ganancia económica significativa. Los estafadores han descubierto que jugar con el luto y la esperanza económica resulta extremadamente efectivo para quebrar las defensas de sus víctimas.
La mecánica del engaño digital
Los mensajes llegan con un tono profesional que simula formalidad legal, utilizando un lenguaje que genera urgencia. Frases como «Mensaje importante» o «Aviso sobre herencia» encabezan comunicaciones que deliberadamente evitan proporcionar información específica, manteniendo a la víctima en un estado de confusión controlada.
Cuando la víctima responde al anzuelo
Lo verdaderamente siniestro surge cuando la persona responde al contacto inicial. En ese momento, los estafadores despliegan su arsenal completo:
- Solicitan documentación personal
- Piden credenciales bancarias
- Requieren códigos de acceso
- En casos extremos, información biométrica
Sin embargo, este proceso trasciende la recolección pasiva de datos. Los criminales implementan herramientas tecnológicas maliciosas que otorgan control total sobre los dispositivos de la víctima.
Formularios fraudulentos y páginas falsas
Los formularios fraudulentos representan otra dimensión peligrosa del ataque. Estas páginas web falsas replican perfectamente la apariencia de sitios bancarios legítimos, creando una ilusión de seguridad que facilita la entrega voluntaria de información sensible.
Una vez obtenido el acceso, los criminales actúan con velocidad implacable. Las transferencias se ejecutan en minutos, vaciando completamente las cuentas disponibles antes de que la víctima comprenda la magnitud del engaño.
La suplantación de organismos públicos
La campaña criminal trasciende el ámbito digital. Los llamados telefónicos complementan la estrategia, donde los estafadores se presentan como funcionarios de PAMI u otros organismos gubernamentales.
Bajo la excusa de «actualizar credenciales» o «validar cuentas», estos contactos telefónicos amplían significativamente el espectro de información recolectada, aprovechando la confianza natural que los adultos mayores depositan en las instituciones públicas.
Personalización: la evolución más peligrosa
La personalización representa la evolución más inquietante de esta modalidad delictiva. Los ciberdelincuentes investigan activamente las redes sociales de sus objetivos, extrayendo:
- Nombres de familiares
- Ubicaciones frecuentes
- Detalles personales relevantes
Esta investigación previa otorga una credibilidad devastadora a sus comunicaciones fraudulentas, reduciendo dramáticamente las posibilidades de detección temprana.
La educación familiar como escudo protector
Ante esta situación, la educación familiar emerge como elemento crucial en la batalla contra el fraude digital. Compartir información sobre estas estafas con adultos mayores, explicar detalladamente las características de estos engaños y establecer protocolos de consulta familiar antes de responder a comunicaciones sospechosas puede marcar la diferencia definitiva.
La prevención sigue siendo la herramienta más poderosa contra estos ataques. Cuando los adultos mayores conocen las técnicas utilizadas por los estafadores, se convierten en objetivos mucho más difíciles de vulnerar, protegiendo tanto su patrimonio como su tranquilidad emocional.








