Inicio Empresas y Negocios Henry Paulson, el rescate financiero y el crony capitalism norteamericano

Henry Paulson, el rescate financiero y el crony capitalism norteamericano

El término “crony capitalism” describe sistemas políticos, económicos y sociales aparentemente capitalistas pero donde las ventajas competitivas no surgen del espíritu emprendedor, la innovación y la toma de riesgos sino de las relaciones con funcionarios públicos.

El “capitalismo de amigos” es habitualmente citado para definir a la Rusia post soviética y a pueblos en vías de desarrollo.

Pero los Estados Unidos, tantas veces (¿erróneamente?) admirado como ejemplo de capitalismo transparente e “incentivos correctos”, parece avanzar a paso redoblado hacia un sistema de “amigotes” en estos tiempos de crisis financiera.

Para comprender este fenómeno, es muy recomendable la lectura de un artículo publicado en Alternet sobre los entretelones económicos, políticos y legales del plan propuesto por el Secretario del Tesoro, Henry Paulson, para comprar, a precios subsidiadísimos, activos tóxicos de hipotecas.

Más allá de cuál sea el proyecto finalmente aprobado por el Congreso norteamericano, es interesante evaluar algunos aspectos de la preparación del plan de rescate.

Paulson, el todopoderoso

Los sistemas democráticos se basan en el principio de separación de poderes, un concepto que puede rastrearse hasta la república de Roma pero que recién encontró su formulación moderna en “El Espíritu de las Leyes”, del filósofo francés Montesquieu.

La Constitución de los Estados Unidos, desde luego, se inspira sobre estos principios.

Pero, curiosamente, la propuesta original del salvataje prevé otorgar poderes especiales al Ejecutivo para asignar a discreción los dólares de los contribuyentes.

Más sorprendente aún: las acciones tomadas en medio de la emergencia no estarán sujetas al escrutinio de ninguna corte de justicia ni agencia gubernamental (es decir, de los poderes legislativo y judicial).

Pero, ¿por qué es necesaria esta cláusula? ¿Acaso hay algo que ocultar?

Paulson, el banquero de inversión

Quizá podamos encontrar algo de orientación para responder a estos interrogantes viendo quién es Henry Paulson.

Lo cierto es que el actual Secretario del Tesoro es una persona del riñón de Wall Street. En efecto, fue CEO del banco de inversión Goldman Sachs desde 1999 hasta 2006, cuando Bush le ofreció su actual puesto.

Desde Goldman Sachs, Paulson fue uno de los ejecutivos que lideraron la burbuja especulativa hipotecaria. Y, por supuesto, también fue de los que cobraron jugosísimos bonus y recibieron stock options por extraordinarios resultados de corto plazo.

En 2006, para evitar conflictos de intereses, la ley estadounidense exigió a Paulson que vendiera todas sus acciones de Goldman Sachs, antes de asumir como Secretario del Tesoro.

La legislación otorga generosísimas exenciones impositivas para directivos que se desprendan de acciones de empresas privadas antes de tomar un puesto público. Así, según un artículo de Fortune, Paulson vendió acciones de Goldman Sachs por 500 millones de dólares y se ahorró decenas de millones en impuestos.

Ahora bien, desde la quiebra de Lehman y las ventas forzadas de Bear Stearns y Merrill Lynch, los bancos de inversión Morgan Stanley y Goldman Sachs siguen tremendamente apalancados en un océano de papeles de bajo valor, papeles que Paulson y demás ejecutivos de Wall Street han acumulado mientras cobraban sus suculentos bonus.

Y lo cierto es que buena parte de los 700 mil millones se destinarán a la compra de activos de la ex empresa del Secretario del Tesoro (quien, como hemos visto, no tendrá que responder ante las cortes por el uso que dará al dinero).

En definitiva, este artículo no pretende emitir juicio alguno sobre las razones económicas que podrían justificar (o no) el rescate del sistema financiero.

Mi intención es, por el contrario, plantear algunos interrogantes de governance.

En su dramático discurso a los contribuyentes norteamericanos acerca de la importancia de la aprobación legislativa del plan, el presidente Bush dijo: “Más allá de los ajustes de mercado y las instancias de abuso, el capitalismo democrático es el mejor sistema jamás concebido. Ha desatado los talentos, la productividad y el espíritu emprendedor de nuestros ciudadanos. Ha hecho a este país el mejor lugar del mundo para invertir y hacer negocios”.

No obstante, ahora que los Estados Unidos parecen avanzar a paso firme hacia el “crony capitalism”, se abre un nuevo interrogante: ¿qué tipo de empresarios y qué clase de negocios atraerá, en el futuro, un país de ganancias privadas y pérdidas socializadas?